Precios altos y pérdida de competitividad
Tulum, conocido por su propuesta de alto valor en playas de arena blanca y aguas turquesas, mantiene precios que muchos visitantes consideran desalineados frente a otras opciones del Caribe. Esa percepción ha restado competitividad frente a destinos del propio Quintana Roo que hoy ofrecen propuestas más accesibles.
“Hay muchas razones por las que los mexicanos no vienen a Tulum. Aunque las playas ya están abiertas y hay hasta revisión de tarifas, el trato para los nacionales y los extranjeros sí es diferenciado”, dice Melissa Rodríguez, quien visitó el destino a inicios de mes.
La visitante añade que la actividad en centros de consumo ha mejorado, pero sin alcanzar los niveles esperados para una antesala de temporada alta. “Los restaurantes y bares no están vacíos, pero tampoco a desbordar”, dice.
Rodríguez reconoce que los precios siguen siendo elevados y que algunos establecimientos continúan ofreciendo menús en dólares, pese a que la Procuraduría Federal del Consumidor colocó sellos recientemente a negocios que no exhibían información en pesos.
En su experiencia, el acceso a espacios emblemáticos también encarece la visita. Para ingresar al Parque Jaguar utilizó una reservación con club de playa, tras pagar la tarifa de entrada para turistas nacionales de 255 pesos, que sube a 415 pesos para extranjeros, además del consumo.
Tras el debate por el acceso a las playas, el gobierno de Quintana Roo estableció entradas públicas para garantizar el libre tránsito. Uno de los accesos se habilitó en el Parque del Jaguar y otros dos en la zona hotelera, conocidos como Conchitas y Del Pueblo, donde incluso se permite ingresar con alimentos y bebidas.
Los datos oficiales muestran una recuperación parcial. Durante las dos primeras semanas de noviembre, la ocupación hotelera alcanzó 71.3%, frente al 51.7% registrado en septiembre, de acuerdo con el Sistema de Información Turística de Quintana Roo.
Aun así, el repunte no ha sido suficiente para cerrar la brecha frente a otros destinos del estado. Los altos precios para el turista nacional se mantienen como un punto de inflexión y se reflejan en menos visitas en temporada baja, estancias más cortas y pérdida de terreno frente a plazas como Costa Mujeres.
Para el sector hotelero, el desafío es más amplio que la política tarifaria. “Es un mix de varias cosas: la inseguridad, la poca promoción y la competitividad del destino. Tenemos un Bacalar que está emergiendo de forma positiva y un Holbox que avanza y se va afianzando. Tulum se tiene que ajustar y apegar a la realidad de la demanda de turistas hacia el destino”, dice Conrad Bergwerf, expresidente de la Asociación de Hoteles de la Riviera Maya.
Restaurantes presionados por costos e inseguridad
El impacto se extiende a la industria restaurantera. Claudia Ramírez del Palacio, presidenta ejecutiva de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados, señala que este año el sector muestra un desempeño por debajo del registrado en 2024.
“El crecimiento no ha sido lo que esperábamos y estamos viendo una caída en la industria entre el 10 y el 12%. Si bien se está viendo que cada vez más turistas nacionales e internacionales están visitando el destino, no creemos que diciembre vaya a ayudar para recuperar los niveles que traíamos contra el año pasado”, comparte.
La desaceleración no es exclusiva de Tulum. Playa del Carmen y Cozumel también resienten la presión sobre los márgenes, en un contexto de mayores costos operativos derivados de la inflación y los ajustes a las leyes laborales.
Como respuesta, algunas cadenas optaron por salir de la zona o reducir locales y horarios. “Eso reduce los márgenes y en muchas ocasiones obliga a trasladar los costos al consumidor”, dice Ramírez del Palacio respecto a los precios de alimentos y bebidas en Tulum.
El sector mantiene conversaciones con autoridades para definir acciones que reactiven la demanda, entre ellas el desarrollo de festivales y eventos que en el pasado ayudaron a sostener el atractivo turístico del destino.
En los hechos, la presencia de extranjeros sigue siendo relevante. En la última semana de noviembre, Tulum recibió 48 vuelos nacionales y 46 internacionales, mientras que entre el 8 y el 14 de noviembre la ocupación hotelera fue de 73.5% sobre una oferta de 11,993 cuartos.
Además de los precios, la inseguridad se mantiene como un factor de riesgo. En octubre de 2025, Tulum se convirtió en el municipio más violento de Quintana Roo, con una tasa de 480 delitos por cada 100,000 habitantes, frente a 380 un año antes, según el Observatorio Nacional Ciudadano.
Para los empresarios, el margen de maniobra se estrecha. “Se están durmiendo en sus laureles desde el Covid. Hoy ante la inseguridad y los altos precios tienen que reinventarse, los años de gloria ya pasaron y lo que tienen que hacer es enfocarse en atraer turismo”, declara Bergwerf.