Miguel Barbeyto, presidente de Mazda en México, se muestra optimista ante el cambio de liderazgo en la Casa Blanca. Para la automotriz japonesa, que ha priorizado los vehículos híbridos en lugar de una transición total a lo eléctrico, el regreso de Trump representa “una oportunidad de recalibrar la estrategia”.
Según Barbeyto, la política proteccionista de Trump podría beneficiar a Mazda y a otros fabricantes que aún no han alcanzado el nivel de penetración de las marcas chinas en el sector de vehículos eléctricos, especialmente en mercados como Europa, donde la competencia en electrificación es agresiva.
“Nosotros habíamos previsto dos escenarios: uno en caso de que ganara uno (Harris) u otro (Trump). Lo que estamos viendo ahora es una economía que puede impulsarse y, si le va bien al ‘hermano mayor’ –Estados Unidos–, a nosotros también nos irá bien”, explicó Barbeyto.
Entre 2017 y 2020, durante la primera administración de Trump, la economía estadounidense registró un crecimiento promedio del 2.3% anual y el desempleo se redujo hasta un histórico 3.5% en 2019, previo al covid-19. En cambio, la administración de Joe Biden, marcada por las repercusiones de la pandemia y el reto de controlar una inflación elevada, enfrentó una recuperación desigual. La inflación alcanzó niveles altos, de 9.1%, en 2022, y el crecimiento económico experimentó una desaceleración en 2023.
Los mercados financieros también han reaccionado con mayor tranquilidad ante esta reelección. En 2016, el triunfo de Trump generó una fuerte volatilidad en México, y el peso alcanzó una depreciación histórica frente al dólar. Sin embargo, en esta ocasión, los mercados se mantuvieron estables; tras los resultados preliminares, el tipo de cambio se ajustó a 19.92 pesos por dólar, luego de un pico de 20.80.
Para la industria automotriz, un entorno favorable en Estados Unidos es clave para atraer inversiones en la región, especialmente ahora que el país busca reducir su dependencia de China y aprovechar las ventajas del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). El acuerdo ha sido un pilar para la competitividad regional y la integración de cadenas de suministro en América del Norte, un factor decisivo para empresas como Mazda.
En Alabama, donde Mazda tiene una planta conjunta con Toyota, se fabrican modelos como el CX-50, cuyo motor es importado desde Salamanca, Guanajuato. Barbeyto considera que el T-MEC es fundamental para la operatividad de la industria y advierte que cualquier medida que imponga aranceles a los componentes mexicanos afectaría a decenas de fábricas estadounidenses.
"Poner aranceles a los componentes mexicanos no solo afectaría a México, sino también a decenas de fábricas de componentes en Estados Unidos”, subrayó Barbeyto.
La reelección de Trump plantea desafíos y oportunidades. Para la industria automotriz, se trata de un momento de ajuste, donde cada fabricante deberá evaluar su estrategia en función del avance de la electrificación, la competencia china y las políticas del nuevo gobierno estadounidense.