Pero el avance no ha sido suficiente: el país, que desde hace años depende de las importaciones de combustibles, continúa realizando grandes compras de gasolina al extranjero, de acuerdo con los datos reportados por la estatal Pemex, la Secretaría de Energía y otras dependencias.
En 2018 –el último año del sexenio priista– del total de gasolina que se compró en el país, el 79% provino del extranjero, principalmente de Estados Unidos. En lo que va de este año, y con una mayor utilización de los complejos de refinación de Pemex, el porcentaje se ha reducido a 63.4%. Pese a ello, como muestran los datos, la mayoría de gasolina aún es traída del extranjero, en una mezcla entre lo que importa Pemex y las compañías privadas que participan en el mercado.
La promesa presidencial es acabar con la importación de gasolinas el año próximo. Esto implicaría llevar a los complejos de Pemex a casi triplicar la producción actual. En lo que va del año, las refinerías han reportado una producción promedio de 271,000 barriles de gasolina al día y para completar el consumo nacional se importan cerca de 492,000 barriles por día. El presidente no ha aclarado qué pasará con las importaciones hechas por los participantes privados y si éstas continuarán como parte del objetivo de lograr la llamada autosuficiencia.
Las refinerías de Pemex han avanzado en la producción de gasolinas, pero el ritmo aún es lento. En cinco años la producción del combustible en los seis complejos de Pemex –excluyendo a Deer Park– aumentó en 31%. Este porcentaje se obtiene de comparar la producción de 2018 y la registrada en lo que va del año. Pero aunque el avance ha sido significativo, esto ha implicado sólo la elaboración de poco más de 60,000 barriles diarios de gasolina.
El plan para lograr que México termine con las compras de gasolinas al extranjero no puede incluir a Deer Park. La refinería, que Pemex compró a Shell hace unos años, destina hasta ahora menos del 10% de su producción a México. Según han explicado fuentes de la estatal, el complejo tiene compromisos de largo plazo y contratos que fueron firmados por Shell antes de la adquisición, lo que impide que más de su producción tenga como destino el país.
Entonces es que la fórmula presidencial incluye adherir lo producido en la refinería Dos Bocas en el conteo para lograr el objetivo. El inicio de la producción en Tabasco fue anunciado el viernes pasado, pero el complejo, cuyo nombre oficial es Olmeca, aún no produce gasolinas de grado comercial que puedan venderse en el corto plazo en el mercado. Según las cifras del último informe de gobierno, el complejo refinará a finales de este año 290,000 barriles diarios de combustibles, pero los analistas lo avizoran complicado.
Esto, explican, implicaría llevar a que más del 80% del crudo procesado en Dos Bocas sea convertido en combustible. Una tarea que se antoja difícil para un complejo que aún no ha comenzado operaciones formales y que además utiliza crudo pesado –una mezcla que regularmente tiene como resultado un menor porcentaje de gasolinas de alto valor en comparación con el petróleo ligero–.
El tiempo es corto y aunque Dos Bocas logre avanzar como lo prometido, las cifras no logran el objetivo. En el mejor escenario, en el que se cumplieran las promesas del gobierno morenista, Dos Bocas produciría 170,000 barriles de gasolina al día. Se trata de apenas del 35% de las importaciones actuales de gasolina. El restante debería de ser producido por las refinerías actuales de la estatal, principalmente por Tula y Salina Cruz donde actualmente se construyen plantas coquizadoras para transformar combustóleo –el principal producto de Pemex en gasolina– y un año, dicen los analistas, es un periodo muy corto para lograr la meta.
Las seis refinerías de Pemex actualmente operan al 42% de su capacidad. Lograr el objetivo presidencial implicaría llevarlas hasta un 85%. “¿Cómo puedes ser autosuficiente, aunque hagas la reconfiguración de las refinerías, si en los próximos 10 años no se prevé que baje la demanda? Vamos a seguir importando, queramos o no. Si en los últimos cinco años se ha aumentado el procesamiento de las refinerías en menos del 10%, es complicado que en un año se sume un 35%”, dice Ramses Pech, un analista del sector.