¿Cómo queda el arancel para las autopartes?
En teoría, el alivio está reservado para quienes ya cumplen. Las autopartes que acrediten su valor de contenido regional conforme al T-MEC y estén listadas en la Proclamación 10908 quedan exentas de aranceles. Este grupo representa el 80% de las exportaciones mexicanas del sector, según la Industria Nacional de Autopartes (INA).
El 20% restante, sin embargo, enfrentará ahora una tarifa del 25%. Son piezas que no alcanzan el umbral de contenido regional exigido por el tratado, muchas de ellas orientadas al mercado de repuesto: filtros, puertas, sistemas de freno, lienzos y fascias, entre otros.
“No se trata de autopartes para ensamblar vehículos nuevos, sino de componentes para el aftermarket”, explica Bustamante. “Y esas, lamentablemente, están fuera del escudo que ofrece el T-MEC”.
Antes de este cambio, esas piezas pagaban apenas 2.5% de arancel bajo el estatus de Nación Más Favorecida. Ahora, incluso con la eliminación del cobro acumulado, la carga fiscal es hasta diez veces mayor.
En los casos más onerosos, como una autoparte no listada en la Proclamación 10908 que además contenga acero y aluminio, se aplicarán dos aranceles del 25% —uno por cada metal—, aunque quedarán exentas del tercero vinculado al IEEPA. La carga, en estos escenarios, sigue siendo de 50%. Un ejemplo de este caso serían los tubos aisladores que incorporan uniones de ambos metales, los cuales estarán sujetos a ambos aranceles metálicos.
Aplicación retroactiva
El nuevo régimen entró en vigor el 3 de mayo, con aplicación retroactiva al 4 de marzo. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) publicó una guía para solicitar reembolsos por pagos duplicados realizados en ese periodo, aunque el proceso técnico aún no se detalla del todo en el sistema arancelario estadounidense (HTSUS).
Sin embargo, determinar si una autoparte está incluida en la Proclamación 10908, si cumple las reglas de origen y si contiene acero o aluminio requiere un escrutinio técnico riguroso. Este es un reto particularmente severo para las pequeñas y medianas empresas proveedoras.
El ajuste no se dio en un vacío. Forma parte de una estrategia comercial más amplia, en la que Washington ha vinculado el tratamiento arancelario con temas de seguridad nacional y política industrial. No es una corrección de rumbo, sino una consolidación del enfoque proteccionista.
Desde el sector privado se advierte que esta política ha comenzado a frenar decisiones de inversión. “Hay una afectación estimada de 22,000 millones de dólares para finales de este año, considerando la pérdida de dinamismo en el comercio y la congelación de planes productivos”, señala Bustamante.
Aunque por ahora se mantiene la exención para quienes cumplen con el tratado, la vigencia de este régimen dependerá de futuras decisiones unilaterales.
“Hoy tenemos esta exención, pero no sabemos qué pasará después. No hay garantías de permanencia”, advierte Bustamante. “Y eso, en una industria que requiere planeación a largo plazo, es un problema serio”.