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Napoleón se tambalea en sindicato minero

Napoleón Gómez Urrutia, dirigente del sector minero mexicano, hace su mandato desde Canadá; sus problemas de malas practicas dentro del gremio hacen que sea presa de huelgas y conflictos.
dom 11 octubre 2009 06:03 AM
El trabajo duro y peligroso del minero es medianamente bien retribuido. (Foto: Especial )
mineros (Foto: Especial)

En 2002, tras la muerte de su padre, Napoleón Gómez Urrutia heredó su puesto: la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana (SNTMMSRM) que aglutina a más de 30,000 trabajadores de la industria de la minería y que su padre encabezó por 40 años. ¿Mejor herencia? Imposible.

Desde su llegada, Gómez Urrutia rentabilizó tal herencia. Entre la bonanza de los precios del cobre, el dirigente amarró alianzas con las organizaciones sindicales más importantes en Estados Unidos y Canadá.

También las relaciones con las grandes empresas del sector, como Peñoles, Altos Hornos de México (AHMSA), ArcelorMittal, Frisco, Gold Corp y Grupo México, fueron rentables para el sindicato.

El acuerdo más oneroso lo hizo con Grupo México para que esta empresa depositara en 2005 el 5% de las acciones (equivalentes a 55 millones de dólares) de la mina de cobre Cananea a un fideicomiso para beneficio de los trabajadores. Todo parecía bajo control para Gómez Urrutia.

Las enseñanzas de su padre y su formación académica hacían de Napoleón un dirigente singular. A diferencia de la pobre educación de otros líderes sindicales como Armando Neyra Chávez, dirigente de la industria refresquera y diputado por el PRI, que sólo cursó la primaria, Gómez Urrutia tiene un posgrado en la Universidad de Oxford y otro en la de Berlín.

Y antes de ingresar al sindicato ocupó diversos puestos en el gobierno y el sector privado. En 1992 fue nombrado director de la Compañía Minera Autlán, con la encomienda de preparar su privatización. También fue director general de la Casa de Moneda a finales de los años 80.

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Todo indicaba que el dirigente se podría perpetuar en el poder como su padre. No ha sido así. La muerte de 67 mineros durante una explosión en la mina de carbón Pasta de Conchos (en Nueva Rosita, Coahuila) en febrero de 2006, desató una guerra sin cuartel contra Germán Larrea, presidente de Grupo México (la compañía minera más grande del país).

Larrea fue culpado por el trágico accidente y después vino la huelga en la histórica mina de cobre Cananea, en julio de 2007, que no tiene aún fecha de finalización. Los conflictos al interior del sindicato también explotaron.

A más de tres años de autoexilio en Vancouver (Canadá), el futuro sindical de ‘Napo’ –como le llaman en el sector– se vislumbra incierto.

Acusado del desvío de los 55 millones de dólares que pagó Grupo México al sindicato y de enriquecerse a costa de los trabajadores, ‘Napo’ se ha convertido literalmente en un dirigente virtual que a la distancia, se defiende. A finales de julio, en una videoconferencia reiteró que es víctima de un complot orquestado desde el gobierno federal, que lo desconoce como dirigente, y aseguró que pronto regresará al país ocupando su cargo y sin ninguna orden de aprehensión.

Quienes viven de cerca el conflicto son escépticos del optimismo de Gómez Urrutia, al ver cómo el poderoso sindicato (famoso por lograr aumentos salariales muy por arriba que otros sindicatos) se desmorona. El dirigente de 65 años –que, por cierto, nunca trabajó en una mina– no puede evitar la rebelión al interior del gremio.

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Rebelión en la mina

La deserción salta a la vista. Basta con revisar los padrones de afiliación de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS). En los últimos dos años, de los 34,000 trabajadores que pertenecían al SNTMMSRM en todo el país, lo han abandonado la Sección 7 de Grupo México, que aglutina a 8,000 mineros, la sección 10 de Altos Hornos de México (AHMSA), que afilia a 12,000 trabajadores, y la Sección 147 de la minera Fresnillo, con 8,000 obreros.

La Sección 30 de la mina de Naica (Chihuahua), con 385 trabajadores, es la más reciente salida. Son poco más de 28,000 mineros los que dejaron de apoyar a Gómez Urrutia. “La fortaleza del sindicato se ha venido desmoronando”, señala Enrique de la Garza, investigador de temas laborales de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Aunque han desconocido a Napoleón Gómez Urrutia como su dirigente y ya no acuden a las reuniones del comité nacional, se tendría que celebrar una convención nacional extraordinaria para destituirlo formalmente. En el corto plazo se ve poco factible, ya que antes tendría que realizarse una asamblea en cada una de las secciones y recolectar firma por firma.

Al mismo tiempo han surgido, del mismo sindicato, nuevas organizaciones y agrupaciones que pelean los contratos colectivos de trabajo y promueven la destitución de Napoleón Gómez Urrutia.

La Unión Democrática Obrera, la Cooperativa Veta de Plata, el Frente Norteño de Reivindicación Sindical y el Frente de Renovación Nacional son algunas. “Los trabajadores ya no creen en la honestidad de un líder que vive con todos los lujos en Canadá, mientras que en México los obreros mantienen huelgas con salarios de 700 pesos a la semana”, dice Carlos Pavón Campos, que por siete años fue el brazo derecho y vocero de Napoleón y que el año pasado también se rebeló contra el líder.

La gente de ‘Napo’ acusó a Pavón Campos de ‘venderse’ a Grupo México, y ahora encabeza el Frente de Renovación Nacional.

Según dirigentes mineros, como Enrique de la Rosa, secretario general de la Sección 30 de Naica, en Chihuahua, ‘Napo’ los ha decepcionado ya que sólo busca su beneficio personal.

“La consigna que trae la gente de Napoleón es estallar huelgas para presionar al gobierno para que le quiten la orden de aprehensión y pedir también dinero a las empresas, sin que se acuerde de los obreros”, señala De la Rosa. Los directivos de Grupo México han dicho que Napoleón había exigido hasta 100 MDD para levantar la huelga en Cananea.

Un documento entregado por Xavier García de Quevedo, presidente ejecutivo de Minera México, al Senado de la República relata que cuando llegó ‘Napo’ en 2002 las empresas empezaron a padecer el liderazgo de Gómez Urrutia.

“Se estallaron 32 huelgas en las 11 unidades de Minera México, siete movimientos huelguísticos, así como paros ilegales en Cananea, prácticamente uno por año: todo eso ocasionó 1,600 días perdidos, equivalentes a 11 millones 800,000 horas hombre. Las pérdidas son superiores a 250 MDD”.

La lectura de especialistas en derecho laboral es que factores internos (cansancio de los trabajadores) y externos (las prolongadas huelgas y las crisis económicas) han influido para que los mineros abandonen su filiación sindical.

“Se han cansado de defender a un líder y no a un gremio”, dice Hugo Ítalo, del Bufete de Abogados Ítalo y Asociados. El poder de Gómez Urrutia se ha debilitado. Un ejemplo es que “no logró incluir en las cámaras locales y en la Cámara de Diputados a ningún representante del sindicato”, opina Ancelmo García, consultor de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Modus operandi

Desde su residencia en Vancouver, Napoleón Gómez observa cómo sus ex aliados revelan las prácticas ‘recaudatorias’ que él impuso durante su gestión para negociar los contratos colectivos de trabajo.

Según Pavón Campos, por cada revisión se exigía a la empresa 1,000 pesos por cada trabajador y, dependiendo de la compañía, el SNTMMSRM exigía entre 20,000 y 100,000 pesos para gastos personales.

Otra de las tácticas rentables fue la incorporación de tarifas adicionales por permitir la entrada de trabajadores ‘terceros’ (empleados contratados por outsourcing y carentes de derechos sindicales).

Debido al crecimiento de la industria minero-metalúrgica, la aparición de contratistas outsourcing aumentó a partir de 2002.

Gómez Urrutia acordó con las compañías la posibilidad de que hubiera empresas de outsourcing siempre y cuando se le entregaran directamente 2,500 pesos por cada trabajador a su ingreso y posteriormente se le abonara un pago de 8% sobre salario tabulado de cada empleado, según la versión de Pavón Campos, su ex brazo derecho.

Tal parece que al final, la demanda salarial es, quizás, el factor de menor importancia. “Los ingresos más importantes no provienen de las cuotas de los trabajadores, sino de los negocios que se logran hacer”, dice el abogado laboral Arturo Alcalde Justiniano. El SNTMMRP no es la excepción, esta práctica se presenta en otros sindicatos.

Panorama incierto

De las organizaciones extranjeras de la industria de la minería viene un fuerte apoyo hacia Napoleón Gómez. Tal es el caso de la Federación Americana del Trabajo-Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO, por sus siglas en inglés); la Federación Internacional de Trabajadores de las Industrias Metalúrgicas (FITIM) y la United Steel Workers (USW).

Los mineros disidentes señalan que las alianzas que mantiene Gómez Urrutia le permitieron tramitar un permiso de trabajo para colaborar con la United Steel Workers de Canadá. Para Ben Davis, representante en México de la AFL-CIO, el principio fundamental es que son los trabajadores y no las empresas y el gobierno quienes deciden y eligen a los líderes sindicales. “No hay debilitamiento. Después de tres años, el sindicato, Napoleón, siguen fuertes”, indica Davis.

A pesar de los jaloneos y de la fragmentación del sindicato, lo cierto es que en las negociaciones salariales, los mineros han logrado un buen porcentaje.

De las 55 revisiones de contrato colectivo de trabajo que se han realizado en lo que va del año, se lograron aumentos de entre 7 y 13% directo al salario y en algunos casos los aumentos en las prestaciones llegaron a 12%. En sindicatos independientes, como el de Volkswagen, el incremento fue de 3%.

El enfrentamiento minero “es el conflicto del sexenio. Es claro el debilitamiento y la erosión del sindicato”, opina Alfonso Bouzas, especialista laboral de la UAM.

El apoyo que en un principio recibió el sindicato, ahora está tambaleante. Los sindicatos oficiales o ‘charros’ del Congreso del Trabajo, como la Confederación de Trabajadores de México (CTM), se mantienen al margen, no quieren problemas con el gobierno, dice Bouzas.

¿Qué sigue? Por lo pronto, la comisión especial del Senado que sigue el conflicto laboral entre la Sección 65 del sindicato minero y el Grupo México aceptó que Napoleón Gómez exponga en los próximos meses su versión a través de un video.

El perredista Arturo Núñez, quien preside este grupo instalado en abril pasado, es escéptico sobre los avances que se pueda lograr. El problema de Cananea “está muy enredado”. Ancelmo García, de la OIT, vaticina un futuro oscuro: “Napoleón no regresa a México. El sindicato no desaparecerá, pero será débil en lo político y en lo laboral. El conflicto se prolongará indefinidamente”.

SABEN NEGOCIAR
El sindicato minero ha logrado los mejores aumentos salariales muy por arriba de la inflación.
Sindicato Incremento salarial2009 (%)
Mineros
Entre 7 y 12*
Volkswagen
3
Petroleros
4.9
Electricistas
4.9
FSTSE
4.9
* Estos aumentos corresponden a 55 revisiones salariales de igual número de secciones del sindicato efectuadas este año.
FUENTE: sindicatos.

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