El vehículo, presentado por Elon Musk en 2019 con un precio base prometido de 39,900 dólares, llegó finalmente al mercado en noviembre de 2023 con precios muy distintos: 60,990 dólares para la versión más accesible, y variantes de hasta 99,990 dólares.
En aquel evento, el propio Musk reconoció que el proceso de aumentar la producción sería difícil y que el “ramp-up” tardaría en estabilizarse. Las dificultades no tardaron en confirmarse.
En abril de 2024, la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA) ordenó el retiro de 3,878 unidades del Cybertruck debido a un riesgo de que el pedal del acelerador quedara atrapado. Un año después, en marzo de 2025, la misma agencia emitió otro llamado a revisión para 46,000 vehículos por defectos en las molduras del techo.
A pesar de los esfuerzos por estabilizar la línea de producción, los problemas de calidad persistieron. En total, 46,096 unidades fueron fabricadas entre noviembre de 2023 y principios de 2025, según datos oficiales del regulador estadounidense.
Las cifras comerciales tampoco acompañaron el entusiasmo inicial. De acuerdo con Cox Automotive, Tesla vendió apenas 52,000 Cybertrucks en Estados Unidos durante el primer semestre de 2025, una cifra modesta para el nivel de inversión y expectativas generadas.
El diseño angular y futurista captó atención global, pero no logró convencer a los compradores tradicionales de pickups, un segmento acostumbrado a robustez y practicidad antes que a rupturas estéticas.
Para enfrentar la debilidad en la demanda, Tesla comenzó a ofrecer descuentos de miles de dólares en unidades en inventario, rompiendo con la política de precios firmes que había caracterizado a la marca.
El contexto de ventas complicó aún más las cosas. En el tercer trimestre de 2025, Tesla reportó entregas récord, impulsadas por un aumento de compradores que buscaban aprovechar un crédito fiscal de 7,500 dólares antes de su vencimiento. Pero los analistas prevén una caída marcada en el cuarto trimestre al agotarse ese incentivo.
La narrativa de innovación que alguna vez definió a Tesla se ha visto opacada por el desgaste del proyecto Cybertruck y la volatilidad de la figura de su fundador. Para algunos analistas, el fracaso del modelo es un reflejo del exceso de confianza de la empresa.
“Cybertruck no mató a Tesla. La combinación de varios factores como la política Maga, más el precio mentiroso, más un producto defectuoso creó la tormenta perfecta. Además, el CEO es la marca. Cuando el CEO se vuelve tóxico, la marca paga”, explica Edson Noyola, CEO de Tlapalería de Ideas.
Un reflejo del desgaste interno en Tesla
Los continuos tropiezos del proyecto han deteriorado parte de la credibilidad que Tesla mantenía frente a sus competidores. Marcas como BYD, Ford y Rivian han aprovechado el espacio para consolidar sus estrategias eléctricas sin la sobreexposición mediática que rodea a Musk.
El impacto cultural del Cybertruck, sin embargo, sigue siendo innegable. Su silueta de acero inoxidable se ha convertido en un ícono pop, más presente en redes sociales que en los caminos estadounidenses.
En términos financieros, el programa ha implicado altos costos y márgenes reducidos, con una demanda menor a la prevista y una curva de aprendizaje industrial más compleja de lo esperado.
Awasthi deja la compañía sin detallar sus próximos pasos, pero su salida evidencia el desgaste interno que genera sostener un proyecto tan ambicioso bajo presión constante.
“La gente puede perdonar muchas cosas, pero menos que les mientan”, añade Noyola. El mensaje parece ir más allá del mercado automotriz: Tesla enfrenta hoy la consecuencia de haber prometido un futuro que, al menos con el Cybertruck, todavía no llega.
Con información de Nancy Malacara y Reuters