Así, el plan del gigante petrolero de convertirse en un gran competidor del mercado mexicano se disipó. Y la expectativa de la reforma de lograr producción desde los bloques de aguas profundas en el golfo de México para 2028 también está desapareciendo.
Más de una decena de petroleras han comenzado a abandonar los proyectos de los que se hicieron a raíz de la reforma, cuando a la estatal Pemex se le quitó la exclusividad del mercado de explotación de petróleo. La lista es larga y se asoman gigantes del mercado, como British Petroleum (BP), Repsol, TotalEnergies, Chevron, Eni y Equinor. Algunas, como esta última, han decidido abandonar por completo el país.
La estadounidense ExxonMobil ya decidió también cerrar en México su negocio de exploración y producción de crudo, aunque el anuncio no lo ha hecho de manera formal. La compañía fue la primera en dejar un bloque, a inicios del primer semestre de 2020, antes incluso de terminar con las labores de exploración. Dejó un área en aguas profundas, en el Cinturón Plegado Perdido, que había ganado en 2016 en conjunto con la francesa Total; señaló que no lo consideraba de interés comercial y pagó al Estado una sanción de 21 millones de dólares por abandonar un contrato que tenía una vigencia de 35 años.
Ahora, ha decidido concentrar sus esfuerzos en la comercialización e importación de gasolinas y en expandir sus estaciones de servicio. La petrolera fue consultada, pero declinó hacer comentarios.
En una revisión de los documentos públicos del regulador del mercado, existen al menos 30 procedimientos de renuncia anticipada de contratos petroleros en su fase inicial o ya concluida. La Asociación Mexicana de la Industria de Hidrocarburos (Amexhi) tiene en sus registros la terminación ya concluida de 15 contratos antes de tiempo y al menos 10 en proceso.
Entre los analistas consultados, el consenso es claro: la falta de rentabilidad de los campos o la ausencia de hidrocarburos han hecho que las compañías dejen los contratos. Dicen que así funciona el mercado, que se trata de movimientos normales en los ejercicios petroleros y que la ausencia de más rondas de licitación –canceladas durante el sexenio– han dejado la puerta abierta a que las empresas se marchen, aunque sólo la noruega Equinor –antes Statoil– ha anunciado su salida de México de manera formal, con la explicación de que buscaría enfocar sus esfuerzos en negocios más alineados con la transición energética.
Los expertos también señalan que el clima político ha ayudado poco, que el cierre de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador a las conversaciones y arreglos con el sector privado ha influido en el lento avance de las actividades pactadas en los contratos. Un directivo de una de las petroleras en el país, que habló bajo condición de anonimato, explica que lo acontecido con el megayacimiento Zama –el primer descubrimiento de petróleo hecho por privados– y la decisión de la Secretaría de Energía de dejar la explotación a Pemex en lugar de a la estadounidense Talos Energy ha jugado igualmente en contra y que los ánimos han bajado, aunque ninguna petrolera ha admitido públicamente esto.
“Lo importante para mí, el resultado de todo esto, no significa que las empresas no tengan interés en México, sino que simplemente lo que hacen es optimizar su portafolio y decidir dónde quieren concentrar sus baterías”, afirma Merlin Cochran, director general de la Amexhi. “Todo lo que sucede es completamente normal y a falta de nuevas oportunidades, lo único que hay es el mercado secundario y entonces ves a empresas que venden sus participaciones y veremos más de esto. Eventualmente, las empresas van a tener que, si no, no tenemos oportunidades, tomar una decisión para su futuro”
En las reuniones a puerta cerrada entre el gobierno federal y las petroleras privadas, explican los analistas y directivos entrevistados, ha existido la petición constante desde los primeros días del sexenio de continuar con las rondas petroleras, que fueron canceladas en los primeros meses del gobierno morenista. Pero no han visto una respuesta positiva a su solicitud y la administración de López Obrador ya está por concluir. “Eso (la cancelación de las rondas) siempre ha sido un reclamo porque las empresas siguen interesadas, pero siempre la respuesta fue que no iba a haber más. Es ahí que esto se vuelve un tema político y que lo seguirá siendo al menos durante las elecciones del año próximo, el cierre del mercado sigue en la agenda y de ahí dependerá el dinamismo del mercado a futuro”, dice Andrés Armijos, líder para América Latina de la consultora Welligence.