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Héctor García, 'el fotógrafo de la calle', fallece a los 88 años

Con las calles como "teatro de acción", García se convirtió en uno de los principales fotoperiodistas mexicanos del siglo XX
sáb 02 junio 2012 02:31 PM
Héctor García fotógrafo
Héctor García fotógrafo Héctor García fotógrafo

El fotógrafo mexicano Héctor García falleció en la Ciudad de México a los 88 años debido a una insuficiencia cardiaca. El fotógrafo de la calle, como el mismo se consideraba, fue uno de los principales representantes del periodismo gráfico nacional con una trayectoria que inició en 1945 y en la que acumuló cerca de un millón de negativos.

La calle era el escenario de su "teatro de acción", decía García.

“Preferí la realidad, la vida y me convertí en un testigo del acontecer social del país. La calle me pareció, con mucho, un escenario más amplio donde sucedían más cosas, con personajes de la realidad más ricos en vida, en concepto y forma”, decía García.

Nació en la Ciudad de México el 23 de agosto de 1923 en el barrio de La Candelaria. Sus padres fueron Amparo Cobo Soberanes, originaria del Estado de México y Ramiro García do Porto, de origen portugués.

Héctor García hizo de todo para ganarse la vida. Desde pequeño trabajó como limpiabotas, cargador y vendedor de diarios. A los 14 años fue acusado de robo y cumplió cinco años en la Correccional para Varones de Tlalpan, en la Ciudad de México. Ahí el joven recibe, de su orientador correccional, su primera cámara fotográfica. 

En 1942 se enlista para ir a Estados Unidos a trabajar de bracero en la construcción de ferrocarriles que llevaban armamento para el combate en la Segunda Guerra Mundial.

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Fue ahí donde vive un suceso que marcó su vida, y por el cual decidió ser fotógrafo, según relataba en las entrevistas que concedía. Durante su trabajao como bracero, un tren arrolló a uno de sus compañeros. García intentó registrar la escena con su cámara fotográfica, pero cuando quiso revelar el rollo se dio cuenta que la cinta estaba velada.

Por esa razón decidió estudiar fotografía e inició su trabajo enfocado a los sucesos cotidianos. Desde entonces acumuló un numeroso portafolio fotográfico.

En 1946 regresa a México y se inscribe en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), como estudiante. Aprovechando los conocimientos sobre fotografía que aprendió en la Academia de Artes Fotográficas de Nueva York, comienza a cubrir marchas, huelgas y mítines estudiantiles. Sus primeros reportajes aparecieron en los periódicos murales del IPN. Así comenzó su trabajo como reportero gráfico.

“Siento que la responsabilidad de los fotógrafos es ser los ojos de la sociedad. Aunque en cada cosa importante o interesante a veces nos obstruyen y nos prohíben hacer nuestro trabajo. No sé si lo hacen para salvarnos la vida, pues tenemos que estar de frente y en el frente, no podemos reportear por teléfono”, dijo en una entrevista en 2002.

García se inscribe en la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas donde conocería a dos maestros fundamentales para su trabajo: Gabriel Figueroa y Manuel Álvarez Bravo, destacados fotocineastas de la época.

"Escribir con luz"

García consideraba a la fotografía una forma de "escribir con luz" sobre los sucesos que vivía en la calle.

“Conozco muy bien la Ciudad de México, la he conquistado palmo a palmo. En aquel entonces cuando sólo era un niño me parecía fascinante. De la estación de San Lázaro ensayé mis primeras incursiones por las calles de Emiliano Zapata y La Santísima hasta el Zócalo pasando por el terrorífico descubrimiento de la Coatlicue, el Zompantli y la piedra de los sacrificios", dijo en una entrevista para la revista Siempre!

En su trabajo cubrió la protesta estudiantil de 1968, cuyas capturas fueron parte del libro Días de guardar del escritor Carlos Monsiváis . Fue el fotógrafo oficial de los Juegos Olímpicos de ese mismo año. Junto a la escritora Elena Poniatowska consiguió tomar fotografías en la prisión de Lecumberri, a David Alfaro Siqueiros, el preso número 46788.

Entre los múltiples galardones que recabó en su trayectoria estuvieron el Premio Nacional de Artes y Ciencias (2002); en tres ocasiones fue distinguido con el Premio Nacional de Periodismo (1958, 1969, 1979); y el premio a la mejor cinta etnográfica en el Festival de Popoli en Florencia (1972), según Conaculta.

Encabezó más de 65 exposiciones individuales en México, Cuba, Francia, Suiza, España, Alemania, Italia, Colombia y Venezuela, entre otros países, según la Secretaría de Educación Pública.

Entre las más destacadas estuvieron las que presentó en el Museo Nacional de Antropología y la del Museo de la Fotografía, ambas en México; en la Biblioteca Nacional de París; y en la Biblioteca del Congreso de Washington, según Conaculta.

Además fue autor de diversas publicaciones entre las que están Escribir con luz (1985); Diego Rivera de carne y hueso (1986); México sin retoque (1987), entre otras.

En su trabajo, el fotógrafo de la calle reconocía el valor de los espacios abiertos: "No hay poses que valgan, ni retoques, ni ángulos; hay ensayos de una primera y única vez. Hay instantes dignos de perpetuarse"

“Mi padre hizo todo lo que quiso”

Héctor García, hijo del reconocido fotógrafo con el mismo nombre, comentó que el legado que deja su papá es la facilidad para retratar desde la parte del burlesque hasta ser un fotógrafo de un presidente durante una carrera de más de 50 años.

“Durante todo ese tiempo hizo registros de todo, tuvo un contacto con presidentes, con vedettes, escritores, escultores, con todos, fue una persona que conoció a todo mundo”, dijo en entrevista con CNNMéxico

Narró que su padre nunca tuvo una fotografía en especial, ya que para él todas tenían un significado importante.

“Todas implicaban un sentimiento, un reto, un deseo, una expresión, toda su obra.

Cada foto que tenía, cada foto que tomaba tenía algo de él, de su manera de ver las cosas, de su manera de interpretarlo, de su manera de reflejarlo, de su manera de hacérnosla ver”, añadió.

García señaló que su padre hizo lo que quiso y mucha gente le brindó su apoyo. “Mi papá hizo lo que quiso, cuándo quiso, cómo quiso, dónde quiso, siempre tuvo esa facilidad, esa pues virtud, esa facilidad de hacer lo que quisiera”

“Fue alguien que fue querido por todos. Todo mundo, de alguna u otra manera, siempre lo apoyó, siempre estuvo con él, siempre hubo una mano que se le extendía, que siempre le daba todo su apoyo”, resaltó.

Héctor García murió por un problema de arritmia cardíaca y hace siete años tuvo una caída que le impidió caminar. “Mi mamá se encargó de mantenerlo en las mejores condiciones, después de siete años, pues llegó su partida”.

Adelantó que este domingo se realizará un homenaje en el Palacio de Bellas Artes, a las 12:00 horas locales, y sus restos serán velados esta noche en una funeraria ubicada en Félix Cuevas.

José Luis Rivas contribuyó con este reportaje

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