Hubo advertencias desde 2018 sobre los riesgos de reconfigurar el espacio aéreo

El nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) fue inaugurado el 21 de marzo pasado. Dos meses antes, en enero, la Asociación aeronáutica internacional IATA respaldó el rediseño del espacio aéreo para el funcionamiento del sistema aeroportuario capitalino que integraría la operación de los tres aeropuertos, el nuevo de Santa Lucía, el AICM y el de Toluca, y lo calificó como “muy responsable”.

El aeropuerto Felipe Ángeles está situado a unos 50 kilómetros al norte del centro de la capital y está destinado a reducir la saturación que el AICM enfrenta desde 2004, según cálculos de Mitre. Sin embargo, su entrada en operaciones ha complicado las del saturado aeropuerto capitalino, que diariamente registra alrededor de 900 vuelos.

Recientemente el Sindicato Nacional de Controladores de Tránsito Aéreo (Sinacta) reportó que entre diciembre de 2021 y marzo de este año, se han registrado al menos 30 incidentes aéreos “graves” en México debido a varias causas, entre las que influyen los cambios en el espacio aéreo a partir de su reconfiguración y las condiciones laborales del personal a cargo de la gestión del tráfico.

El incidente más reciente ocurrió el 6 de mayo entre dos aviones operados por la aerolínea Volaris, que casi chocan en una de las pistas del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México cuando la aeronave que provenía de Mazatlán, Sinaloa, recibió permiso del controlador para aterrizar, mientras otra aeronave esperaba despegar con rumbo a Guatemala.

Entre los problemas señalados por Mitre en 2018 estaba el hecho de que, ante la abrupta orografía de la CDMX, el sistema operativo de los tres aeropuertos debía hacerse partiendo del espacio aéreo y no del diseño de las pistas. “La idea de que sumar pistas equivale automáticamente a mayor capacidad, sin importar la geometría (“configuración”) de las pistas, obstáculos, el espacio aéreo y simulaciones en tiempo real, es errónea”.