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A nadie le gustan las sorpresas

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Lorenzo Zambrano, presidente de Cementos Mexicanos, considera que la llegada al poder de un candidato ajeno al PRI no representará un gran cambio en la política económica del país, aunque sí será una oportunidad para poner en marcha una política industrial que apoye los sectores y regiones que requieren un impulso adicional. El empresario, ducho en inversiones en el extranjero, advierte que la llegada de capital foráneo puede verse amenazada si el país no avanza para consolidar su infraestructura. El principal cuello de botella en unos tres o cuatro años: la insuficiente generación de energía eléctrica para los nuevos proyectos industriales. Aquí está una conversación con el empresario.

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¿Qué significado puede tener en el terreno económico el que haya ganado un candidato ajeno al PRI?
Durante su campaña, el Presidente electo resaltó que se seguiría con las finanzas públicas sanas, algo importante para el desarrollo del país. También  que dejaría que el banco central, el Banco de México, siguiera completamente independiente, como lo es por ley. Inclusive algunos asesores han dejado entrever que quisieran que el banco central llevará la política cambiaría también. Entonces, no hay un cambio fundamental en cuanto a política macroeconómica. Sin embargo, sí se ve un cambio en cuanto a política industrial. Se ha hablado mucho de promover a la mediana y pequeña industria, se habla inclusive de tener que renovar la banca para que ésta participe en créditos a la industria mediana y pequeña. El éxito de la nueva administración dependerá de la eficacia con que se ejecute lo que se prometió durante la campaña.

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¿Considera como favorable para los negocios que el próximo presidente venga del sector empresarial?
Lo que es favorable a los negocios y en general para toda la economía y el país es que haya sido una elección limpia, respetada por todo el mundo. Eso crea un clima de estabilidad y de confianza sin las cuales no hay crecimiento económico.

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Desde 1982, los gobiernos de México han optado por la apertura de la economía ¿Qué le tocará hacer a la próxima administración?
Abrir la economía implica modernizar toda la estructura productiva del país. Todos nos hemos tenido que modernizar, pasar por procesos de reingeniería para ser competitivos. Eso mayormente se ha logrado ya, pero hay que avanzar más en las empresas medianas y pequeñas. Muchas todavía no son lo suficientemente competitivas. Además, hay algo que se nos olvida a veces y es que con la apertura de la economía hemos atraído mucha inversión extranjera, y ya empezamos a ver algunos cuellos de botella en la infraestructura. Creo que uno de los más serios puede ser la falta de energía eléctrica para todos los proyectos que pudieran venir al país.

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En lo relativo a las pequeñas y medianas empresas, si interpreté bien, usted sugiere cambiar aquello de que “la mejor política industrial es no tener política industrial”.
Sí, aunque los libros de texto digan que la “mejor política industrial es la que no existe” y así se haya actuado en los últimos 12 años. Sí es importante que haya una política que permita que ciertas regiones del país avancen económicamente. Todo el sureste necesita mucha más infraestructura de comunicación, mucha más infraestructura de todo tipo; de manera que sea atractivo para la nueva inversión. Por otro lado, para privilegiar el crecimiento de las empresas medianas y pequeñas hay que buscar que tengan acceso al crédito, a capacitación de sus mandos medios y de sus obreros. Hay una serie de medidas que se pueden tomar y que son generales para todos. Lo que no hay que hacer es decir: “la industria x o la industria y son las que se verán favorecidas porque son las que pueden crecer y exportar”. Eso sería un error. En ciertas partes del país en forma general se debe promover la inversión, al igual que en cierto tipo de compañías.

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Considerando su experiencia en el terreno de los negocios internacionales, ¿cuáles son los tres o cuatro factores fundamentales que se analizan para decidir si se invierte en un país?
Algo muy importante es conocer las reglas del juego y que éstas no cambien, que haya un estado de derecho, estabilidad jurídica. También son muy importantes la estabilidad política –cosa que en México hay– y la estabilidad económica. A nadie le gustan las sorpresas, a nadie le gusta invertir en un país que tendrá una recesión grave e inesperada un poco después de abrir la planta. Imagínese cómo se sintieron los que invirtieron en el 94 y se encontraron que en el 95 no había mercado interno. El costo de los insumos también debe ser predecible. No puede uno amanecer con la noticia de que ciertos insumos ya cuestan mucho más en forma arbitraria de la noche a la mañana.

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De acuerdo con esos criterios, ¿México califica bien?
Sí, de hecho los inversionistas han venido a México en forma récord en los últimos años. Ha habido inversión extranjera directa, y seguirá habiendo, siempre y cuando los inversionistas vean que el país será como ha sido. Lo que hay que reforzar es la infraestructura. Es muy importante que haya suficientes energéticos para todo el país, que los precios de los insumos para las industrias sean estables y predecibles y se muevan igual que en los mercados internacionales.

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¿Coincide usted con la postura de algunos inversionistas extranjeros, de que lo que sigue es la privatización de Pemex?
Eso es algo que los mexicanos tienen que determinar, pero sólo los mexicanos. Aunque el Presidente electo dio su punto de vista, sólo los mexicanos pueden decidir.

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En relación al servicio eléctrico, necesario para sostener el crecimiento económico que se plantea (de 7% anual), ¿están las condiciones dadas para que no se creen cuellos de botella?
Yo creo que sí es factible llegar al crecimiento de 7% en el tercer o cuarto año de gobierno. Pero para entonces debemos tener mucho más proyectos de energía eléctrica operando y en construcción de los que hay ahora. En este momento no hay suficientes proyectos eléctricos para aguantar un crecimiento (de esa magnitud), pero es una de las tareas importantes del próximo Presidente: acelerar y promover la instalación de más plantas generadoras de energía eléctrica.

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¿Tiene usted alguna idea de cuál será la lectura de los inversionistas internacionales de la actual coyuntura de México?
Es muy favorable porque lo que en otros países es cosa de todos los días, que haya elecciones transparentes y limpias, es algo que se sospechaba que en México no había. La percepción de que haya ese proceso sin ningún sobresalto es algo que da mucha confianza para los inversionistas extranjeros.

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Usted se reunió unos días después de la elección con Vicente Fox. ¿Cuáles fueron los temas que trataron?
Ya nos estamos saliendo un poquito del tema de la entrevista.

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Aunque no me diga el contenido de esa plática, por lo menos dígame cómo sintió al Presidente electo.
Pues muy contento.

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¿Qué otro tema considera importante para la transición?
El sistema financiero mexicano debe ya empezar a funcionar normalmente, después de muchos años de no hacerlo bien y eso es quizá algo que impulsará el crecimiento del país mucho más de lo que estamos viendo ahora. Hasta ahora hemos crecido sin bancos y hemos crecido a base de exportar. Necesitamos que la banca comercial funcione como banca. Los bancos principales están saneados y pueden ya empezar a reactivar el crédito, pero antes de eso debe haber seguridad jurídica. La ley ha cambiado, y ha cambiado para bien. Pero todavía falta algo adicional, sin lo cual veo difícil que los bancos presten como deben hacerlo: que puedan tener la seguridad razonable de que cuando no se les paga, recuperarán lo que se les dio de garantía. Hay una cultura de “no pago” muy, muy dañina para el país actualmente y hay que trabajar mucho para borrarla y dejarla atrás.

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