La disputa se originó tras las restricciones impuestas por el gobierno de Estados Unidos a las operaciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), lo que ha generado fricciones en el marco del acuerdo bilateral de aviación. Estas medidas han afectado los planes de crecimiento de aerolíneas nacionales, particularmente en la apertura de nuevas rutas hacia el país vecino.
Pese a ello, el secretario descartó que la situación escale hacia mecanismos formales de resolución de controversias. “El arbitraje no está sobre la mesa”, subrayó, al insistir en que ambas partes privilegian una salida negociada.
Por su parte, Andrés Conesa, director general de Grupo Aeroméxico, empresa insignia del sector, manifestó su confianza en que el diferendo se resolverá pronto.
El directivo también aseguró que las restricciones impuestas por Washington al aeropuerto capitalino no han afectado los planes operativos de la compañía.
La expectativa del sector privado es que las negociaciones avancen antes de la temporada alta de fin de año, cuando las aerolíneas mexicanas registran un incremento en la demanda de vuelos internacionales.
Mientras tanto, el gobierno mexicano busca equilibrar su política de infraestructura aeroportuaria —dividida entre el AICM, el nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y el de Toluca— con los compromisos internacionales que rigen la operación del espacio aéreo compartido con Estados Unidos.