La gente compró Teslas porque representaban el futuro, pero ahora muchos no quieren verse asociados con él. Las consecuencias de esta percepción se hicieron evidentes. Usuarios de Tesla empezaron a vender sus vehículos, y figuras públicas tomaron distancia.
El senador demócrata Mark Kelly anunció en X que vendería su Tesla para comprar un Chevrolet Tahoe. “Compré un Tesla porque era rápido como un cohete, pero ahora me siento como un anuncio ambulante de un hombre que desmantela nuestro gobierno”, escribió.
#TeslaTakedown y los ataques a concesionarios
El movimiento #TeslaTakedown cobró fuerza en las últimas semanas con incidentes de vandalismo en varias ciudades de Estados Unidos y otros países. Desde disparos contra concesionarios hasta incendios en estaciones de carga y coches destruidos con cócteles molotov, los ataques encendieron alarmas en el gobierno.
El FBI confirmó que investiga estos actos como posibles casos de terrorismo doméstico. “Nuestra prioridad es garantizar la seguridad pública y proteger la propiedad privada”, declaró Dan Bongino, subdirector del FBI. La fiscal general Pam Bondi fue más tajante: “Estos ataques son nada menos que terrorismo interno, y los responsables enfrentarán consecuencias severas”.
En Las Vegas, un hombre vestido de negro incendió varios Teslas en un centro de colisiones y pintó la palabra “Resist” en el edificio. En Kansas City, varios Cybertrucks sufrieron daños en un concesionario. En Oregón y Massachusetts, estaciones de carga quedaron saboteadas.
El impacto del movimiento #TeslaTakedown trascendió las fronteras de Estados Unidos y llegó a Canadá, donde el Vancouver International Auto Show decidió retirar la participación de Tesla por razones de seguridad. Según Eric Nicholl, director ejecutivo del evento, la automotriz recibió varias oportunidades para retirarse voluntariamente antes de que la organización tomara la decisión final.
Musk, sorprendido por la magnitud de la situación, declaró en Fox News: “Esto es una locura. No sé quién financia y coordina estos ataques, pero hay fuerzas más grandes en juego”.
El golpe tecnológico de BYD
Mientras Tesla enfrenta esta crisis política y de imagen, un desafío tecnológico amenaza aún más su estabilidad. BYD, el gigante chino de vehículos eléctricos, presentó una nueva tecnología de carga que permite recargar las baterías en una fracción del tiempo que requieren los supercargadores de Tesla.
La tecnología permitirá que los automóviles recorran hasta 400 kilómetros con solo cinco minutos de carga. Durante un evento en Shenzhen, el fundador de la compañía, Wang Chuanfu, destacó que esta innovación busca consolidar el liderazgo de BYD en la industria y acelerar la adopción de la movilidad eléctrica.
Los consumidores buscan opciones más eficientes y accesibles, y la ventaja tecnológica de BYD podría hacer que Tesla pierda atractivo. Además, con la creciente influencia de las automotrices chinas en mercados clave, la compañía de Musk enfrenta una competencia feroz en un momento crítico.
Caída en bolsa
Las acciones de Tesla reflejaron este panorama de incertidumbre. En lo que va del año, los títulos de la compañía perdieron más del 30% de su valor. Inversionistas temen que Musk dedica demasiado tiempo a Washington y que la empresa pierde su enfoque.
El analista de Morgan Stanley, Adam Jonas, redujo sus expectativas de entrega para el primer trimestre, de 415,000 unidades a 351,000, lo que refleja un débil desempeño en ventas y provoca una rebaja en su objetivo de precio, que pasó de 430 a 410 por acción.
El temor a que las actividades políticas de Musk hayan alejado a los compradores más progresistas, tradicionalmente el núcleo de la clientela de Tesla, también está contribuyendo a la caída de las acciones. Este fenómeno de “boicot” por parte de algunos consumidores ha sido intensificado por la competencia creciente de marcas chinas, que están ganando terreno rápidamente en el mercado global de vehículos eléctricos.
La percepción de que Tesla no solo enfrenta competencia, sino también un desajuste con su base de clientes, ha hecho que muchos inversores se cuestionen si Musk podrá ajustar su enfoque y restaurar la imagen de la marca. Las expectativas para 2025 fueron revisadas a la baja, con una reducción del 20% en las proyecciones de ganancias por acción, con un precio oscilando entre los 200 en su peor escenario y los 800 en el mejor.
A pesar de estos desafíos, el analista de Morgan Stanley mantiene una visión positiva sobre las oportunidades a largo plazo de Tesla, particularmente en el campo de la inteligencia artificial y la robótica.
Por ahora, la empresa enfrenta una tormenta perfecta: un CEO cada vez más controversial, un movimiento de protesta que escaló a niveles de violencia y una competencia que avanza a pasos agigantados.