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La Cátedra Mario Vargas Llosa tiene una nueva sede en México

Guadalajara estrenó la cátedra que lleva el nombre del Nobel peruano y que pretende estimular las vocaciones literarias y artísticas
mar 27 noviembre 2012 06:50 PM
Los escritores Mario Vargas Llosa y Jorge Edwards hablan a los medios
AFP. Vargas Llosa-Jorge Edwards-concordia

Con un mensaje en video, que apenas duró unos minutos, el Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa , inauguró en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara  la cátedra que lleva su nombre.

El escritor peruano expresó su deseo porque esta cátedra se establezca de manera permanente en la FIL y que cada año cuente con la participación de un conferencista “que contribuya de alguna manera a estrechar los lazos culturales que existen entre México y España, entre México y todos los países latinoamericanos”.

El escritor y actual embajador de Chile en Francia, Jorge Edwards, fue el encargado de abrir esta cátedra.

En su exposición Edwards trasladó a los asistentes hasta el París de la década de 1960, que cobijó a muchos de los escritores identificados con el entonces incipiento movimiento literario conocido como “boom latinoamericano, entre ellos el propio Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y Carlos Fuentes.

Como si de personajes de alguna de sus novelas se tratara, Edwards hurgó en la memoria para revelar rasgos y anécdotas poco conocidas de los escritores que hoy son fundamentales para la literatura latinoamericana.

El joven Vargas Llosa que aún no escribía su primera novela (La ciudad y los perros, que se publicó en 1963), pero ya defendía apasionado su gusto por León Tolstói y la literatura de caballería española, aunque “no lo conmoviera” de igual manera Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.

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Edwards conoció a Vargas Llosa en un debate organizado por un programa sobre literatura en París. “La verdadera discusión ocurrió después del programa, en un café de la esquina”, recordó el chileno.

"Me pareció que el joven peruano tenía una increíble audacia literaria y seguridad en sus juicios, porque, que un joven de esa edad diga que prefiere los libros de caballería o diga que no le gusta Dostoyevski, en realidad es muy especial, significa un compromiso con la convicción propia por arbitraria y hasta por caprichosa que sea", refirió.

Enseguida Edwards hizo un paneo en su memoria para enfocar al joven Julio Cortázar, “un gran cuentista argentino que aún no publicaba su gran obra: Rayuela”. 

Fue Vargas Llosa quien lo llevó a casa de Cortázar, la imagen que tiene de ese momento: una esquina oscura, tres sillas de palo en las que estaban sentados, al centro, “este gigante juvenil, simpático, afectuoso que era Julio Cortázar” escoltado por su esposa y madre.

“Cortázar lo llevaba a uno a mundos más exóticos, a mundos inquietantes, a mundos de gran intensidad poética y él era un poeta en la prosa de fantástica imaginación”, describió.

Un pequeño radio que transmite música clásica lo distrae y lleva su memoria a un viaje organizado por el sistema de cultura alemana, a finales de la década de 1970, donde conoció a Gabriel García Márquez.

Cien años de soledad ya había nacido y García Márquez, “melómano empedernido”, viajaba con un pequeño radio donde escuchaba música.

“Yo también era melómano. Cuando fuimos a cenar, nadie del grupo latinoamericano sabía alemán, yo conocía la palabra ‘trucha’ y lo sabía por el quinteto de Schubert, todos pedimos eso y años después, García Márquez decía que yo era el único escritor que escogía la comida a través de partituras”.

Edwards dejó al final del recorrido al recién fallecido Carlos Fuentes. La primera vez que lo vio fue en Santiago, capital de Chile. “Era un joven de buena facha, bien vestido, con un bigotito y buena corbata, rodeado de un grupo de zarrapastrosos que con tocarlo querían que les transmitiera sus conocimiento”.

Las anécdotas más vivas que tiene de Fuentes sin embargo, tienen que ver con el baile. “Después de largas jornadas de trabajo se ponía a bailar, había una chilena con la que bailaba, muy guapa, no diré más, era de origen yugoslavo y hoy a sus 75 años luce todavía bastante escultural”.

El escritor finaliza su recorrido por los recuerdos, no sin antes de reflexionar y concluir que quizá deba escribir un segundo tomo de memorias en el que incluya a cada uno de estos personajes, dijo en referencia a su autobiografía Los círculos morados publicada hace unas semanas.

Un ejercicio de reflexión iberoamericana

La Cátedra Vargas Llosa se constituyó en octubre del año pasado en Madrid, España, por iniciativa y cobijo de la Fundación Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

Cuenta con el auspicio de empresas privadas y de las universidades de Murcia, Valladolid, Europa de Madrid, La Rioja, Alicante, Granada, Castilla-La Mancha, Las Palmas de Gran Canaria e Internacional Menéndez Pelayo a las que se sumó la UdeG a través de la FIL.

La directora de la FIL de Guadalajara, Nubia Macías, dijo a CNNMéxico en septiembre pasado, que la cátedra pretende ser “un ejercicio de reflexión de actualidad basado en los principios y la literatura de Mario Vargas Llosa”.

El escritor y periodista Juan Jesús Armas Marcelo, director de la cátedra, dijo en conferencia de prensa celebrada este lunes que a partir del próximo año se llevarán a acabo conferencias y actividades de cara al 2016, cuando el Premio Nobel de Literatura cumpla 80 años de edad.

La FIL, auspicida por la Universidad de Guadalajara (UdeG), será  una de las varias sedes universitarias  con las que pretende contar en Iberoamérica esta cátedra.

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