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Adula y vencerás

Según un estudio del Tec de Monterrey, seis de cada 10 empleados consiguen lo que quieren sólo con
mar 20 septiembre 2011 02:55 PM

Si hay alguien en la historia experto en tácticas para influir en los demás, ése es Nicolás Maquiavelo. Uno de los tantos consejos que durante años dio a los temidos Borgia era cuidarse de los aduladores. Sabía que rodearse de estos personajes es muy satisfactorio para el ego, pero representa un gran peligro para quien ostenta el poder, porque estos personajes ayudan a distorsionar la percepción de la realidad.

- Por ello, aconsejaba al príncipe rodearse de personas que no dudaran en decir la verdad. Maquiavelo pensaba que los nobles debían enfocarse más al objeto del cargo que ocupan que a la denominación del cargo en sí, y tal vez éste fue el éxito de los aduladores en las monarquías, pues aun cuando eran considerados inferiores, sabían el nivel de influencia que tenían y su impacto en las decisiones del rey. Estos personajes eran llamados de muchas formas, e incluso gozaban de nombres despectivos, pero tal era su fuerza que podían regir la vida o la muerte de una persona.

- Hoy las palabras de Maquiavelo y los aduladores tienen algo en común: siguen vigentes. Pero los aduladores cuentan con una ventaja: han logrado infiltrarse a todos los ámbitos de la sociedad, sobre todo en las empresas. Incluso pueden ser capaces de llevar a una compañía al declive.

- “Por culpa de un adulador estuve a punto de invertir $1 millón de dólares en un equipo inútil”, recuerda Héctor Vielma, miembro del Consejo de Administración de Grupo Hevi, una empresa de televisión por cable del occidente de México. Vielma necesitaba adquirir un equipo para eficientar el cobro a sus suscriptores y poder conectarse con sucursales bancarias y tiendas de autoservicio. En su búsqueda se topó con un adulador.

- “Primero empezó con halagos a mi persona y luego me presentó el equipo como si eso fuera lo que necesitaba, cuando realmente no era el equipo adecuado para mí y además era muy caro”, recuerda. Aunque afirma estar blindado contra estos personajes, este ejecutivo por poco cae en las redes del adulador. “Fue tan hábil que estuve a punto de hacerle caso”, reconoce.

- La adulación es el acto de exaltar a una persona, o decir lo que le conviene, sólo por sus propios intereses. Entre sus características están la falta de sinceridad, honestidad y la búsqueda de un bien por parte del adulado.  En la medida en que un ascenso dependa en alto grado del apoyo de ciertos personajes o grupos clave, se requiere de conquistar su favor. La adulación es uno de los medios para lograr este objetivo y en la mayoría de los casos resulta ser de gran eficacia.

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- Lambiscones mexicanos
Ricardo Flores Zambada, investigador del Tec de Monterrey, realizó un estudio sobre los aduladores dentro de las empresas mexicanas y los resultados son muy interesantes: cuando los empleados buscan un beneficio personal, en 60% de las ocasiones lo hacen mediante la adulación y generalmente los resultados son favorables cuando existe un jefe al que le gusta que lo halaguen.

- Cuando un jefe cae en las manos del adulador, se hace co-dependiente de su subordinado. A principios de 2005, la firma de reclutamiento estadounidense TheLadders.com publicó en el Washington Post una investigación donde revelaba que 55% de los ejecutivos de ese país consideraban que adular a su jefe y socializar con él fuera de la oficina le daba impulso a su carrera, 27%  afirmaba que no les agradaba del todo el tema de la adulación, pero reconocían que era a veces muy necesario para trascender en la compañía.

- Aunque la realidad de los ejecutivos mexicanos es diferente a la de sus colegas del país vecino, el panorama no cambia mucho, porque donde sea, adular termina siendo un buen negocio. Claudia Lomelí, por ejemplo, hace 2 años concluyó su doctorado en Ciencias Sociales en el Colegio de México y desde entonces busca un trabajo acorde a su preparación, pero en el camino se ha topado con tres obstáculos: “ser mujer, no inclinarme por algún partido político y no ser barbera”. Si se prestara al juego de la adulación, está segura de que ya tendría trabajo.

- “En organizaciones donde hay un jefe adulador, no se va a promover a alguien que no lo adule o no haga lo que él quiera”, reflexiona el investigador Flores Zambada. Cuando el jefe es una persona segura de sí misma y tiene el control de su organización, inmediatamente los rechaza.

- La experiencia de Efraín Benavides como consultor de empresas le ha llevado a detectar que la presencia de aduladores es menos frecuente en sectores como el manufacturero, pero en otros como el de servicios es donde abundan.

- Tal vez uno de los móviles más fuertes que hacen que un individuo busque un alto cargo en cualquier firma, es la sensación de importancia que genera, reforzada por el trato especial que mucha gente le confiere.  Por ello la adulación puede convertirse en un recurso eficaz para congraciarse con tal o cual figura. Como ejemplo basta ir al baúl de los recuerdos. En México hay una vieja anécdota de un presidente, en la que el mandatario pregunta “¿Qué hora es?” Y su asistente le responde “la que usted diga señor Presidente”.

- Según Benavides, el arma más eficiente en contra de estos singulares personajes es enfocar la cultura laboral a resultados y no a preferencias personales.

- Establecer relaciones más allá de lo estrictamente laboral siempre produce frutos positivos para ambas partes y eso a veces puede llevar a cualquiera a recurrir al pequeño adulador que todos llevamos dentro.

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