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Arquitectura al servicio de la felicidad, la misión de Ricardo Legorreta

El humor y la humildad son las características que, junto con su trabajo, los colegas y amigos reconocieron de Ricardo Legorreta
jue 19 enero 2012 05:42 PM
ricardo legorreta arquitecto
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Ricardo Legorreta, el arquitecto mexicano con más obras en el extranjero, se distinguió no solo por su trabajo, que fue reconocido con varios premios internacionales, sino por ser una persona con un agudo sentido del humor y humildad, publicó la revista Quién.

Para muchos, Legorreta fue el arquitecto mexicano más conocido en el mundo después de su maestro y amigo Luis Barragán. Y llevó el espíritu de edificios masivos pero esbeltos y llenos de color a decenas de ciudades, buscando que la arquitectura hiciera feliz a las personas.

En San Francisco, una de sus arenas más destacadas fuera de México, su despacho Legorreta + Legorreta realizó inmuebles que cambiaron mucho de la cara de la bahía.

En 1999 recibió un reconocimiento de la Unión Internacional de Arquitectos y un año después lo hizo el Instituto Estadounidense de Arquitectos. En el 2002, el gobierno español también lo galardonó con la Orden de Isabel la Católica.

Sus malas rachas en la lucha contra el cáncer no le impidieron viajar a Japón con toda su familia para recibir en el 2011 el Premio Imperial Asociación de Arte. Fue el primer mexicano en ganar esta especie de premio Nobel para su especialidad.

En México recibió antes, en 1991, el Premio Nacional de las Artes.

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Humildad y humorista

Sus colaboradores y amigos recordarán al arquitecto como una persona con sentido del humor. “Era muy irónico, muy ácido”, dijo el arquitecto Francisco Serrano a Quién.

Serrano, quien fue el responsable de remodelar la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, recuerda que cuando él ganaba algún reconocimiento, Ricardo Legorreta le mandaba un mensaje diciendo: “Felicidades, no eres tan mal arquitecto como creía”.

Y ante la adversidad, demostró ser también una persona humilde. El hijo de Francisco Serrano, Javier, fue asesinado en julio del 2010. “Estuvo conmigo en todo ese largo camino que fue aceptar la pérdida”, explicó.

Durante su carrera emprendió una batalla personal contra los “arquitectos estrella”, aquellos que, decía, hacen de sus diseños una extensión de sus propios egos. Y, en cambio, estaba convencido de que la arquitectura es un instrumento para hacer felices a las personas.

Felipe Leal, uno de sus amigos más cercanos y quien fue director de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, recuerda que cuando le entregó la medalla Manuel Tolsá en el 2004 “por embellecer al mundo”, se le quebró la voz al dar el discurso de agradecimiento.

Leal dijo a la revista que semanas previas a su muerte, Legorreta quería andar en bicicleta y se veía rejuvenecido. “Nunca lo vi enfermo o derrotado. Para todos los que lo conocimos, él siempre seguirá sonriendo”.

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