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Las marcas de lujo ya resienten la disrupción comercial en Estados Unidos

Cerca de la mitad de los consumidores que han recortado sus compras en el último año señalan que el alza de precios fue el principal motivo.
mié 14 mayo 2025 04:50 PM
Las marcas de lujo ya resienten la disrupción comercial en Estados Unidos
Las marcas de lujo tuvieron un inicio de año complicado debido a la guerra comercial deribada de la imposición de aranceles.

El segmento más exclusivo del comercio global enfrenta su momento más delicado en años. La industria del lujo, que hasta hace poco se mantenía al margen de las crisis cíclicas que golpean a otros sectores, comienza a mostrar fisuras visibles ante un entorno económico inestable y una disrupción comercial que ha puesto en entredicho su narrativa de exclusividad.

Las marcas de lujo están recibiendo un doble golpe. Por un lado, la creciente tensión comercial entre Estados Unidos y China ha hecho aflorar una dependencia poco discutida: la subcontratación de procesos de manufactura en Asia, particularmente en fábricas chinas que ahora son expuestas por los propios consumidores en redes sociales. Por el otro, la incertidumbre macroeconómica en Estados Unidos, su mayor mercado, ha debilitado el impulso de compra, incluso entre los clientes de alto poder adquisitivo.

Esta combinación ha obligado a la consultora Bain & Company a recortar su previsión para el sector. En lugar de crecer entre un 0% y un 4% como había anticipado en noviembre, ahora estima que las ventas globales de artículos de lujo caerán entre un 2% y un 5% en 2025. De confirmarse este ajuste, sería el segundo año consecutivo de retroceso, tras la caída del 1% registrada en 2024.

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“El mercado del lujo está atravesando turbulencias más complejas en múltiples ejes”, alertó Bain en su más reciente informe. Las presiones inflacionarias, la fatiga por los altos precios y una mayor exigencia por parte de los consumidores respecto a la creatividad de los productos están afectando la dinámica comercial del sector.

En Estados Unidos, la desaceleración se hizo evidente desde mediados de febrero, tras un breve repunte en las ventas durante las fiestas de fin de año. El entusiasmo que las marcas esperaban ver consolidado en el primer trimestre del año se disipó rápidamente ante un panorama económico que ha generado dudas sobre el gasto discrecional, incluso entre los consumidores premium.

Al mismo tiempo, la visibilidad que ofrecen plataformas como TikTok ha hecho que las marcas enfrenten un nuevo tipo de escrutinio. Videos virales que exhiben etiquetas de fabricación “Made in China” en productos de lujo han mermado la percepción de valor entre algunos compradores, generando un debate sobre los márgenes de ganancia y la autenticidad de las marcas.

El golpe reputacional no es menor. Aunque no es novedad que algunas marcas delegan parte de su producción a talleres especializados en Asia, la viralización de estos procesos ha puesto en jaque el relato aspiracional de exclusividad que sostiene gran parte del negocio del lujo.

La situación también ha obligado a varias casas de moda a mover ficha. Gucci, Chanel y Dior han anunciado recientemente la incorporación de nuevos directores creativos, en un intento por refrescar su oferta y reconectar con un público cada vez más exigente, especialmente en momentos donde el precio ya no justifica por sí solo la compra.

En China, la crisis inmobiliaria sigue lastrando la demanda. El consumidor chino, que fue el motor de crecimiento del lujo durante más de una década, enfrenta ahora un entorno de menor confianza y liquidez, lo que ha impactado directamente en las compras de alto ticket.

A nivel global, las alzas de precios aplicadas tras la pandemia también están cobrando factura. De acuerdo con Bain, muchas marcas aprovecharon la reactivación económica para ejecutar los mayores aumentos en años, estrategia que ahora enfrenta resistencia. Cerca de la mitad de los consumidores que han recortado sus compras en el último año señalan que el alza de precios fue el principal motivo.

A pesar de ello, el 75% de los compradores de lujo encuestados afirmó que es poco probable que los aranceles los disuadan de seguir comprando productos de alta gama. No obstante, la perspectiva no es alentadora si se suman las distorsiones actuales en la cadena de suministro, la exposición mediática a los procesos de manufactura y una demanda que no termina de estabilizarse.

Con información de Reuters

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