Julio César Rentería, presidente del comité de refinación del IMIQ, explicó que si bien los sobrecostos en obras de esta magnitud son comunes en la industria, el incremento registrado en Olmeca la coloca por encima de otras ocho refinerías recientes analizadas por el organismo. “Todos los ejemplos que están aquí –que son las refinerías más recientes– en todos los casos ha habido incremento en el costo final respecto al costo inicial, y en algunos casos arriba del cien por ciento”, indicó el especialista.
El segundo mayor sobrecosto se observó en la refinería Al Zour, en Kuwait, que pasó de 16,000 millones de dólares a 35,154 millones, un alza de 120%. Sin embargo, este complejo tiene una capacidad de procesamiento mucho mayor: 615,000 barriles diarios, frente a los 340,000 de Olmeca.
En tercer lugar aparece la refinería Mostorod, en Egipto, que con una capacidad de 115,000 barriles diarios, vio duplicarse su presupuesto de 3,700 millones de dólares a 7,889 millones, un aumento de 113%.
Rentería explicó que el análisis del costo por unidad de capacidad permite tener una mejor perspectiva del gasto. En el caso de Dos Bocas, al dividir el costo total (20,959 millones de dólares) entre la capacidad proyectada (340,000 barriles diarios), se obtiene un costo de 61,644 dólares por barril de capacidad diaria. “Nos da casi 62,000 (dólares por barril de petróleo diario); estamos dentro de los valores típicos de refinerías en el mundo”, afirmó.
Retrasos operativos contrastan con promesas de entrega
Pese a ello, la refinería Olmeca todavía no opera al máximo de su capacidad. Según cifras de Pemex reportadas por Expansión, actualmente el complejo trabaja a un nivel de 32.8%. Se prevé que sea hasta 2027 cuando se acerque a operar de forma plena.
El especialista del IMIQ también descartó que los tiempos de ejecución sean atípicos. “No se debe cuestionar el tiempo que ha tardado Olmeca en operar, porque apenas se trata de su sexto año desde que inició su construcción”, dijo, y recordó que el promedio para un proyecto de este tipo suele ser de entre 6 y 12 años.
Sin embargo, desde el inicio del sexenio pasado, el entonces presidente López Obrador estableció como meta tener la refinería lista en 2022 y operando al 100% en 2023. El cronograma fue cuestionado por firmas internacionales que participaron en las licitaciones originales y que aseguraron que no era posible cumplir los plazos ni el presupuesto de 8,000 millones de dólares.
Ante la negativa del sector privado a construir bajo esas condiciones, el Gobierno federal encargó directamente la obra a la Secretaría de Energía (Sener), entonces encabezada por Rocío Nahle, quien asumió la responsabilidad del desarrollo del proyecto.
Aunque el avance en la construcción se presentó como uno de los logros insignia del sexenio anterior, el desfasamiento de costos y cronogramas ha mantenido el debate sobre la viabilidad financiera de la refinería. Aun así, Rentería insiste en que “no hay que considerarla un elefante blanco”.