En 2023 en el país se generaron 15,629 gigawatt-hora (GWh) en las hidroeléctricas, una baja de 47% respecto a lo reportado un año antes, de acuerdo con los datos del Cenace. El organismo sólo muestra cifras desde 2016. Tomando en cuenta este último, la producción hidroeléctrica del año pasado es la más baja de la que se tiene registro.
La baja se ha dado pese a la política de la Secretaría de Energía de priorizar el uso de las hidroeléctricas. La explicación recae en la situación histórica por la que atraviesa el país. Los datos oficiales del Servicio Meteorológico Nacional han clasificado al 2023 como el año con más nivel de sequía en el país del que se tiene registro.
La energía hidroeléctrica se produce al liberar agua de las presas, que por ahora se han mantenido en niveles muy por debajo de lo usual. Los datos del Sistema Nacional de Información del Agua indican que 116 de las 210 grandes presas en el país están al menos de la mitad de su capacidad. Así, el panorama para la generación de energía mediante estas centrales será aún complicado.
Al 1 de febrero pasado, en el país se habían generado 757 GWh en las hidroeléctricas, una cantidad 25% a la que se registró en esta misma fecha del año pasado. De seguir esta tendencia, este 2024 podría romper el récord como el año en el que menos electricidad se genera en estas plantas, la mayoría propiedad de la estatal CFE.
Combustibles fósiles cobran relevancia
La baja en la generación de electricidad mediante las hidroeléctricas trae consigo un efecto en segundo plano, el aumento en la utilización de las centrales que utilizan combustibles fósiles, principalmente de gas natural, el hidrocarburo que más se usa en las plantas de la CFE. El gobierno federal ha mantenido una política de no crecer la capacidad de generación renovable –eólica y solar– y con ello el aumento en la demanda se cubre con los activos ya existentes.
Los analistas ya habían asegurado que el plan del gobierno federal por incrementar el uso de las hidroeléctricas –a las que se les ha dado prioridad presupuestaria durante el sexenio– se vería frenada por las inminentes sequías provocadas en gran parte por el cambio climático. Cuando estas azotan al país, por regulación se debe priorizar el consumo humano y el agrícola.