La estrategia de producción de Volvo en Norteamérica responde a una necesidad de optimización de costos y fortalecimiento de la cadena de suministro en la región. “El EX90 viene de nuestra planta en Estados Unidos y es el modelo que vamos a tener en nuestro mercado”, explicó Cavazos en entrevista. Sin embargo, la dependencia de autopartes mexicanas hace que el modelo sea especialmente sensible a cualquier cambio en las políticas comerciales entre ambos países.
Entre los componentes de origen mexicano se incluyen asientos, sistemas de iluminación y sensores LiDAR. Empresas como Forvia han ampliado sus operaciones en Nuevo León para abastecer a Volvo y a otros fabricantes de vehículos electrificados.
“Vemos grandes oportunidades en esta transición hacia la electromovilidad y estamos avanzando para desarrollar nuevas estructuras”, afirmó en marzo de 2023, Nik Endrud, vicepresidente ejecutivo para las Américas de Forvia, durante una entrevista realizada en la nueva planta en Apodaca.
El comercio automotriz entre México y Estados Unidos es altamente interdependiente. “Los productos cruzan la frontera varias veces durante el proceso de manufactura”, explicó Cavazos. La Industria Nacional de Autopartes (INA) estima que, en promedio, una pieza automotriz puede cruzar la frontera hasta ocho veces antes de ensamblarse en un vehículo terminado. Esta integración ha sido clave para mantener costos competitivos y garantizar el abastecimiento de componentes en tiempos de disrupción global.
Sin embargo, la posible imposición de aranceles a las autopartes por parte del gobierno de Estados Unidos podría encarecer la producción del XC90 y afectar su competitividad en el mercado mexicano. “Obviamente tendremos que esperar a ver cuáles son las medidas, pero la cadena de suministro global depende de muchos países”, reconoció Cavazos.
La INA estima que, en caso de que se impongan aranceles a las autopartes mexicanas en el mercado estadounidense, el precio de los vehículos fabricados en EU con componentes provenientes de México podría incrementarse hasta 3,000 dólares.
“Siempre tenemos que adaptarnos a los cambios. Durante la pandemia, pensamos que el impacto sería desastroso, pero en nuestro caso logramos crecer”, añadió el directivo, destacando la resiliencia de la marca ante escenarios adversos.
Pese a estos desafíos, Volvo mantiene una apuesta firme por el mercado mexicano. Cabazos espera que el XC90 y su versión eléctrica, el EX90, representen aproximadamente el 20% de las ventas de la marca en el país durante 2025. El XC90 llegará a mediados de año como año modelo 2026.
¿Un freno a los vehículos eléctricos?
El mercado de SUV de lujo en México es altamente competitivo, con rivales como Audi, BMW y Mercedes-Benz ofreciendo modelos con características similares. No obstante, Volvo confía en que su combinación de diseño escandinavo, tecnología avanzada y un alto grado de contenido regional le permitirán atraer a un número significativo de clientes.
Más allá de la competencia, la estrategia de Volvo también está alineada con los cambios en el panorama energético global. Aunque la administración de Donald Trump ha reducido incentivos para la compra de vehículos eléctricos y la instalación de infraestructura de carga en Estados Unidos, Volvo mantiene su enfoque en la electrificación. “Estamos comprometidos con la movilidad sostenible y nos enfocamos en ofrecer las mejores herramientas a nuestros clientes, independientemente de las políticas de cada mercado”, aseguró Cavazos.
En México, el gobierno de Claudia Sheinbaum ha manifestado su apoyo a la transición hacia tecnologías limpias, lo que podría favorecer la adopción de modelos eléctricos como el EX90. “Nos da gusto que en México se promuevan las tecnologías eléctricas sin excluir otras opciones. Hay un mercado para todos”, comentó el presidente de Volvo en México.
La compañía también ha trabajado en ofrecer planes de financiamiento y programas de experiencia para facilitar la adopción de sus modelos eléctricos. Recientemente, Volvo Cars firmó un acuerdo con Santander para ampliar el financiamiento de vehículos eléctricos. “Nuestra responsabilidad es asegurar que la experiencia del cliente sea la mejor posible, incluso si factores externos como el comercio internacional presentan retos”, explicó el directivo.
El futuro de la industria automotriz en la región dependerá en gran medida de la capacidad de las marcas para adaptarse a los cambios en políticas comerciales y tecnológicas. Mientras tanto, Volvo sigue apostando por su integración en Norteamérica. “No hay independencia total en la producción, sino una fuerte interdependencia en las cadenas de suministro”, concluyó Cavazos.