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La tumba de Oscar Wilde, a salvo de los besos de fanáticas amorosas

La escultura que adorna el sepulcro del escritor ha sido protegida con vidrio para evitar las muestras de afecto con lápiz labial
vie 02 diciembre 2011 03:06 PM

Durante décadas, los fanáticos de Oscar Wilde han rendido homenaje al escritor irlandés dejando besos en su tumba en el famoso cementerio de Père Lachaise, de París.

Sin embargo, años de manchas de grasientos lápices labiales han dañado el monumento, un ángel de piedra diseñado por el escultor modernista Jacob Epstein.

Ahora el monumento ha sido cuidadosamente limpiado y restaurado y rodeado por una barrera de vidrio para protegerlo de los besos cargados de maquillaje de las transeúntes.

La escultura recientemente renovada fue develada en el aniversario número 111 de la muerte de Wilde por su nieto, Merlin Holland, y el actor británico Rupert Everett.

El ministro de Artes y Patrimonio de Irlanda, Dinny McGinley, dijo que la ocasión era “una oportunidad para celebrar de nuevo la vida y obra de uno de los grandes escritores modernos de Irlanda, Oscar Wilde, que brindó generosamente su talento al mundo entero”.

El autor, poeta y dramaturgo escribió El retrato de Dorian Gray y La importancia de llamarse Ernesto, en Londres, en 1880 y 1890.

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Se trasladó a Francia en 1897, viviendo allí en un exilio autoimpuesto tras cumplir una sentencia de dos años de trabajos forzados en prisión por un cargo de indecencia grave tras un juicio que escandalizó a la sociedad victoriana.

“Sus últimos años fueron muy tristes”, dijo Donald Mead, presidente de la Sociedad Oscar Wilde. “Pero siempre existe la noción de que era capaz de elevarse por encima de sus desgracias, para seguir siendo optimista y feliz.

“Sus cartas hablan mucho acerca de su falta de dinero, pero también son muy entretenidas, llenas de anécdotas divertidas e historias que pintan un cuadro de alguien que estaba abajo, pero sin duda no estaba fuera —aunque por supuesto que estaba afuera (out) en el sentido moderno”.

Murió sin un centavo en París el 30 de noviembre de 1900, con apenas 46 años de edad, y se le dio una sepultura de sexta clase fuera de la ciudad. Sus restos fueron trasladados al Pere Lachaise años más tarde.

La escultura de Epstein para su tumba fue develada en 1914, y ha sido durante mucho tiempo un lugar de peregrinación para los fanáticos de Wilde. En la década de 1960, un visitante cortó los genitales de los ángeles, y la tumba estuvo plagada de grafiti desde hace muchos años.

El grafiti fue limpiado en la década de 1990 cuando la tumba fue declarada monumento histórico, pero a pesar de una señal que pide a los visitantes no pintarrajearla, los homenajes han continuado, dejando la tinta y dando paso al lápiz de labios.

Los expertos temen que si la tradición continúa, la escultura puede quedar dañada irreparablemente.

“La base de grasa del lápiz labial penetra en la piedra y mucho tiempo después de que los pigmentos colorantes se han desvanecido, una sombra de grasa es todavía visible”, dijo el Centro Cultural Irlandés de París en un comunicado.

“La tumba está cerca de ser irreparable, cada limpieza ha degradado algo de la superficie de la piedra y la ha hecho más porosa, y ha requerido subsecuentemente una limpieza más drástica”.

Mead dijo que esperaba que aquellos que hagan la peregrinación hasta el cementerio en el futuro rindan homenaje a Wilde de una manera menos destructiva.

“Se ha llegado al punto de no retorno, realmente”, aseguró a CNN. “Ha habido actos de vandalismo y destrucción sin sentido. Ahora la pantalla está colocada. espero que la gente vaya y observe, y si siente la necesidad de hacer algo, dejen una nota o algunas flores; no hay daño en ello.

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