¿Es más divertido leer un cuento que una novela?
Una de las cosas que más divierte a los cuentistas es criticar a la novela, “son esas cosas largas, aburridas”, dice con una sonrisa el escritor catalán Jordi Puntí, en el encuentro internacional de cuentistas este sábado en la Feria del Libro (FIL) de Guadalajara.
“Dicen por ahí que un cuento es un orgasmo masculino y una novela un orgasmo femenino”, menciona ante la risa de los asistentes el autor de dos recopilaciones de cuentos: Proa (1998) y Animales tristes (2000), tres de cuyos cuentos fueron llevados al cine en 2006 por Ventura Pons.
Hay otros tres escritores sentados en la mesa: el croata Roman Simic, el chileno Marcelo Mellado y el israelita Etgar Keret, los cuatro, incluido el catalán, comparten un aire de niños con mirada traviesa.
“Para mí, el cuento es una cosa que tiene que ver con el corazón, con ese espacio en medio de dos latidos, ese es el espacio donde vive el cuento para mí”, dice Simic, el poeta y escritor croata, quien con su obra De qué sirve enamorarnos, ganó en 2005 el premio literario más importante de su país.
Simic, director del Festival Artístico de Croacia y referencia literaria de su país, lee en un español casi perfecto uno de sus cuentos, en el que se aprecia el estilo marcado por el dolor impregnado en la historia de los países del Este.
A Keret, el publico le ha dedicado un nutrido aplauso después de que el moderador, Ignacio Padilla, leyó un cuento publicado en su más reciente libro, De repente un toquido en la puerta (Sexto Piso 2012).
Antes, el escritor y director de cine, ganador del premio Cámara de Oro a la mejor ópera prima en el Festival de Cannes 2007, ofrece otra definición del cuento y el desprecio que causa frente a algunos novelistas: “un cuento es como si tuvieras un hijo retardado, con un problema de retraso mental o enanismo y luego intentas escribir una novela para tener un hijo normal”.
Aclara sin embargo que le resulta incomprensible la insistencia de “algunos” de confrontar y comparar a la novela con el cuento, “nunca he entendido la necesidad de comparar o crear un puente entre ambos”, dice al aclarar que él se mueve comodamente entre los dos géneros.
Le cuenta a los asistentes la insistencia de su editor porque escriba una novela, aún cuando uno de sus libros de cuentos es un best seller en su país.
“’Por favor una novela’, me pide el editor después de festejar el éxito del libro, pero qué quieres, la obra es un best seller, le reclamo y me responde, sí, pero si hubiera sido una novela, hubiera vendido más”, relata Keret ante un público que no deja de reír.
Los cuentistas han dejado para el cierre del encuentro al "anfitrión", el cuentista chileno Mellado -este año Chile, es el país invitado a la FIL-, un escritor conocido en su país por su estilo irónico, confrontador.
"Gran parte de mi trabajo ha sido escribir contra los poetas", dice Mellado al narrar la anécdota de cuando fue agredido físicamente por una treintena de ellos.
Contextualiza la gravedad de su "atrevimiento", al decir que escribe en un país de poetas como Chile entre los que se encuentran Pablo Neruda y Nicanor Parra, donde quienes se dedican a este género lo hacen como "una estrategia de sobrevivencia, que no es tan mal negocio".
La dos horas dedicadas al encuentro ha terminado, pero ha sido suficiente para que los cuentistas leyeran cada uno una obra de su autoría. Público y escritores salen del salón con una sonrisa en el rostro.