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Banxico y el nuevo gobierno

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Comenzaremos a escuchar de las autoridades algunas cifras que irán definiendo el programa económico para el próximo año. El crecimiento de la economía y un nivel de inflación mejor al esperado, han obligado a especialistas del sector privado a revisar sus pronósticos para el crecimiento del PIB y de la inflación del año 2000. Los nuevos estimados se ubican alrededor de 6.7% para el crecimiento del PIB y en 8.8% para la inflación. Contrasta con la previsión de hace siete meses de 4.3% y 10.6%, respectivamente.

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El Banco de México ha preparado a la opinión pública para tomar una postura agresiva frente a la inflación del próximo año. Considerando que su meta de mediano plazo es alcanzar una inflación similar a la de nuestros socios comerciales (3%) en el 2003, Banxico tendrá que plantear metas anuales agresivas del orden de 6.5% para 2001 y de 5% en 2002. Sin embargo, las expectativas de inflación para el 2001 rondan 8%, evidenciando el escepticismo del mercado respecto a la tendencia futura de los precios.

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En vista de lo anterior, el Banxico ha restringido su política monetaria, manteniendo altas las tasas de interés, en un intento de inducir a la baja las expectativas de inflación para el próximo año. Lo anterior es vital para alcanzar su objetivo en virtud de que las negociaciones salariales más recientes aún se mantienen altas (12-13%) y que el gobierno de Vicente Fox enfrentará presiones políticas para gastar lo que se pueda y cumplir con promesas de campaña.

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Al actuar de forma decidida, a pesar de las quejas del mercado sobre el alto nivel de las tasas de interés, el Banxico está mandando una señal al mercado sobre su determinación para lograr la meta de inflación.

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En los últimos dos sexenios, las políticas monetaria y fiscal actuaron juntas para reducir la inflación. Su coordinación era relativamente fácil pues se hacía desde Los Pinos. Si bien es poco probable que el nuevo presidente electo tenga la misma inclinación en involucrarse en los asuntos económicos, anticipamos que continuará habiendo coordinación entre las autoridades monetarias actuales y las nuevas autoridades fiscales ya que el presidente electo sabe que esto es indispensable para lograr las metas económicas propuestas. Cualquier señal contraria provocaría una inmediata reacción negativa en los mercados, que sería desastrosa para el nuevo gobierno.

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Si bien nadie está exento de cometer errores, el equipo económico de transición es competente y sensible a lo que los inversionistas y el mercado está esperando.

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