Aquel fue el primero de una larga lista de proyectos que sólo se haría más grande con el pasar de los años. Entre 1968 y 2014, se han evaluado al menos 11 alternativas para construir un nuevo aeropuerto para la Ciudad de México, o ampliar las capacidades del propio AICM.
Mientras a finales de los 60 la apuesta era un nuevo aeropuerto en Zumpango, para 1970 se evaluó ampliar el actual AICM hacia el noroeste con dos pistas que ocuparían los terrenos de rellenos sanitarios de aquel momento. Incluso la opción de Texcoco se evaluó por primera vez en 1979, y Santa Lucía tuvo un estudio previo en 1993 como una alternativa de sustitución, que implicaba el cierre del AICM.
Entonces ¿por qué la Ciudad de México no ha tenido un nuevo aeropuerto en más de 50 años, aun después de más de una decena de estudios? Más allá de problemas geográficos o presupuestales –que han sido factores determinantes en algunos casos–, los especialistas consideran que todo se ha reducido a una cuestiones presupuestales en un inicio, y más recientemente de carácter político.
Texcoco y Santa Lucía, alternativas desde los 70
En 1968, dentro de los requisitos del Comité Olímpico Nacional estaba mejorar la infraestructura aeroportuaria de la Ciudad de México para albergar los Juegos Olímpicos de 1968, por lo que se evaluó la opción de Zumpango, relata Juan Antonio José Pacheco, socio consultor de JJ & Global Consulting y delegado en México de ITA Aérea.
Sin embargo, el tamaño del problema resultaba relativamente inferior si se le compara con el abrupto crecimiento que tendría el tráfico aéreo del AICM en las siguientes décadas. Mientras en 1968 se registraban poco más de 3 millones de pasajeros anuales, de acuerdo con datos de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), para 2014 la saturación alcanzó al aeropuerto con un tráfico de más de 45 millones de usuarios, que incluso rebasarían los 50 millones en 2019.

Pero la opción de construir dos pistas paralelas en Zumpango con una operación simultánea y una pista transversal, que generaría una capacidad de aproximadamente 19 millones de pasajeros y 300,000 operaciones por año para 1991, fue descartada, y en su lugar se optó por modernizar al AICM. “El Benito Juárez recibió algunas mejoras cosméticas, y se descartó Zumpango, que irónicamente estaba cerca de donde hoy se encuentra Santa Lucía”, relata José Pacheco.