El auge de los conciertos y festivales en México después de la pandemia ha dejado a los consumidores enfrentándose a precios cada vez más altos por entradas a espectáculos en vivo. Estos eventos, que van desde experiencias íntimas en pequeñas salas hasta conciertos en estadios, han encontrado en el creciente interés de los asistentes una fuente de demanda sólida, pero que también ha impulsado una considerable alza en los precios de acceso.
El panorama es marcadamente diferente al de hace unas décadas. Mientras que en los 90, eventos masivos como aquellos en el estacionamiento del Estadio Olímpico Universitario en Ciudad Universitaria requerían solo una cooperación voluntaria, actualmente los precios de los festivales más reconocidos del país superan por mucho ese tipo de aportación. Hoy en día, festivales como Vive Latino, Pal Norte, Flow Fest y el reciente Festival Arre han conquistado al público, quienes siguen con atención los carteles para asegurar su lugar, aunque el precio del boleto sea cada vez más elevado.
Uno de los ejemplos de esta tendencia es el festival Corona Capital, que este fin de semana se celebra en el Estadio GNP de la Ciudad de México. En su primera edición en 2010, los accesos costaban entre 450 y 550 pesos. Hoy, en 2024, los boletos para un solo día en la segunda fase de venta cuestan 2,400 pesos. Un caso similar ocurre con Vive Latino: el costo del abono general para dos días de festival en su primera edición, en 1998, era de 180 pesos más cargos; para 2025, el precio de este mismo abono en su fase inicial ya ronda los 2,880 pesos.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), los servicios de recreación y cultura han experimentado un aumento de 58.39% entre 2010 y 2024, sin embargo, los incrementos en los boletos para festivales superan este promedio.