Sin mérito propio
Durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, el gobierno federal inyectó más de dos billones de pesos a Pemex, entre transferencias directas, reducciones fiscales y aportaciones patrimoniales. Gracias a este apoyo, la empresa redujo su deuda financiera de 132,300 millones de dólares en 2018 a 99,000 millones al cierre de 2024. Sin embargo, este saneamiento no fue resultado de una mejora en su operación, sino de la constante intervención del Estado.
Ahora, con el reciente anuncio de Hacienda, algunas agencias calificadoras han expresado la posibilidad de mejorar la calificación crediticia de Pemex, la cual se sitúa actualmente en grado especulativo o “basura”, aunque reconocen que no es por un mérito propio de la empresa.
“La transacción anunciada busca reducir las presiones inmediatas de deuda financiera, pero esta ayuda no cubre todos los pasivos financieros y operativos de corto plazo de Pemex”, advirtió S&P Global Ratings en un comunicado. La calificadora recordó que la petrolera seguirá dependiendo de apoyos soberanos al menos en los próximos 12 meses, ante un déficit estructural de recursos.
En su reporte más reciente, Moody’s estimó que Pemex requerirá cerca de 20,000 millones de dólares en apoyo gubernamental hacia 2026 para cumplir con sus obligaciones. La empresa no genera el flujo suficiente para enfrentar su carga operativa y financiera sin auxilio externo, lo cual limita sus márgenes de acción y su capacidad de inversión en proyectos estratégicos.
Fitch Ratings, por su parte, reconoció que la nueva emisión podría mejorar la calificación crediticia de Pemex, que hoy se ubica en ‘B+’, dentro del rango especulativo. Una posible mejora a ‘BB’ dependería del respaldo del Estado, no de cambios internos en la gestión o desempeño financiero de la empresa. El mérito, una vez más, es fiscal y no operativo.
Jesús Carrillo, analista independiente de energía y economía, explicó que el anuncio refleja la estabilidad en la relación entre el gobierno y Pemex, pero no modifica el panorama de fondo, ya que se trata de una medida impulsada por la administración federal y no por un cambio sustancial dentro de la empresa.
"Efectivamente, (esta posible mejora) no está acompañada por un anuncio claro, ya sea de Pemex o del gobierno, sobre un cambio en la forma en que opera o se administra la empresa. Este tipo de medidas no consideran la relación de mediano y largo plazo entre Pemex y los mercados”, aseguró en entrevista.
Y Pemex presume
En la conferencia con inversionistas realizada este lunes, Pemex reconoció la operación de Hacienda como una herramienta clave para estabilizar sus finanzas. “Un avance fundamental es la operación anunciada por la Secretaría de Hacienda y la emisión de notas pre-capitalizadas que permitirá a Pemex contar con recursos para atender necesidades operativas y financieras”, afirmó Juan Carlos Carpio, director corporativo de finanzas.
Los ejecutivos insistieron en que esta operación forma parte de una estrategia integral para reducir pasivos, mejorar el perfil de vencimientos y reforzar la posición financiera de la empresa. Al ser cuestionados por inversionistas sobre el uso específico de los recursos, Alberto Jiménez, director general de tesorería, respondió que “los recursos se usarán para atender las necesidades financieras y todo será registrado dentro de los objetivos del balance”. Sobre futuras emisiones, se limitó a declarar que “se anunciarán conforme a los anuncios del plan integral”.
Para Ramsés Pech, analista energético y socio de Grupo Caravia, la operación brinda un respiro, pero no resuelve los problemas de fondo. “Lo importante es ver cómo se va a utilizar ese flujo que quede disponible para Pemex, como el pago a proveedores o incrementar la producción”, dijo.
Desde hace más de una década, Pemex arrastra problemas de rentabilidad, bajos niveles de inversión en exploración, rezagos en refinación y accidentes recurrentes en sus instalaciones. El esquema de subsidios fiscales y transferencias ha permitido que se mantenga a flote, pero sin mejorar su competitividad ni modernizar sus operaciones.
En lo que va del gobierno de Sheinbaum, no se han registrado transferencias directas a Pemex en los reportes oficiales de Hacienda ni en los estados financieros de la empresa. Pero la nueva colocación de deuda confirma que la estrategia del gobierno sigue siendo cubrir los huecos financieros sin exigir cambios de fondo.
“El problema es que al final no es sostenible en el largo plazo, porque es dinero que hay que pagar y que se deja de destinar a otras áreas del gasto público”, advirtió Carrillo.