¿Quieres escribir y no sabes por dónde empezar? Estos consejos son para ti
Se acercan las vacaciones de fin de año y es buen momento para desarrollar tu pasión por escribir que habías dejado pendiente.
Para impulsarte a hacerlo, recabamos algunos tips de escritores de diferentes nacionalidades y épocas reunidos en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, para motivar al escritor que todos llevamos dentro.
Figuras como Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura 2010, el escritor israelí, David Grossman, la colombiana Laura Restrepo y los mexicanos, Juan Villoro y Xavier Velasco, fueron niños lectores, no por imposición, y sí por gusto, según contaron durante su paso por la FIL de Guadalajara que terminó este fin de semana.
Cuando era niño, Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura 2010, cambiaba los finales de las historias que leía si el original no le gustaba o “les aumentaba de mi propia cosecha si decidía que la historia debía continuar”, contó en un encuentro con sus lectores en la FIL .
“Desde muy chiquito empezó en mi la idea de que no solo leer, sino también escribir podría ser una manera de enriquecer la vida incorporándole aventuras, experiencias que tenían que ver con la imaginación”, contó sobre el nacimiento de su vocación literaria.
¿Por dónde se empieza a escribir?
“Lo primero para alguien que no ha escrito es convencerse de que su propia historia, es una historia apasionante. La historia de sus hermanos, de su tía, de sus compañeros de colegio, incluso”, dijo la escritora colombiana, Laura Restrepo.
Autores a lo largo de su vida literaria incluyeron entre sus personajes a gente tan cercana como su propia familia. Un ejemplo claro es el propio Vargas Llosa en su libro La tía Julia y el escribidor (1977). Julia era tía política del escritor, 14 años mayor que él, divorciada y fue también su primera esposa.
“A todos nos cuesta mucho trabajo vivir, la vida es muy complicada y por tanto detrás de la vida de cada quien hay una aventura, lo primero es abrir los ojos y darse cuenta, esto que tengo cerca mío es irrepetible y es único y yo lo conozco mejor que nadie”, agrega Restrepo, cuyo libro Delirio, ganó el Premio Alfaguara en 2004.
Cuando un escritor realiza sus primeras historias, también ayuda el inspirarse en los que tienen más camino andado, coinciden figuras literarias.
Grossman, una de las personalidades de la FIL 2013 y uno de los escritores israelíes más leídos dentro y fuera de su país, cuenta que sus primeros intentos por escribir ocurrieron entre su niñez y juventud, lo hacía “según el estilo que acababa de leer”.
“Me acuerdo que escribía libros por ejemplo basado en nuestro poeta nacional Jaim Biálik, yo decía lo estoy imitando, pero casi hasta lo citaba y solo ponía mi firma al final. Y luego empezó a ser un diálogo entre uno y el escritor que leí, uno encuentra los lugares donde es más audaz, más atrevido, donde es más inteligente y dice, yo hubiera hecho algo con este tema”, dijo en una de sus charlas con lectores de la FIL.
El escritor mexicano, Juan Villoro coincide con Grossman y opina que “antes que nada es muy importante que el escritor sea un lector y que trate de imitar algún modelo que admire mucho, pero aportando cuestiones que sólo él puede decir con una gran sinceridad y valentía para demostrar que tiene una voz propia, un registro propio”.
¿Un escritor nace o se hace?
Villoro, autor de Arrecife, su más reciente libro que ganó el Premio José Donoso 2012, considera que un escritor es producto de una circunstancia, de algo que marcó la vida de esa persona.
“Puede haber cierta facilidad para el lenguaje, para las palabras, cierta curiosidad, pero son más importantes que las circunstancias que los dones de nacimiento que tienen”, dijo en entrevista.
Y fue precisamente una “circunstancia” la que llevó a Laura Restrepo a escribir su primer libro, Historia de un entusiasmo (1986).
Restrepo empezó escribiendo dentro del periodismo. Después participó en el proceso de negociación con la guerrilla de su país en la década de 1980, lo que la llevaría después al exilio.
Según cuenta y al estar cerrados para ella los medios de comunicación en los que solía escribir, decidió entonces hacer un libro.
“Tenía como 35 años cuando publiqué el primer libro y lo hice no porque hubiera decidido hacer un libro, sino porque yo era periodista, pero estaba inmersa en un proceso de paz que cayó en desgracia y no me volvieron a publicar mis artículos en ningún lado. Como tenía un montón de material y era testigo de una serie de cosas que la prensa estaba callando, yo dije pues ahora escribo un libro”, contó Restrepo quien acudió a la FIL a presentar su más reciente obra, Hot Sur (2012).
Escribir, un trabajo gozoso y personal
Si la decisión de escribir ya está tomada, el resto es tomar una hoja de papel y pluma y soltar las primeras frases. Lo demás será placer y gozo, aunque también habrá momentos de frustración y desesperación, señalaron escritores.
“Escribir es una cosa maravillosa, escribir produce una felicidad inmensa”, dijo con emoción Vargas Llosa.
“Me río de los escritores que dicen ‘qué horror, qué terrible, he pasado unos meses espantoso escribiendo esta novela, me ha sacado todas las canas que tengo’, ¡mentira! has gozado como un cochino escribiendo esta novela, si tienes vocación literaria no hay nada más hermoso que sentarte y escribir y pasarla mal, y tener angustias y entristecerse, todo eso te hace vivir con una intensidad absolutamente maravillosa y por eso aunque no lo digamos los escritores somos privilegiados de poder ejercer una vocación que enriquece tanto esa pobre vida que tenemos”, agregó.
El escritor mexicano, Xavier Velasco, opina que empezar a escribir es “una cosa privada”.
En entrevista, mencionó que él empezó a escribir de niño, “a contracorriente” y a escondidas de sus padres y maestros.
“Escribir es un trabajo gozoso. En la primera etapa es un juego personal y el mundo no tiene porque entenderlo, no lo va apreciar, al final es uno contra el resto del mundo”, concluye el autor de Diablo Guardián, Premio Alfaguara 2003.