“Lo que hay que decir sobre CFE es que el monto, aunque creció mucho, es un monto mucho más modesto [que el reportado por Pemex], pero hay que tomar en cuenta que CFE ha reportado pérdidas en los últimos dos años, entonces no tiene recursos suficientes para ir pagando estos vencimientos”, dice Víctor Gómez Ayala, un economista y analista financiero.
La estatal ha incurrido en costos extras durante los últimos meses, derivado principalmente de los altos precios del gas natural, el combustible que más utiliza y que ha registrado fuertes incrementos en los últimos meses, a medida de que no cesan las tensiones en Europa del este y el suministro hacia el continente continúa en incertidumbre. La deuda financiera de largo plazo no ha corrido la misma suerte y se ha mantenido prácticamente estable en los últimos doce meses, con un aumento de apenas 1.3%, según los reportes de la compañía.
Los analistas ya anticipan una nueva presión financiera para la compañía: la estatal no tienen necesariamente que pagar estos montos en los próximos meses, pero la falta de liquidez la obligará a optar por un refinanciamiento y las altas tasas de interés que ahora permean en el mercado harán más costosa la estrategia. La compañía ha registrado una pérdida neta de 50,000 millones de pesos en lo que va del año y ha visto fuertes incrementos en sus costos. Los analistas dicen que esto indica que la estatal no contaría con la liquidez para cumplir con sus obligaciones de pago en el corto plazo. “Lo que nos dicen los números es que el dinero o las cuentas por cobrar no son suficientes para pagar su deuda de corto plazo”, dice Diego Diego Díaz, investigador del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO).
El Banco de México, así como otros bancos centrales, ha seguido una estrategia basada en incrementar sus tasas de referencia para contener la inflación. Y la estatal, como otros emisores de deuda, se han visto afectadas por esto. “No tienen que liquidar esa deuda en los próximos doce meses, sino el principal riesgo es en qué condiciones de mercado tendrán que refinanciar esa deuda. Mientras más deuda de corto plazo tengas, más te expones a que en el proceso de refinanciamiento, el monto expuesto al incremento de tasas de corto plazo por parte de los bancos centrales sea mayor”, explica Gómez Ayala.
El pasivo circulante de la compañía –que incluye la deuda a proveedores y el pago de impuestos, entre otros rubros– también creció de manera significativa al cierre del último trimestre y terminó en 275,000 millones de pesos, un aumento de casi 35%. A la par, los activos circulantes de la estatal disminuyeron casi en 11% hasta los 237,000 millones de pesos. Por primera vez en mucho tiempo, los pasivos de la compañía rebasaron el valor de los activos de ésta.
El investigador del IMCO explica que esta diferencia suele denominarse como capital de trabajo, una medida que suele ser una medida de liquidez de la empresa, es decir, qué tanto pueden las compañías hacer frente a sus obligaciones de corto plazo con los recursos que tendrá en el mismo periodo. Y en el caso de la CFE este indicador ya es asimétrico y ha pasado de ser positivo a negativo.
“No sabemos cómo se va a comportar en los siguientes meses, pero a esta fecha de corte al 30 de septiembre, lo que refleja es una presión en las finanzas de la empresa en términos de que podría tener una menor liquidez para hacer frente a sus obligaciones con plazos menores a un año”, explica en entrevista.
Los números de la compañía, dicen los analistas, dan a inferir que su estrategia podría basarse en algo similar a lo que ha hecho la administración de Pemex: refinanciar la deuda de corto plazo para ser pagada en años siguientes.
El problema que infieren es el entorno de adverso de altas tasas, la baja en el valor de los activos circulantes de la compañía que le dan un menor margen de negociación y la posibilidad de que se genere una dinámica en donde, a falta de recursos, se opte por refinanciar los pasivos en condiciones que no necesariamente sean buenas para la estatal.
“El riesgo no es que pateen la deuda, es que la pateen en una estrategia de corto plazo que haga que se vuelva una bola de nieve muy próxima, el riesgo está en que esto se convierta en una estrategia de refinanciamiento continuo y que deba de hacerse en condiciones de tasas más duras”, dice Gómez Ayala.