Aunque los recursos asignados para 2025 han disminuido, el desempeño del AIFA muestra signos de mejoría. Según datos oficiales, en abril de este año el aeropuerto registró por primera vez utilidades, con ganancias de 78 millones de pesos, resultado de un incremento en los vuelos de carga y una operación más estable.
Julio Zugasti, especialista del sector en Hogan Lovells, explicó que este tipo de proyectos suelen requerir apoyo financiero constante en su etapa inicial. "Al ser una empresa estatal, es natural que se sigan inyectando recursos al AIFA como parte de su consolidación de operaciones. Sin embargo, el número de vuelos puede fluctuar, y eso impacta los ingresos, lo que obliga a mantener un soporte por parte de la federación".
Mexicana de Aviación enfrenta desafíos. En junio pasado, el entonces presidente López Obrador confirmó la compra de 20 aeronaves por 750 millones de dólares, que se sumarían a las cinco que ya operaban. Sin embargo, la aerolínea estatal ha mantenido un perfil discreto, con un promedio de 18 vuelos diarios a mediados de este año, apenas dos más que en sus inicios.
Zugasti considera que los recortes para 2025 podrían deberse a que los gastos más significativos se realizaron durante su puesta en marcha. “Ya hay cierto camino recorrido, y la expectativa es que el número de pasajeros y vuelos vaya en aumento en los próximos meses. Habrá que observar cómo se posiciona en el mercado".
Nuevos protagonistas en la política de infraestructura
La propuesta de presupuesto también incluyó un apartado para el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, que recibirá 257 millones 083,733 pesos bajo la coordinación de la Secretaría de Marina. Esta asignación es significativamente menor que la del AIFA, pero se interpreta como una señal positiva para el mantenimiento de la terminal aérea capitalina.
Analistas coinciden en que estos ajustes reflejan un cambio de enfoque en las prioridades presupuestarias.
"Con estas reducciones, parece que otros sectores, como el ferroviario, recibirán mayor atención en esta administración. Esto sugiere un nuevo protagonista en la política de infraestructura del país", concluye Zugasti.
El proyecto de presupuesto aún debe ser discutido y aprobado por el Congreso, pero deja entrever una administración que, sin desligarse por completo de los proyectos heredados, busca imprimir su propio sello en las prioridades nacionales.