Los precios de los hidrocarburos han subido con fuerza en los últimos meses debido a los temores de desabastecimiento y las sanciones aplicadas a Rusia, gran exportador de petróleo y gas.
Este conflicto "ha causado perturbaciones significativas en los mercados de energía global y ha mostrado que una energía segura, fiable y asequible no se puede dar por supuesta", dijo el jefe ejecutivo de Shell, Ben van Beurden.
"Los impactos de esta incertidumbre y los gastos más elevados que conlleva se sienten por todas partes", añadió.
El grupo energético anunció a finales de febrero que iba a vender su participación en todas las empresas conjuntas con el gigante estatal ruso Gazprom lo que, según anunció el mes pasado, iba a repercutir en entre 4,000 y 5,000 millones de dólares en sus resultados trimestrales.
La afectación es menor que la sufrida por su rival británico BP, que anunció el martes la mayor pérdida trimestral de su historia, 20,400 millones de dólares, marcada por un recargo de 25,500 millones por su salida de Rusia.
"No podemos rastrear dónde se origina el crudo"
Shell ya no comercializa petróleo ruso y planea rescindir la mayoría de sus contratos de compra a Rusia a largo plazo para fin de año, sin embargo, Ben van Beurden advirtió que es realmente complicado tener la trazabilidad del crudo que refinan.
"No tenemos sistemas en el mundo que rastreen si esa molécula en particular se originó en una formación geológica en Rusia (...) eso no existe", dijo a periodistas el presidente ejecutivo de Shell, después de que la compañía británica informó una ganancia récord en el primer trimestre.
Rusia suministró el año pasado más de una cuarta parte del petróleo crudo y productos refinados de Europa.
Las sanciones actuales no tienen en cuenta dónde se refina y trata el crudo ruso. "Entonces, por lo tanto, el diesel que sale de una refinería india que fue alimentada con crudo ruso se considera diesel indio", explicó.
Con información de AFP y Reuters