La estatal Pemex tiene una gran deuda a la que hacer frente en los próximos cuatro años. La compañía deberá pagar a sus tenedores –o refinanciar– la mitad del total de su deuda en la primera parte del siguiente sexenio. Así, la administración obradorista heredará a su sucesora la obligación de apoyar a la petrolera que, debido a su estado financiero, no puede hacerse cargo de sus pasivos de manera autónoma.
Pemex sumó a finales del año pasado una deuda por 1.79 billones de pesos. Esta equivale al 5.6% del PIB, de acuerdo con un cálculo hecho por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Entre 2024 y 2027, la petrolera tiene vencimientos de deuda por 898 mil millones de pesos. Lo restante deberá pagarlo a partir de enero de 2028.
“Que tengan esa cantidad de deuda que pagar no significa que lo vayan a desembolsar de manera inmediata, podrían refinanciar, como lo han hecho de manera constante en esta administración, o ir al mercado y obtener más deuda para pagar las amortizaciones”, dice Oscar Ocampo, investigador del IMCO. “No importa quién quede como presidenta, los apoyos a Pemex deberán seguir”.
La Secretaría de Hacienda ha optado por salir al mercado de deuda e inyectar el capital a la compañía para que ésta haga frente a sus obligaciones con los tenedores. La estrategia se ha optado en respuesta a las altas tasas de interés a las que la compañía está expuesta debido a su calificación crediticia, que está dentro del grado especulativo.