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Comida ‘chatarra’ en escuelas, un problema que va más allá de las marcas

La SEP intensificará la supervisión para restringir productos calóricos en escuelas, enfocándose en evitar su llegada a través de proveedores mayoristas y ventas informales cercanas.
dom 03 noviembre 2024 08:30 AM
Adiós alimentos ‘chatarra’ en las escuelas: qué implica para Bimbo, Coca-Cola y otras
Desde el 29 de marzo de 2025, entrarán en vigor lineamientos que prohíben en escuelas alimentos con sellos de advertencia por alto contenido de azúcares, sodio o grasas.

La Secretaría de Educación Pública (SEP) ha anunciado que intensificará las restricciones para evitar la venta de alimentos con alto contenido de azúcares y grasas en las escuelas de México, medida que ya había sido implementada desde 2010, pero que las autoridades han reconocido que no se ha cumplido plenamente en muchos planteles.

El objetivo, según la SEP, es promover una alimentación saludable ante el preocupante incremento en los índices de obesidad infantil, que ha crecido un 36.5% entre 2020 y 2023, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2023.

A partir del 29 de marzo de 2025, entrarán en vigor los “Lineamientos Generales para el Expendio y Distribución de Alimentos y Bebidas Preparados y Procesados en las Escuelas del Sistema Educativo Nacional”, que aplicarán desde preescolar hasta universidad. Esta normativa establece que cualquier alimento que exhiba sellos de advertencia en su etiquetado frontal —por contener niveles altos de azúcares, sodio o grasas— quedará prohibido en el entorno escolar.

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Para Claudia Jañez Sánchez, presidenta ejecutiva de ConMéxico, el organismo que agrupa a las principales empresas de alimentos y bebidas en el país, el desafío no radica en la prohibición de estos productos, sino en cómo se implementará en toda la cadena de suministro. “La regulación que ya estaba, nosotros seguiremos contando con las autoridades para ver cómo lo van a implementar”, señaló Jañez.

“Creemos que no se trata de prohibir, sino de ver cómo implementar y pensar en toda la cadena de valor, porque se trata de las cooperativas, que son muy importantes para las escuelas. Nosotros estamos en el mejor ánimo de colaborar”, añadió.

Impacto en las cooperativas escolares y en los ingresos de las escuelas

Desde que se estableció la ley en 2010, las empresas han dejado de vender directamente en las cooperativas escolares. Sin embargo, según Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), los productos siguen llegando a las escuelas a través de mayoristas y otros canales. “Si la iniciativa busca decirle a Bimbo, Coca-Cola o cualquiera de estas empresas que no se vendan en las escuelas, pues la realidad es que no venden directo desde hace una década”, mencionó Rivera.

"Las cooperativas, que son administradas por padres de familia, compran algunos de estos productos, que se venden a las afueras de los planteles, para no perder la venta y contar con este dinero que es un apoyo al mantenimiento de las escuelas”, detalló.

Rivera destaca que las cooperativas suelen ser gestionadas por los propios padres y han encontrado en la venta de estos productos una fuente de ingresos para cubrir necesidades de infraestructura y servicios en las escuelas. Sin embargo, la continuidad de estas prácticas pone en entredicho la efectividad de las regulaciones, y plantea un reto para la SEP en cuanto a la supervisión y cumplimiento de la normativa en cada escuela.

La demanda de alimentos “chatarra” entre los estudiantes

Para los estudiantes, los alimentos que ahora se buscan eliminar representan una opción popular y accesible durante el receso escolar. Melissa, una alumna de secundaria en la delegación Gustavo A. Madero, comenta que productos como las rebanadas de pizza —a un precio de 15 pesos— y frituras de marcas como Cheetos, Takis y Totis son algunos de los favoritos en su escuela. “Es lo primero que se acaba, más porque hay compañeros que no traen lunch o no desayunan en su casa”, relató Melissa.

A pesar de que las empresas y organismos del sector, como ConMéxico, han colaborado con las autoridades para restringir la comercialización de productos con alto contenido calórico en las escuelas, esta iniciativa de la SEP representa una nueva fase de supervisión.

Se espera que los esfuerzos se concentren en evitar que los productos lleguen a las escuelas mediante vías indirectas, como los proveedores mayoristas o la venta informal en las inmediaciones de los planteles.

Las cifras de obesidad infantil en México refuerzan la urgencia de estas medidas: con un aumento del 36.5% en la obesidad infantil en los últimos tres años, la SEP y los organismos de salud se han propuesto hacer cumplir la ley de manera más estricta. Sin embargo, la efectividad de esta medida dependerá en gran medida de la cooperación entre el sector privado, las cooperativas escolares y las autoridades, así como de la supervisión que las mismas escuelas y asociaciones de padres puedan realizar para asegurar que los alimentos vendidos contribuyan a una dieta saludable.

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