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El yate de Francisco Franco, convertido en una pieza de museo en Madrid

El barco de quien encabezó la última dictadura española fue reinventado en un prisma por el artista español Fernando Sánchez
lun 23 enero 2012 02:47 PM
El yate de Franco es exhibido
EFE. Yate-Francisco Franco-Azor El yate de Franco es exhibido

Tras 26 años de ser usado como embarcación de recreo por el dictador español Francisco Franco y su familia, y después de permanecer años abandonado cerca de un pueblo de Burgos, centro de España, el yate Azor regresa a la actualidad convertido en obra de arte.

El barco será exhibido hasta el 18 de marzo con el título Síndrome de Guernica, en la sala de exhibiciones Matadero, en Madrid, luego de ser rehabilitado por Fernando Sánchez Castillo, uno de los artistas españoles con mayor proyección internacional.

La embarcación fue construida por Astilleros Bazán para uso y disfrute del entonces jefe de Estado. La madrina de la embarcación fue María del Carmen Franco y Polo, hija del dictador.

Con 47 metros de eslora y 10 metros de manga, la nave fue el yate de recreo de Franco y su familia y escenario de hechos históricos como las Conversaciones del Azor entre Don Juan de Borbón, padre del rey español, y el Generalísimo.

Ya en la etapa democrática, el socialista Felipe González utilizó el yate en unas polémicas vacaciones veraniegas cuando era presidente, y en el año 1990 el Estado lo subastó especificando que su destino era el basurero, pero un comprador quiso convertirlo, sin éxito, en un local de ocio.

Desde entonces, el Azor descansó en las afueras del pueblo de Cogollos (Burgos), convirtiéndose en reclamo turístico para nostálgicos y sorprendidos visitantes.

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A finales del 2011, Fernando Sánchez Castillo compró la nave para transformarla en una obra artística con forma de prisma.

Convertido en material de desecho, en cubos de material prensado, en chatarra, Sánchez Castillo dio otro rumbo a la historia de un barco destinado a estar próximo al poder.

Fernando Sánchez Castillo, que ha desarrollado buena parte de su carrera en Holanda, aborda habitualmente en su trabajo los símbolos establecidos con un punto de ironía que cuestiona la relación entre arte, poder e historia.

Su trabajo se aproxima a la historiografía, el periodismo o las relaciones ambiguas entre el poder y su propaganda. El artista madrileño ha participado en exposiciones colectivas en algunos de los museos y galerías más importantes del panorama internacional, como la Tate Modern de Londres, el MoMA de Nueva York o la 50 Bienal de Venecia.

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