La batalla silenciosa entre marcas de audio por el tablero
El audio se ha convertido en la puerta de entrada a la personalización. Y también en un símbolo de estatus. Marcas como JBL, Bang & Olufsen, Bose, Burmester o Mark Levinson no solo embellecen una ficha técnica: crean pertenencia. Y las armadoras lo saben. Por eso han establecido alianzas exclusivas. JBL es solo para Toyota. Mark Levinson está restringido a Lexus. AKG aparece solo en Cadillac. Revel es de Lincoln.
Pero el sonido va más allá del branding. Es infraestructura. Harman, por ejemplo, no solo diseña bocinas: integra sistemas completos de infoentretenimiento, conectividad 5G, actualizaciones OTA y asistentes de conducción. Su posición en el mercado automotriz global es sólida: tiene el 50% del mercado de audio automotriz y el 17% en sistemas digitales de cockpit.
Hoy, la experiencia no se limita a la acústica. Se diseña visualmente. “Tenemos un sistema en BMW con Bowers & Wilkins donde el tweeter central está iluminado y tiene un diamante artificial. No es solo audio, es diseño sensorial”, cuenta el directivo. La iluminación, el pulso del bajo, la reverberación del espacio, todo se calibra para generar una atmósfera que refuerce el posicionamiento de la marca.
A esto se suma una ventaja competitiva: el respaldo de Samsung, su empresa matriz. La sinergia tecnológica ha permitido a Harman introducir, junto con BMW, el primer sistema 5G en un auto, así como pantallas con tecnología Neo QLED.
México, clave en el nuevo mapa global del sonido premium
En ese contexto, México ha dejado de ser solo un punto de ensamblaje para convertirse en un hub estratégico de ingeniería y producción. Con 6,500 empleados —más que en Alemania o EE.UU.—, es la segunda región más importante para Harman a nivel mundial. “Nuestra historia en México comenzó en 1997 en Ciudad Juárez, produciendo sistemas de voz para Chrysler. Hoy fabricamos soluciones completas en Tijuana y Querétaro”, detalla Mauser. Desde ahí, se atiende a marcas como BMW, Audi, Toyota, Honda.
A nivel global, Harman ha logrado posicionarse con fuerza en los vehículos de fabricantes chinos como BYD, Great Wall y Chery, que han encontrado en los sistemas de sonido premium una vía para premiumizar sus modelos y competir en segmentos más altos. Estas colaboraciones les permiten no solo mejorar la experiencia del usuario, sino también proyectar una imagen de mayor sofisticación tecnológica, clave para ganar legitimidad fuera de China y consolidar su expansión internacional.
En números, la oportunidad es vasta. De los 90 millones de autos que se fabrican al año en el mundo, solo el 15% incluye un sistema de sonido premium, según datos de Harman. “Eso significa que el 85% sigue con audio básico. Es una gran oportunidad”, dice Mauser.
¿Y el futuro? Según Mauser, llegará a través de actualizaciones de software, mejoras en audio descargables, integración con asistentes de voz más complejos, y funciones de entretenimiento diseñadas para el auto autónomo. Todo bajo un principio: el auto debe ser capaz de evolucionar con el usuario, como un teléfono. “La idea de que compras el coche como viene, y queda obsoleto, está desapareciendo. El auto se va a actualizar continuamente”.