Megacable compró Axtel en 2019 por 60 millones de dólares. La operación, autorizada por el IFT, involucró la transferencia de 1,370 kilómetros de red de fibra óptica y el traspaso de 55,000 clientes, entre residenciales y micro-negocios.
Entonces el IFT advirtió que Megacable establecería concentraciones inusuales en algunos municipios del país, pero aprobó la operación como una forma de generar un contrapeso para el agente económico preponderante, Telmex-Telcel.
El IFT considera a una empresa con "poder sustancial" cuando tiene una elevada participación de mercado en ciertas regiones específicas, conocidas como mercados relevantes, y en donde los demás participantes no tienen la misma capacidad para ejercer un contrapeso en esas regiones.
Megacable asegura que Axtel representa "una pequeña porción" de sus operaciones y que por esto "no coincide con los argumentos vertidos por el pleno del IFT".
"El artículo Noveno Transitorio de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión permite este tipo de adquisiciones, por lo que es importante puntualizar que la investigación no se derivó de la realización de ninguna clase de conducta anticompetitiva por parte de Megacable", explica la compañía en el comunicado.
Además, la empresa asegura que los argumentos vertidos por el Pleno del IFT, no reflejan la realidad del mercado en 2019, cuando inició la investigación, ni en 2020.
"Desde hace muchos años la industria de telecomunicaciones es un mercado abierto con franca competencia, en la cual Megacable se enfrenta a operadores más grandes en términos de infraestructura o número de suscriptores", asegura la compañía.
Sóstenes Díaz, comisionado del IFT, dijo que tras la resolución, se le notifica a la unidad de política regulatoria del instituto, para que determine si se establece o no una regulación asimétrica para Megacable en esos mercados.
