La tristeza es una constante en la vida de la madre de Michael Jackson
La tristeza de Katherine Jackson por la muerte de su hijo ha sido constante, a casi dos años de la repentina muerte de Michael por una sobredosis de anestésico quirúrgico.
“No ha pasado un sólo día en el que no piense en mi hijo, y él debería estar aquí ahora”, dijo Katherine en entrevista con CNN en su casa el martes. “Pero fue la negligencia de un médico y eso es duro, muy duro”.
El médico personal de Michael Jackson, Conrad Murray, fue acusado de homicidio involuntario del cantante. Su juicio fue pospuesto hasta septiembre.
Los abogados de Murray sugirieron que Jackson, frustrado y adormilado, pudo haber mezclado el anestésico quirúrgico, propofol, con lidocaína en su botella de jugo mientras el médico estaba fuera de la habitación.
Para lograr lidiar con la tristeza, Katherine Jackson se mudó recientemente a una nueva mansión espaciosa en una colina en Calabasas, California, fuera de la casa de Encino donde vivía la familia Jackson desde 1969. Ella adora los techos y ventanas altos, pero también es un refugio de los recuerdos tristes de la vieja casa.
“Michael tenía 11 años de edad cuando se mudó a esa casa, y permaneció ahí hasta que se mudó a sus 20. Me trae muchos recuerdos, pero ahora son tristes porque él no está ahí”, dijo.
Los visitantes al primer piso podrán ver obras coleccionadas por Michael Jackson, pero no aparecen sus fotografías. Los tres niños que tuvo el ícono pop atesoran las imágenes de su padre, pero su madre las evita.
Podemos ver flores, con las que se rodea, pues ahora son su pasión y su negocio. Lanzó la línea de arreglos florales Katherine Jackson este mes, a tiempo para que los seguidores del Rey del pop las envíen a sus madres en su día.
Pero como es testigo de Jehová, Katherine no celebra días festivos. El miércoles es su cumpleaños 81, y no habrá fiesta en casa.
El hijo menor de Michael, Blanket, de 9 años de edad, tiene su propio método para recordar a su padre. Se está dejando crecer su cabellera castaña, que ya casi llega a la mitad de su espalda. “No se lo quiere cortar. Ya lo hablamos. Le gusta largo porque su padre quería que lo tuviera así, pero creo que se lo tendrá que cortar un día”, dijo.
Blanket estudia en casa con un tutor, mientras que Prince, de 14 años, y Paris, de 13, asisten a una escuela privada. “Les va muy bien. Van todos los días a la escuela”, dijo su abuela.
Los niños están protegidos de las noticias sobre el caso penal contra el médico acusado de causar la muerte de su padre. El juicio fue retrasado hasta septiembre, pero cuando comience, ellos no verán a su abuela en la casa entre semana, pues estará en la corte.
“Si puedo, planeo estar ahí a diario”, dijo. Ella escuchará de nuevo al médico que realizó la autopsia describir cómo colocó el hígado de Jackson en una licuadora para poder medir los químicos en sus órganos, tal como lo describió en la audiencia preliminar en enero.
“En lo peor permaneceré afuera. Escuché que van a mostrar algunas fotografías de la autopsia, y yo no quiero ver eso, así que abandonaré la corte hasta que termine y después regresaré. Pero siento que debo estar ahí”, dijo su madre.
Aunque Katherine Jackson prefiere evitar la tristeza, comprobó su fortaleza hace seis años, cuando se sentó en la corte durante cinco meses mientras su hijo era procesado por acoso infantil.
“Sí, estuve ahí todos los días porque sabía que eran mentiras. Recé para que la verdad saliera a la luz”, dijo.
Algunos medios han sugerido que su madre tiene problemas de salud, pero ella lo niega. Cojea, pero no por la edad, sino por las secuelas de su lucha infantil contra el polio.
“Sigo aquí y me siento bendecida. Le doy gracias a Dios”, mencionó.