"Gran potencial"
Gobirish Mireles, subsecretario de Hidrocarburos de Tamaulipas, sostiene que el país no puede seguir atado a posturas políticas. “El verdadero reto no radica en el potencial geológico, sino en la capacidad del país para definir una estrategia clara y realmente sostenible que permita aprovechar los recursos no convencionales, los cuales requieren de una visión general de innovación tecnológica, regulación eficiente, certeza jurídica y esquemas de colaboración del sector público, social y privado”, afirmó.
Los datos confirman el peso de estos recursos. Más del 57% del potencial prospectivo de México está en yacimientos no convencionales. Sin embargo, la discusión pública suele reducirse a si se permite o no el fracking, sin entrar a los detalles tecnológicos que hoy diferencian la técnica de lo que se hacía hace dos décadas.
“De ese 57%, el 49% de los recursos no convencionales están concentrados en Tamaulipas. Sus cuencas Burgos y Tampico Misantla comparten continuidad con las de Estados Unidos, lo que es una ventaja comparativa invaluable, ya que del otro lado de la frontera dicho recurso ha mostrado de manera fehaciente su viabilidad técnica y económica”, subrayó Mireles.
La dependencia energética refuerza la urgencia. México importa entre 60% y 70% de su consumo de gas natural desde Estados Unidos, gran parte proveniente precisamente de yacimientos de baja permeabilidad. Es decir, el país compra en el exterior lo que tiene en su subsuelo sin explotar.
Otros estados también guardan potencial —Nuevo León, Chihuahua y Veracruz— aunque enfrentan complicaciones geográficas o sociales que hacen más lento el desarrollo de proyectos. Pese a ello, la mayor apuesta sigue apuntando a Tamaulipas, donde ya se instalaron mesas de diálogo para discutir el tema.
El tiempo de maduración es otro factor. Mientras antes podía tardarse más de una década en desarrollar un campo no convencional, hoy la experiencia internacional indica que es posible hacerlo en dos o tres años, un horizonte atractivo frente a la urgencia por incrementar la producción.
Estados Unidos es la prueba más visible. Hace 25 años era un importador neto de gas natural. Su viraje estratégico hacia yacimientos de baja permeabilidad lo convirtió en exportador y en uno de los principales jugadores del mercado energético global.
“La experiencia estadounidense demuestra que con visión de largo plazo, inversión en tecnología y un marco regulatorio que incentive la exploración y producción es posible transformar una condición de dependencia en una de autosuficiencia y crecimiento económico, y México cuenta con las condiciones para seguir un camino similar”, insistió Mireles.
Walter Julián Ángel Jiménez, secretario de Desarrollo Energético de Tamaulipas, también urgió a romper inercias. “México necesita tomar decisiones en libertad, tenemos un proceso de dependencia muy alta en la importación de gas natural de Estados Unidos y eso no nos ayuda con la transformación de nuestro propio sistema energético”, declaró.
El incentivo económico no es menor. Un estudio de la petrolera Lukoil calculó que México podría generar hasta 700,000 barriles diarios adicionales en una primera etapa si apostara por los no convencionales, aunque requeriría inversiones cercanas a 308,000 millones de dólares.
En la mira de Pemex
Con esa producción incremental, el país no solo cumpliría la meta de 1.8 millones de barriles diarios, sino que incluso superaría los 2 millones, un escenario que permitiría reducir importaciones y mejorar la balanza energética.
Pemex ya ha dejado señales de que observa esa ruta. En el Plan de Fortalecimiento 2025-2035 presentado en agosto se menciona la posibilidad de explotar campos con “geología muy compleja”, sin dar mayores detalles.
Víctor Rodríguez Padilla, director general de la petrolera estatal, dijo que la prioridad es reducir la dependencia de Estados Unidos, pero evitó precisar si la estrategia incluirá los no convencionales. La mención, sin embargo, encendió las especulaciones en el sector energético. La discusión apenas comienza.