El avance no es fortuito. Según el más reciente Estudio de Calidad y Confiabilidad del Vehículo (VDS) México 2025 de J.D. Power, los híbridos registran los niveles más altos de satisfacción entre los consumidores, medidos a través del índice APEAL (Automotive Performance, Execution and Layout).
Con un puntaje de 919, los híbridos superan a los híbridos conectables (905) y a los vehículos de combustión interna (900), lo que refleja una percepción más positiva en aspectos como confort, sensación de manejo, ahorro de combustible y seguridad.
Para Gerardo Gómez, director general y country manager de J.D. Power México, la razón de este éxito radica en el equilibrio tecnológico. “Ahí tienen todo el beneficio de los dos mundos y pensando en que todavía no tenemos (para eléctricos) ni incentivos ni infraestructura de recarga en todo el país de manera confiable, sabemos que el consumidor identifica que los híbridos son la mejor oportunidad”, comenta en entrevista con Expansión.
Los resultados del estudio revelan que los propietarios de híbridos destacan principalmente la comodidad de manejo, el desempeño del tren motriz y la sensación de seguridad, mientras que los dueños de eléctricos tienden a reportar menor satisfacción en la dinámica de conducción y la calidad del interior.
Gómez sintetiza el comportamiento del consumidor con una idea clara: “Estás más cómodo con lo conocido que con lo que vas a conocer”. Los híbridos, explica, mantienen gran parte de la anatomía tradicional de los autos de combustión, lo que genera confianza en el comprador.
“El vehículo híbrido es algo más conocido y con respecto a eso las personas se sienten más cómodas”, añade el directivo, al señalar que la familiaridad del diseño —con un motor ubicado en el mismo sitio que el de gasolina— permite una transición más natural hacia la movilidad eléctrica.
En contraste, los eléctricos puros implican un cambio estructural. Al incluir las baterías de litio en el piso del vehículo, su distribución de peso, diseño y mantenimiento resultan menos familiares para el público mexicano.
Esta diferencia técnica se traduce en una diferencia emocional: mientras los híbridos despiertan confianza, los eléctricos todavía generan incertidumbre. “Si no me explican bien cómo funciona, me siento más indefenso como consumidor, y por eso prefiero quedarme con lo que conozco”, apunta Gómez.
Otro factor determinante ha sido el ahorro de combustible. En un entorno de precios de gasolina al alza y con una red de recarga eléctrica aún limitada, la posibilidad de reducir consumo sin depender de enchufes resulta atractiva para los usuarios urbanos.
En México, los incentivos para vehículos eléctricos se limitan principalmente a exenciones de tenencia y verificación, lo que deja a los híbridos en una posición ventajosa por su autonomía extendida y facilidad de uso.
La tendencia también refleja una evolución en la oferta automotriz. Aunque Toyota fue la primera armadora en traer esta tecnología al país, en los últimos años marcas chinas como BYD, MG Motor, Chirey y Jetour han ampliado agresivamente su portafolio de híbridos.
“Para los mercados como México, el paso natural de combustión interna al híbrido ya se está dando y es más fácil que brincar directamente al eléctrico”, asegura Gómez, quien prevé una expansión aún mayor en los próximos años.
La presencia de más modelos híbridos ha incrementado la competencia y la disponibilidad, lo que a su vez ha reducido precios y ampliado opciones para el consumidor medio, especialmente en segmentos compactos y SUV.
Actualmente, los vehículos con nuevas tecnologías —que incluyen eléctricos, híbridos e híbridos conectables— representan 9.5% de las ventas totales de autos nuevos en el país, según la AMIA. No obstante, J.D. Power proyecta que para 2030 este porcentaje llegará a 20%, impulsado principalmente por el crecimiento sostenido de los híbridos.