Editoriales independientes en México viven 'por amor al libro'
Se les conoce como independientes porque “no pertenecen a una gran empresa editorial”, o por lo menos, así las define Diego Rabasa, miembro del Consejo Editorial de Sexto Piso.
Estas editoriales coexisten con los grandes conglomerados empresariales como Santillana o Random House, que miden su éxito en la retribución comercial que obtienen por las obras que publican.
“En realidad lo que hacen (las editoriales independientes) es apostar por una serie de textos, de autores, de colecciones que tal vez no son los best sellers que podrías encontrar en las editoriales trasnacionales; y que sin embargo hay una total fe, arrojo y convicción de que el título y/o el autor merece ser publicado”, explica a CNNMéxico Déborah Holtz, presidenta de la Asociación de Editores Mexicanos Independientes (AEMI) y directora de Trilce Ediciones.
Identificar el número de editoriales independientes que existen en México es un trabajo casi imposible, ya que nacen y perecen constantemente, sin quedar registradas ante algún tipo de organización como la AEMI, que a la fecha es la única que lleva un registro de estas empresas. Desde su creación en 2005, la AEMI se ha dado a la tarea de agrupar editoriales independientes, con un total de 60 editoriales a la fecha.
Fuera de la AEMI no existe registro de aparición, subsistencia o cualquier otro destino de estas editoriales, aunque han existido desde siempre. Algunas de las más reconocidas en México son Trilce Ediciones, que nació en 1991 apostando por libros de arte y Sexto Piso, que inició editando cuatro libros en 2002 y ahora edita 32 cada año. Existen otras casas editoriales no registradas por AEMI, entre otras cosas, por su reciente aparición; es el caso de Dïéresis y Elephas, que nacieron en septiembre y octubre de 2011.
Anaïs Abreu, poeta, escritora y directora de Editorial Dïéresis define a las editoriales independientes como “una declaración por el amor al libro”. Los libros que edita son artesanales y su tiraje va de 30 a 50 ejemplares. Ella, como Jorge Castellanos, director general de la Editorial Elephas, señalan que su principal barrera es tener una buena distribución, lo que les permitiría llegar a más lectores, pero a través de las redes sociales un construido canal muy accesible de difusión.
Jorge, además de utilizar Internet para difundir su trabajo, utiliza los medios electrónicos como plataforma de distribución, ya que sus libros están disponibles en iTunes y Amazon.
“Una cosa que es muy importante decir, y que es verdaderamente lo difícil, no es surgir, sino mantenerse como en todo, y en ese sentido depende del talento que tenga cada pequeña editorial o cada editorial independiente de buscar como garantizar su sobrevivencia” indica a CNNMéxico Laura Emilia Pacheco, directora de general de publicaciones del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (Conaculta), la dependencia encargada de gestionar la cultura en México.
Para tener una idea, de los 140 libros editados cada año por Conaculta, 70 son coediciones con editoriales independientes
“(El Estado) invierte muchísimo en libros en este país. Te diría que en cultura en general, comparado con otros países latinoamericanos a los que hemos tenido la oportunidad de viajar, el presupuesto de cultura en México es bastante superior” reconoce Diego Rabasa de Sexto Piso.
“Los programas (de Conaculta) son mejores y más ambiciosos que los que hay en España por ejemplo, en donde nosotros participamos como editorial local al tener una razón social fincada en ese país, y por supuesto más importantes que los que hay en Latinoamérica… No conozco ninguna editorial mexicana, salvo las filiales de empresas trasnacionales quizá, que no participe en uno u otro programa del Estado” dice Rabasa.
Debido a la veda electoral que se comprende entre 30 de marzo y 1 de julio de 2012, CNNMéxico no pudo tener acceso al presupuesto destinado por Conaculta como apoyo a la coedición de las obras de editoriales independientes.
La institución explica que dicho impedimento se funda en dos legislaciones. Por una lado, los lineamientos del artículo 41 de la Constitución Política que impide hablar de logros en informes anuales o públicos, y por otro, la legislación sobre información pública.
Pese a los programas de apoyo financiero por parte de las autoridades mexicanas, así como por gobiernos de los estados y algunas universidades públicas y privadas, además del apoyo en ferias de libro como la organizada en conjunto con el Fondo de Cultura Económica, las editoriales independientes viven de la autofinanciación.
“Nosotros producimos una buena parte de lo que vale la pena en este país (…) hay un gran esfuerzo, hay una búsqueda de autores, temáticas, de riesgo”, explica Holtz.
“Lo que sería deseable, añade, es que hubiera una política constitutiva organizada con respecto a esto (financiamientos) y que cada una de las editoriales tuviéramos la opción de acceder a créditos”.