Alejandro Ramírez tiene una lista de películas que sabe que no se debe perder. Las anota para que no se le olviden, después de alguna recomendación en conversaciones con amigos o cineastas. Entre reuniones, viajes y su trabajo diario, el empresario ve al menos una o dos cintas a la semana. La cifra sube cuando va a festivales, especialmente, a Sundance, Cannes y la cita marcada a fuego en su calendario, el de Morelia, que cada año lleva en octubre a la capital michoacana lo mejor del cine nacional e internacional y a un buen puñado de estrellas, que pueden verse pasear por el centro de la ciudad, como el resto de los asistentes.
Alejandro Ramírez, CEO de Cinépolis: las experiencias que le formaron como líder
Le gusta también recomendar y no duda en mencionar las dos que más le impresionaron el año pasado. “Mi favorita fue Anatomía de una caída, de Justine Triet, que ganó la Palma de Oro, en Cannes (entre toda una cosecha de premios, incluido el Óscar al mejor guion original). Para mí, es la mejor película de 2023. También Zona de interés, con la misma actriz (Sandra Hüller)”, dice.
Y retoma el tema con tres cintas más: Emilia Pérez, de Jacques Audiard, premio del Jurado a la mejor interpretación femenina en Cannes 2024; The Brutalist, de Brady Corbet, estrenada en el Festival de Venecia, y Super/Man: la historia de Christopher Reeve, un documental sobre la vida del actor que se estrenó este año en Sundance. Las tres se pueden ver este año en el Festival Internacional de Cine de Morelia, que se lleva a cabo esta semana y tiene su cierre el 27 de octubre.
No es común hablar tanto de cine en una entrevista con un empresario. Pero lo atípico se convierte en normal si se trata del CEO de Cinépolis, la cuarta cadena de cines más grande del mundo y en una fuerte pelea por el tercer puesto. El ejecutivo lidera la empresa fundada por su abuelo y su padre, pero, a pesar de su amor por el cine, no siempre tuvo claro que formaría parte del negocio familiar. “Realmente yo tenía vislumbrada una carrera más en el sector de organismos internacionales, por eso había estudiado Economía y luego había hecho un posgrado en Desarrollo Económico”, explica.
Su primer trabajo fue en el Banco Mundial, en Washington, y después, en el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en la oficina que elabora el Índice de Desarrollo Humano, lo que le permitió viajar a países en desarrollo, como Brasil, India o Indonesia. Tenía 26 años y una oferta para seguir en la ONU, en el programa de Oficiales Profesionales Jóvenes (JPO) para realizar trabajo de campo dentro de la oficina del PNUD. Su idea entonces era seguir en organismos multilaterales, pero llegó el llamado de su familia.
La historia es conocida. Ramírez recibió un sobre con recortes de periódico sobre la entrada de nuevas cadenas de cine al país y un mensaje: “Álex, te necesitamos”. Así llegó al área de operaciones de la empresa en 1996, con una experiencia previa que pudo incorporar a su forma de ver el negocio. “Me permitió tener una visión más amplia del contexto en el que se desarrollan las empresas, de los retos que tenemos como país en desarrollo, y luego nosotros hemos incursionado en muchos otros países de Latinoamérica, pero también de otras latitudes”, comenta. “Creo que la experiencia de haber trabajado en estos organismos me ha permitido tener una visión más amplia del mundo. Y creo que me ha formado, ha influido en quien soy como director general de esta empresa y en las cosas que hemos podido detonar dentro de la compañía”.
Tras un paréntesis en el que estudió un MBA en Harvard y continuó su posgrado, también trabajó como secretario técnico del Gabinete de Desarrollo Humano y Social en el gobierno federal y como representante de México ante la OCDE, en París. Pero, de nuevo, llegó un ofrecimiento de su familia en 2004, en este caso, para volver a la empresa con miras a ser considerado para la dirección general, a la que llegó en 2006.
Cinépolis, una empresa de Michoacán
Cinépolis ocupa la posición 47 en la edición 2024 de ‘Las 500 empresas más importantes de México’, la 29 si solo tomamos en cuenta las compañías mexicanas. Es, además, la única empresa del listado con sede en Michoacán.
Y eso también ha marcado, asegura Ramírez, su desarrollo y el de la organización. “Es parte de nuestro ADN. Somos una empresa que nació en provincia y sigue basada en la ciudad de Morelia, que es donde nació, y a pesar de que estamos en 18 países de tres continentes, nuestro corporativo global sigue estando ahí. Y eso nos ha influido en la empresa que somos, en que nos interese estar en mercados secundarios y no solo en las grandes urbes. Gran parte del crecimiento del cine en los últimos años en México ha sido en ciudades pequeñas que no tenían cines hace 40 años”, afirma.
En la capital michoacana nació también, en 2003, el Festival Internacional de Cine de Morelia, en el que confluyen el amor por su ciudad natal, su pasión por el cine y el trabajo de la empresa; que ha servido igual de trampolín para talento mexicano y que, en opinión de Ramírez, tuvo en 2023 su mejor edición, lo que a la vez pone cada vez la vara más alta.
¿Se puede ser un empresario de la industria del cine sin que te guste el cine? “Lo veo difícil”, responde. “Creo que se puede, sin duda, pero creo que yo no lo haría. Si no te gusta lo que haces, si no te gusta finalmente el producto que vendes o el servicio que das…”, apunta. “Afortunadamente, en mi caso, se alinean las dos cosas. Me encanta el cine y por eso también me encanta la empresa que tenemos”.
Aunque su búsqueda por contribuir en el estado no se limita a Morelia. Durante años les pidieron entrar a la zona de Tierra Caliente, en Apatzingán, que a pesar de sus 126,000 habitantes, no tenía cines. Finalmente, la cadena llegó en agosto de 2022. “Es una zona que, históricamente, ha tenido problemas de violencia. Y, sin embargo, entramos y le ha ido muy bien al cine ahí. Sentimos que contribuimos un poquito a que haya otro tipo de actividad en muchas comunidades”, explica Ramírez.
“Mi decisión de regresar, de quedarme en la empresa familiar y de hacer mi desarrollo profesional dentro, es porque también me di cuenta de que se puede aportar mucho al desarrollo económico y social de un país desde el sector privado. Los mayores generadores de empleo en un país son los empresarios, pequeños, medianos y grandes; nueve de cada 10 empleos del país son del sector privado”, apunta.
Ramírez sostiene que además de empezar por casa, con “una fuerza laboral bien capacitada, bien remunerada, con buena calidad de vida y buen clima laboral”, los empresarios tienen “una gran responsabilidad” de contribuir más allá de la generación de empleo bien remunerado y proveer bienes y servicios a precios competitivos y de buena calidad. “Esa es la misión última de una empresa, pero debemos ir más allá, poner un granito de arena para ayudar a tener comunidades más sanas, más cohesionadas y con mayor desarrollo”, opina.
Más allá del cine
El trabajo de Ramírez no solo se desarrolla en salas de juntas. El lado cultural de la industria lo lleva a viajar a los principales festivales de cine del mundo. “Me permite conocer mejor nuestro negocio”, asegura. Y, de ahí, hacer una mejor oferta para las personas que acuden a las salas de cine.
En una industria en la que lo que mueve a la gente a pagar una entrada es el contenido, también lo ha llevado a apostar por propuestas alternativas. A raíz de la pandemia, sobre todo, con la contracción de contenidos audiovisuales, Cinépolis ha llevado más conciertos a sus complejos, impulsados por el éxito del K-pop, pero también de artistas como Taylor Swift o Coldplay, y anteriormente ya había experimentado con espectáculos deportivos, como la Copa del Mundo de la FIFA o la Champions League.
Interesado en las tendencias del mercado, qué nuevas películas y documentales vienen y, sobre todo, cómo se puede innovar en un negocio tan antiguo, una de las cosas que más le gustan de su trabajo, asegura, es interactuar con la gente y con su equipo, y ver cómo llevan entretenimiento a millones de personas alrededor del mundo. Ahí entra también su otra faceta como empresario, pero fuera de Cinépolis, en los consejos de administración de otras empresas y en organismos como Mexicanos Primero, que preside, o el Consejo Mexicano de Negocios, del que fue presidente entre 2015 y 2019.
Actualmente, Ramírez es consejero independiente de Alfa, El Puerto de Liverpool y suplente en BBVA, lo que le ha permitido ver otras formas de gobierno corporativo y mejores prácticas en empresas públicas. “Seguimos siendo una empresa privada, pero tenemos muchos de los mecanismos y del diseño institucional de una empresa pública. Participar en consejos de otras empresas, públicas y privadas, me ha permitido tener ese referente”, dice. “También tener una visión más amplia de otras industrias, de retos que se presentan y que te permiten ver cómo te adelantas, cómo también manejan su atracción y retención de talento. Todo eso creo que para mí han sido grandes aprendizajes y que me permiten ser un mejor consejero y un mejor director general de Cinépolis”.
Pero, además, Ramírez participa en varios consejos de organizaciones culturales y académicas, como el Instituto Sundance, la Universidad de Harvard y el Museo de la Academia de Cine, que vio nacer. “Más recientemente ingresé al Carnegie Endowment for International Peace, un think tank geopolítico, todo el análisis que hace es para tratar de, como dice su nombre, prevenir guerras, conflictos internacionales”.
Con tanta actividad, el empresario ha aprendido a priorizar. Cinépolis es el centro de sus actividades y, cuando lo invitan a un nuevo consejo en el que le interesa participar, opta por salirse de otro en el que ya lleve varios años, convencido de que también es importante que los consejos se renueven.
Probar, errar, aprender
Desde que Ramírez llegó a Cinépolis, la cadena no ha parado de evolucionar. No solo ha llegado a nuevos mercados internacionales, también ha incursionado en nuevas vetas de negocio, aunque no siempre han tenido el resultado deseado. El directivo pone el ejemplo de Klic al hablar de los proyectos que más le han dolido que no salieran como esperaba. “Fue la apuesta de la empresa para entrar al mundo de las plataformas digitales con una oferta de películas recién estrenadas en cines”, explica.
Pero, durante la pandemia, varios de los estudios de Hollywood lanzaron sus propios servicios de streaming y le retiraron el contenido o lo volvieron económicamente inviable. “Esto nos llevó a tomar la decisión de cerrar la operación en mayo de 2021, con grandes aprendizajes y concentrando nuestros esfuerzos en seguir enriqueciendo la experiencia en nuestras salas”.
Con todo, fue un pilar de la empresa en 2020, cuando la industria atravesaba su peor crisis derivada de la pandemia, que llevó al cierre de salas en todo el mundo. Por eso, para la compañía es importante tener tolerancia a experimentar sabiendo que algunos de esos proyectos pueden no ser exitosos. “Y, sobre todo, tener la humildad de reconocer cuando algo no funciona, pero también la apertura de mente para aprender”, agrega. De ahí que destaque la importancia de desarrollar una cultura en las organizaciones que permita a la gente experimentar sin miedo a que, si el proyecto no funciona, haya una consecuencia negativa.
Cinépolis cumplió 50 años justo en 2021, un periodo complejo y de incertidumbres: la primera, sobre cuánto duraría o cuándo podrían volver los espectadores a las salas. La situación creó una doble coyuntura con el lanzamiento de nuevas plataformas de streaming que multiplicaron la oferta de contenidos en casa, lo que sembró la incógnita para la industria sobre si las personas volverían a pagar una entrada al cine. Lo hicieron y, en 2024, se registró la película más exitosa de todos los tiempos en México: Intensamente 2, que había atraído a más de 25.6 millones de espectadores a las salas de cine hasta el pasado 6 de septiembre.
Después de superar una pandemia, ¿qué le quita el sueño? “Otra pandemia”, contesta. “Me mantengo muy alerta de cualquier posible brote pandémico, de cualquier tipo. (...) Espero que no, y estamos mejor preparados, pero… Y, también, somos un negocio en una industria que tiene más de 120 años y seguimos vigentes, la gran prueba fue la pandemia, pero siempre hay esta incertidumbre, y es otra cosa que me quita el sueño, cómo pasan el tiempo las nuevas generaciones”.
La competencia ya no solo es el streaming, ver películas o series en casa, también las horas que las personas, sobre todo, las más jóvenes, pasan en dispositivos móviles, en redes sociales, viendo TikTok o videos de YouTube. Y en esta competencia por la atención, los cines no han perdido la batalla y siguen atrayendo a nuevos espectadores.
Ramírez también está atento a todo lo que se mueve alrededor de la inteligencia artificial y cómo va a cambiar a la sociedad, la naturaleza del trabajo, pero también el esparcimiento y el entretenimiento. “Esperamos que más bien sean tecnologías que robustezcan nuestro modelo de negocio y que nos permitan seguir siendo relevantes para las nuevas generaciones. Como te decía, es una industria de más de 120 años y la gente sigue apreciando la experiencia comunitaria. Como siempre digo ante la pregunta de si el cine va a seguir siendo relevante, a pesar de tantos contenidos de entretenimiento en casa: también todos tenemos en casa cocina con horno, refrigerador y estufa, y seguimos yendo a restaurantes. Es algo parecido”.