“Va a haber una modificación o un cambio de las capacidades técnicas o del entrenamiento específico de la gente, de un tipo de manufactura que tenemos el día de hoy; por ello es que en la migración hacia el uso de este tipo de tecnología estamos pensando en nuestra gente y en cómo nuestra plantilla actual migra a este tipo de digital factory”, precisa el ejecutivo.
Domar la vorágine
De acuerdo con Eric Ramírez, director regional de América Latina de Urban Science, aprovechar la bonanza que trae la tendencia del nearshoring automotriz al país es una tarea que lleva varios años gestándose. Desde la entrada del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en 1994, la fabricación de vehículos detonó en México, pero justamente la oportunidad que abre esta nueva oleada es especializar esta fabricación.
Quedarse solo en la escala de manufacturar es riesgoso y se debe lograr exportar, pero también tener un enfoque más innovador y tecnológico a la hora de estar haciendo la tercerización de servicios que ofrece el nearshoring, señala el especialista. “La manufactura en México sigue creciendo, durante estos seis años, afortunadamente, ha crecido la exportación, pero, la verdad, no a la velocidad que traíamos”.
Como Brizuela, Ramírez coincide en que se debe tener talento especializado, infraestructura y condiciones para poder impulsar la industria. “Antes, el esquema de contenido local era muy pobre, a pesar de que había una ley desde mediados de los 60 de contenido nacional. Esa es la diferencia entre un buen nearshoring y uno malo. Los extremos es que nada más se haga maquila y se utilice la mano de obra barata de México. El extremo positivo es que se haga una verdadera integración de las cadenas productivas”, agrega.
Ramírez señala que la nueva versión del tratado de libre comercio, el T-MEC, está demandando que el 70% de la producción sea nacional, lo que justamente ayudará a que se incentive este nearshoring positivo.
El reporte de Banxico también señala que incluso las firmas no exportadoras podrían beneficiarse en la medida en que se expanda la producción nacional para satisfacer la nueva demanda generada por este fenómeno. Además, la derrama que se daría a través de los vínculos de proveeduría o la provisión de servicios entre compañías sería un acicate para la industria nacional.
“México es el país más importante para este tipo de sector en el área de Latinoamérica. El 80% de nuestra operación está aquí, aunque estamos teniendo algo de negocios en Brasil, ahí se ve más un consumo local, mientras que en la parte médica, Puerto Rico y República Dominicana son relevantes” afirma Brizuela sobre las operaciones de Jabil en la región.