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El Guggenheim expone el periodo en blanco y negro de Picasso

'El Guernica' es la obra cumbre del español realizada en su etapa monocromática, que desarrolló entre 1904 y 1971
jue 04 octubre 2012 05:00 PM

La obra del pintor español Pablo Picasso (1881-1973) contiene una importante y poco conocida sección en blanco y negro realizada entre 1904 y 1971, que ahora podrá ser apreciada en el Museo Guggenheim con una exposición de 118 obras.

"Lo esencial de toda su carrera está en blanco y negro, usó esos colores en todos sus periodos, no en uno concreto", explicó la responsable de la exposición, Carmen Giménez.

El blanco y el negro fueron una paleta constante usada por Picasso para explorar todos los estilos. Su primera obra de este estilo es La planchadora (1901-1904) y la última es El beso, realizado cuatro años antes de su muerte.

Picasso usa grises en su periodo Rosa, durante sus investigaciones en el cubismo, en las pinturas figurativas con reminiscencias neoclásicas con las que rindió tributo a Ingres, así como en sus incursiones surrealistas.

También se valió de estos tonos para representar las atrocidades de la guerra, bodegones alegóricos, interpretaciones de obras maestras históricas, como Las meninas de Diego Velázquez, o en los cuadros que pintó en el ocaso de su vida, y que están llenos de sensualidad.

"Son periodos marcados, pero fluidos, por los que Picasso va y viene", aseguró Giménez

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Lo que comparten estas esculturas, pinturas y dibujos es que en todas prescinde del color para realzar "la línea, el volumen o la estructura formal, que es autónoma en su arte".

Esta paleta monocroma no está asociada con un sólo estado de ánimo del artista, "ni con la violencia", una creencia que arraiga en el hecho de que el Guernica esté pintado en estos tonos.

"El Guernica es, sin ninguna duda, la obra cumbre de Picasso, pero lo es de toda su carrera, no sólo de su producción en blanco y negro, y hay muchos otros temas que pintó en estos colores y que no son violentos", subrayó Giménez, quien aludió, por ejemplo, a los retratos de su amante Marie-Thérèse Walter o de mujeres sentadas, a los que calificó de "muy tiernos".

Picasso, cuya obra es la favorita entre los ladrones , se valió de múltiples técnicas para lograr estos efectos, como el carboncillo, los pigmentos minerales, con los que emuló las pinturas rupestres del Paleolítico, la tradicional grisalla, que puede verse en Estudio para escultura de una cabeza (1932) o el clásico dibujo europeo, presente en Hombre con pipa (1923).

Picasso perpetúa una tradición española que entronca con El Greco (1541-1614), uno de sus grandes referentes, Velázquez (1599-1660), Francisco de Zurbarán (1598-1664), José de Ribera (1591-1652), y que se hace especialmente evidente en relación con Francisco de Goya (1746-1828) y sus características pinturas negras.

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