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El dinero y las metáforas

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

John Locke, en su Ensayo sobre el entendimiento humano, decía que todo en el lenguaje es material (emisión de viento, tinta sobre el papel, partículas de tiza en el pizarrón) menos lo más importante, que es inmaterial: el significado. Algo similar ocurre con esa invención que es el dinero: su materialidad nos impide ver que el dinero carece de sentido sin su elemento constitutivo, que es inmaterial: el significado que le otorgamos convencionalmente.

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Algunas revistas, como Forbes, publican cada año, listas de los hombres y mujeres "más ricos" del planeta. El método de medición es, desde luego, el dinero. Si bien en la mayoría de los casos esas listas no reflejan de manera puntual los activos personales de los sujetos, sino más bien el valor convencional (de mercado) de los activos de las empresas que controlan, queda de cualquier modo un defecto básico en esas listas: esa supuesta riqueza es difícilmente realizable, es convencional.

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Ahora, llevemos el fenómeno de la abundancia de dinero a una situación límite para entenderlo mejor: supongamos que todos tenemos la certeza de que el mundo se acabará mañana. De inmediato, en esa situación límite, el dinero de los millonarios de -Forbes perdería todo sentido, nadie en su sano juicio lo querría y por ello habría perdido todo su valor.

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Todo esto nos revela de modo dramático el carácter convencional, arbitrario del dinero... y su inmaterialidad (en cierta forma, el dinero es lo que queremos que sea). Todo esto nos revela también que toda la actividad económica es fundamentalmente especulativa: en función de un futuro más o menos inmediato.

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De ahí que, bien vistas las cosas, las condenas ala especulación y su contraposición con la llamada "economía real" no tengan mucho sentido. Lo que sucede es que, empezando por muchos economistas, entendemos mal lo que es la economía.

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De joven me parecía excelente la definición de la economía como la eficiente asignación de recursos escasos para producir bienes y servicios. Sin embargo, con el tiempo descubrí que, de acuerdo con tal definición, las abejas, que construyen con la máxima eficiencia sus panales (que aprovechan óptimamente sus recursos para hacer sus celdillas), serían las mejores economistas.. . y no aparecen en ninguna lista -Forbes. Más tarde entendí esa paradoja: las abejas no hacen economía en absoluto, no son, agentes económicos", son en todo caso geniales matemáticas instintivas, el problema de los panales de cera es un problema matemático, no económico, de máximos y mínimos. Es un ejemplo para ingenieros o físicos pero no para economistas.

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¿Por qué? Porque las abejas no deciden, ni planean cómo hacer sus panales. Simplemente los hacen así desde que están sobre la faz de la tierra y lo seguirán haciendo del mismo modo hasta el final de los tiempos. Nadie ha sabido de una ardua negociación salarial de algún sindicato de abejas para obtener una mejor retribución por su trabajo, ni mucho menos solicitan préstamos o hacen colocaciones de bonos para incrementar su producción o abrir nuevos mercados para la miel que producen.

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Por supuesto, las abejas no necesitan dinero para producir miel. El dinero, convención de valor, es un fenómeno económico y revela que la economía sólo existe entre seres humanos y es un fenómeno social en el que confluyen conveniencias de distintos actores. Fulano trabaja para Zutano a cambio de un salario porque considera que le "conviene" en algún sentido hacerlo, en tanto que Zutano considera que le "conviene" pagarle a Fulano a cambio de su trabajo. Ambos viven inmersos en las coordenadas del tiempo, como sólo los seres humanos pueden hacerlo.

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Por eso, también, no existe más economía, que la economía de mercado donde se dan estos acuerdos por conveniencia. Por supuesto que cada quien procura aprovechar sus recursos escasos, pero cada quien lo tiene que hacer en términos de acuerdo o conveniencia con los otros actores económicos a los que compra o vende su trabajo ya realizado, su trabajo futuro o su dinero como medio para adquirir trabajo ajeno. Cuando hablamos economía mixta, socialista y demás "economías" hablando mas en realidad de sistemas sociales de asignación y distribución de la producción que muchas veces, en la medida que son impuestos y no convenidos entre personas libres, son antieconómicos.

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Es por eso también que la base de la economía no es, como se suele creer entre muchos economistas, la producción de bienes y servicios sino el encuentro de oferta y demanda. Los señores de la lista de -Forbes no son, necesariamente, los más esforzados, ni mucho menos los más virtuosos. Son, acaso, los que tienen más poder para comprar trabajo ajeno, de acuerdo a un convencionalismo de mercado fijado por la oferta y la demanda.

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Abusando de la metáfora se puede decir del dinero que es sólo otra metáfora por la que muchos viven deslumbrados.

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El autor es director editorial de noticiarios de TV Azteca y colaborador de -El Economista.

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