“Tenemos un equipo muy sólido para negociar con nuestras contrapartes. Es muy importante y no olvidemos que México es el primer socio comercial de Estados Unidos. Este tejido de 30 años es difícil de romper”.
Ayer, el candidato republicano, Donald Trump, advirtió que si gana la elección presidencial, México “no va a vender ni un solo coche en Estados Unidos”, porque prevé imponer aranceles “terribles” para "traer de vuelta" a las empresas al país.
Sobre el comentario, Cervantes dijo que es una postura muy nacionalista, pero que ya será la industria automotriz de Estados Unidos a la que le tocará negociar con el empresario estadounidense.
Añadió que pese a las amenazas, México tiene gente capacitada en los tratados y como ejemplo está que desde su origen, como Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN), el equipo está muy integrado para este tipo de negociaciones.
Un motor acelerado
La presidenta del Inegi, Graciela Márquez, reconoció que la industria automotriz del país es de gran impacto y que está conectada con diversas actividades, lo que hace que sea de gran peso para la economía nacional.
Dijo que es de tal tamaño que si se toma el valor de su producción su peso es equivalente al PIB de Guanajuato, “que no es un estado pobre”.
Comentó que uno de los espacios importantes que tiene es la incorporación de más mujeres, pero confió que en la medida en la que se necesite más gente capacitada, sobre todo en carreras de ciencia y tecnología se puede ampliar la presencia de ellas y en consecuencia también la de la productividad de la industria.
Rodrigo Centeno, CEO Nissan México, también resaltó el peso de esta actividad porque hay alrededor de 2 millones de familias que dependen y gozan de los trabajos y los ingresos que genera.
Expuso que para la revisión del T-MEC será fundamental estar unidos como gremio para mostrar el peso y la relevancia que tiene para todos.
