La especialista señala que los consumidores navegan entre la incertidumbre económica y la búsqueda de valor. Aunque una parte comienza a sentirse más segura, persisten tensiones derivadas de la inflación y la pérdida de ingresos: 21% de los mexicanos aún no recupera su nivel económico de los últimos tres años, y casi 40% mantiene hábitos de consumo restrictivos pese a no haber sufrido afectaciones directas.
En el informe Perspectivas del consumidor: guía para 2026, la consultora encontró que las únicas categorías que mantienen las ventas en volumen —es decir, por kilos o litros— son higiene y belleza. “Todas las industrias, bebidas tanto no alcohólicas como alcohólicas, alimentos, lácteos, productos para el hogar, todo está en contracción de volumen”, dice la especialista.
Esto indica que los consumidores continúan gastando en productos de consumo masivo, pero sacrifican cantidad porque ya no pueden absorber los incrementos acumulados en los precios, que han crecido de manera histórica desde la pandemia.
Durante 2022 y 2023, la inflación en México alcanzó niveles superiores al 8%, cifras históricas que, sumadas al período previo a la pandemia como punto de partida, generaron aumentos sostenidos en precios. Mientras tanto, las cadenas reportan un menor ritmo en el crecimiento de ventas, aunque las caídas son mínimas.
Esta contracción en el consumo, según NielsenIQ, se refleja en los supermercados, que reportan menor dinamismo en sus ventas. Aunque esto no implica que terminen el año en números negativos, sí evidencia un enfoque en la competencia basada en precio, surtido y disponibilidad como principales atractivos para los compradores.
Con excepción de La Comer, en el tercer trimestre de 2025 todas las cadenas registraron una caída en las ventas respecto al inicio del año, afectadas por precios altos, la reducción en las remesas durante los primeros cinco meses y la tendencia negativa en la creación de empleos formales.
La confianza como motor de consumo
Hacia 2026, el crecimiento dependerá de la capacidad de las compañías para conectar con un consumidor más consciente, hiperconectado y omnicanal. Según Raquel Jiménez Padilla, esta mezcla de vulnerabilidad y prudencia redefine las expectativas hacia las marcas, que deberán demostrar transparencia, confianza y precios racionales en un mercado donde el aumento de insumos, como cacao y café —con alzas de hasta 128%— presiona sus márgenes.
La experta destaca que, como dato positivo de su informe, los consumidores gastan de forma consciente, premiando a minoristas y marcas que ofrecen confianza, personalización y practicidad. En México, 98% de los compradores consideran la confianza como factor determinante de compra.
No obstante, marcas, retailers y consumidores deberán lidiar con el bajo crecimiento económico que la Cepal proyecta en 1.3%, además de los desafíos derivados de políticas comerciales, aranceles y el T-MEC.
“Estos factores al final nos muestran que hay una incertidumbre económica y política que lleva al consumidor a actuar con cautela, porque no están seguros de que su situación financiera se mantenga; podría incluso empeorar”, concluye Raquel Jiménez.