Desde la nueva planta ubicada en Querétaro, equipada con dos líneas de producción, Marroquín espera colocar en el mercado 150 millones de latas al año con sabores como jalapeño, habanero, adobado y queso nacho, con el objetivo de conquistar más paladares tanto en México como en otros países de América Latina, a los que planean abastecer con sus nuevas botanas.
Cuando opere a plena capacidad, la planta de Pringles dará empleo directo a 300 personas y, al menos, a otras mil de forma indirecta.
Marroquín presume otro dato relacionado con la composición del personal.
“Estamos muy orgullosos de contar que nuestra planta, en esta etapa de arranque, tendrá una paridad de género del 50-50 entre hombres y mujeres”, aseveró. “Imagínate qué interesante: el talento que está preparado para iniciar operaciones ya refleja esa paridad, entre nuestro personal operativo y de supervisión”.
Adicionalmente, la planta funcionará con un 90% de energía renovable, en línea con los objetivos globales de sostenibilidad de la compañía.
Las líneas de producción de Pringles en Querétaro comenzaron a operar desde finales de mayo, detalló el directivo, aunque el evento de hoy marca el lanzamiento oficial ante medios de comunicación y público en general de los nuevos sabores, desarrollados a partir de estudios de mercado que apuntan a competir directamente por la preferencia de los consumidores.
“Queremos ser más relevantes (…) tenemos el precio correcto, el tamaño correcto”, apuntó Marroquín. “Gracias a nuestra cadena de suministro, seremos mucho más eficientes para llegar a los distintos puntos de venta y, así, deleitar a más consumidores en una categoría tan competitiva”.
Sin embargo, Marroquín declinó compartir una proyección de ventas para los nuevos productos.
El reto de la regulación
Sobre el entorno regulatorio que ha dificultado la comercialización de productos como Pringles, Marroquín explicó que la compañía está enfocada en cumplir con las disposiciones legales vigentes, pero también cuenta con una estrategia para mantener el crecimiento dentro de ese marco. En México, la venta de alimentos con bajo aporte nutrimental enfrenta cada vez más restricciones, especialmente en entornos escolares, donde está prohibida la comercialización de productos altos en sodio, azúcares y grasas saturadas.
Además, desde la implementación de la norma de etiquetado frontal en 2020, los productos que exceden los límites establecidos por la Secretaría de Salud deben portar sellos de advertencia como “Exceso Calorías” o “Exceso Sodio”, lo que ha obligado a las empresas a reformular ingredientes, ajustar porciones y rediseñar su comunicación.
La regulación también prohíbe el uso de personajes, dibujos animados o celebridades en el empaque y la publicidad de productos dirigidos a menores de edad, lo que ha llevado a Kellanova a retirar figuras como el Tigre Toño de las cajas de Zucaritas, aunque su imagen sigue presente en otros productos del portafolio y dentro de las instalaciones de la empresa.
La estrategia de Kellanova con Pringles la resume el directivo en una frase con mucho marketing. “Destapa tu originalidad, pero podría decir: destapa tu lado mexa”, comentó con una amplia sonrisa.
Guatemalteco de nacionalidad, Marroquín confesó que su producto favorito de la marca que lidera en la región son precisamente las Zucaritas, aunque disfruta mucho de los nuevos sabores lanzados a través de Pringles. Las de habanero, sin embargo, resultan picantes para su gusto.
En su defensa, sí tienen un picor especial.