A partir de entonces, otros puertos, como Progreso, Puerto Vallarta y Mazatlán, comenzaron poco a poco a recibir buques. La gran esperanza es la temporada alta, que abarca de diciembre a marzo. “Este es un mercado que tiene un público muy leal”, explica Darío Flota, director del Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo. “A la gente le gusta viajar, lo hace de una a dos veces al año. Creo que el segmento va a tardar un poco en recuperarse, pero ya está teniendo movimiento”.
Incluso hay empresas nuevas que han elegido México como destino de sus embarcaciones, como el crucero Scarlet Lady, de la compañía Virgin Voyages, que hizo su primer arribo a Cozumel en octubre; y la embarcación Navigator of the Seas, de Royal Caribbean, que llegó a Cabo San Lucas.
El optimismo con el que el sector cerraba 2021 se ha opacado ligeramente con la llegada de la variante ómicron. Royal Caribbean reconoció la última semana de diciembre que afrontaba una caída en las reservas y un aumento en las cancelaciones a medida que se propagan los casos de Covid-19 en Estados Unidos. Pero, aun con ello, el operador de cruceros dijo que el descenso no era tan severo como la crisis experimentada durante la ola causada por la variante delta a inicios del año pasado.
La compañía dijo que si bien los viajes para la segunda mitad de 2022 continúan reservándose dentro de rangos históricos, los factores de reservas en la primera mitad de 2022 permanecen por debajo.
Menores capacidades
La reactivación cada vez abarca más puertos, pero la capacidad de los barcos sigue limitada por las regulaciones de los países, por lo que hay menos cruceristas por cada embarcación.
Cozumel, por ejemplo, recibió en el periodo de enero a septiembre de 2019 un promedio de 3,382 pasajeros por embarcación, mientras que en el mismo periodo de 2021, la cifra bajó a 1,740 pasajeros, un 49% menos, de acuerdo con datos de la Secretaría de Marina. A nivel nacional, el promedio de cruceristas por embarcación disminuyó 42%.