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Enrique C. Molina, de Escorpión y Gemex

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Polémico, este self made man yucateco de 58 años de edad es gente sin pelos en la lengua. Dicharachero, bromista, este empresario refresquero nacido bajo el signo escorpión es uno de los hombres más ricos de México. El origen de su fortuna puede rastrearse en un hecho simple: México tiene uno de las mayores consumos per cápita de refresco en el mundo. Claro, a ello hay que sumar visión, talento, voluntad, relaciones, etcétera. Una nublada tarde, en la sala de juntas de su sede corporativa, y con el bosque de Chapultepec como fondo, Molina –quien se ha diversificado al azúcar y el turismo- habló largo rato con Diego Arrazola, Editor, y Javier Martínez, Editor Ejecutivo de esta revista. Lo que aquí se presenta es una versión resumida de la extensa charla.

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¿Cuál es la situación de sus empresas? ¿Dónde les está afectando más la crisis?
Escorpión maneja azúcar y turismo. Lo menos afectado fue el área turística.

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Gemex es una compañía de refrescos. Me quisiera salir de los Nos ha pegado en las ventas porque el bancos, porque también circulante se ha contraído.

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Pero el mexicano es un gran bebedor de refresco…
Sí, pero si retiras 26% del dinero en circulación y hay una inflación del 32%, eso afecta el poder de compra. Sí se ha resentido en el crecimiento esperado. En los últimos meses traemos tasa negativa en unidades. El proyecto anual estimamos probablemente salir flat, igual en unidades, que sería un objetivo ambicioso.

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Gemex se va comportar bastante bien. En perspectiva tenemos varios crecimientos que se van a dar en nuestros territorios. En crisis es cuando más oportunidades nos llegan.

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En azúcar tuvimos una cosecha récord. Sin embargo, el precio de azúcar lo desfasaron por cuestiones políticas; el costo financiero de la industria se ha incrementado mucho. La industria tiene viabilidad, tenemos producción y buenos rendimientos.

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En general, la estamos salvando, estamos saliendo adelante.

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¿Planean salir de algún ramo e ingresar a otro?
Me quisieran salir de los bancos, porque también somos socios de Banacci.

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Aunque comparando con otros bancos, no le está yendo tan mal a Banacci.

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Cómo no. En cuánto a cómo están las acciones todos están igual. Banacci tiene mayor viabilidad a futuro. Somos refresqueros. Pepsi-Cola México tiene terrenos que están mal y vamos a tener oportunidad de participar en ellos por la misma estructura del grupo. Desarrollar más el agua. En azúcar, ampliar un poco la producción de caña para etanol, alcohol que se mezcla con un aditivo para hacer anticontaminante en la gasolina. Es un proyecto muy ambicioso. Y, básicamente, consolidarnos en el área turística. No nos vamos a meter ni a petroquímica, ni a cementeras, a nada.

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¿Cómo le ha hecho para que Gemex sea el grupo embotellador de Pepsi más grande del mundo fuera de Estados Unidos?
México es el país con mayor consumo percápita de refrescos. Tengo 40 años en el negocio. Empecé en la franquiciadora. Me fui a Acapulco en 1959, como director de la planta, que estaba muy mal, la tenía intervenida la franquiciadora. Cuando se vendió a un inversionista, me prestaron de director general y me dieron chance y me fui quedando. Tuve la oportunidad de comprar la planta, cuando se iba a modernizar. El accionista que era socio con nosotros se retiró; era un inversionista puro. Después nos quedamos con la planta el grupo mexicano y ahí empecé a crecer.

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Luego fue Iguala, posteriormente Cuernavaca. Cuando tenían un problema muy grave en el Distrito Federal, que era una planta que perdía mucho dinero y que tenía problemas de administración y corrupción, me la vendieron. Ahí puse todos mis centavitos. Lo que habíamos hecho en Acapulco de estabilizar un mercado y tener más o menos la mitad del segmento, lo hicimos en la ciudad de México y doblamos la capacidad de producción. Asimismo, compramos el Grupo Garci-Crespo y Electropura.

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Lo que se hizo fue consolidar Gemex, modernizar las plantas y llevarla al mercado de valores. Con el volumen de la ciudad de México, más todos los demás territorios, más el desarrollo del sureste -hicimos plantas en Mérida, Campeche y estamos construyendo en Cancún-... ya desde hace tres años éramos los más grandes del mundo. Ahora ya lo consolidamos... ¡Más lo que se acumule!

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¿Qué hay detrás del Reto Pepsi?
Es una campaña internacional que empezó en Dallas, donde se demostró que la gente prefiere el sabor de Pepsi Cola. Tan fue así, que hace como 10 años Coca-Cola cambió su fórmula. En pruebas ciegas ellos mismos se dieron cuenta de que Pepsi era más requerido por sabor y que solamente los mantenía la imagen publicitaria.

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¿Ha hecho la prueba a ciegas alguna vez?
Sí.

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¿Usted sabe cuál es Pepsi?
Sí la reconozco pero tengo muchos años catando productos. Ya no es chiste conmigo. La gente que no sabe se sorprende. 60% de la respuesta es Pepsi. Por eso, Coca-Cola ataca tanto el Reto. Lo ataca mucho porque como cambiaron la fórmula y luego tuvieron que regresar a la otra, pues les demostró el gusto por Pepsi. Es un sabor un poco más dulce que el de la Coca.

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¿Qué se siente ser designado el Embotellador del Año de Pepsi e todo el mundo?
Cada dos o tres años se hace una cosa de este tipo. Es muy emocionante. Más o menos, estás preparado anímicamente, sabes por qué te lo están dando. Ya nos han dado los premios de calidad mundial desde hace varios años.

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He sido un embotellador que ha tratado de ser independiente de ellos. No tengo asociaciones con ellos.

Pero le querían comprar hace tiempo…
Quisieron comprar. Estoy dispuesto –les dije- a asociarme con ustedes pero yo controlar la corporación y hacer lo que hemos hecho bien. Cuando la compañía se dedique a vender concentrado y a mejorar imagen de marca, pues yo soy el operador. Al final de las cosas tendrá que ser una asociación en los próximos años, hasta que yo llegue a la edad del retiro. -

Siendo una compañía pública, también hay que ser cuidadosos. Ellos me necesitan mucho aquí. No nada más por lo que tengo –el sureste, Guerrero, Pachuca, Morelos y la ciudad de México- sino por todo lo que hay que hacer y que nosotros somos el único grupo calificado para desarrollar, fusionar o adquirir. Tenemos la capacidad para hacerlo. En Gemex estamos desarrollando el agua Electropura, que v muy bien. Estamos haciendo dos plantas nuevas.

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¿Cuánto invirtieron?
Fueron como $15 millones de dólares. Es maquinaria que nadie tiene, nosotros estamos totalmente integrados. Por ejemplo, hacemos la botella de plástico, el tapón, la preforma, todo. Hemos hecho muchas cosas revolucionarias en empaques y las seguimos haciendo.

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Hemos visto que en el negocio del dulce hay noticias que no son tan dulces. ¿Qué pasó realmente en Puerto Rico cuando iba a adquirir un ingenio y lo acusaron de lavado de dinero?
El gobierno de Puerto Rico es el que controla la industria azucarera, que ya no existe. Producen 50,000 toneladas de azúcar. Aquí en México se producen cuatro millones y el consumo de Puerto Rico es de 250,000; importan 200,000 toneladas. Ahí había tres ingenios azucareros. El gobierno quería tratar de restablecer el campo, porque Puerto Rico llegó a producir un millón de toneladas. Las mafias se lo acabaron. En el proceso de reprivatización se hizo un concurso muy vigilado que ganamos nosotros. Los segundos y terceros lugares, que son los que controlaban la importación del azúcar, se pusieron a inventar todo esto de una manera muy sucia. Lo que ellos querían era no perder el negocio de la importación.

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Queríamos tener un acceso al mercado norteamericano, trabajar ahí dos o tres años, poder mandar azúcar mexicana a Puerto Rico, comercializar directamente al precio estadounidense. No tener que esperarnos al TLC, que son tres años, y empezar a desarrollar la industria de Puerto Rico, porque tiene los precios de Estados Unidos.

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Ya nos volvieron a llamar. Estamos viendo si nos conviene. Nos da mucho gusto y estamos viendo de qué manera estamos blindados, para que no nos empiecen a atacar, porque es un ataque que luego se desvía al país. De por sí estamos fregados, para que además tengamos imagen de narcotraficantes y lavadores de dinero (a mí me gusta plancharlo, no lavarlo).

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¿Por qué se empieza a vincular a muchos empresarios con el lavado de dinero?
Aquí al empresario que tiene éxito o lo vuelven homosexual o narcotraficante. Nunca sabe uno de qué se va a morir. Se ha dado mucho el manejo del narcotráfico aquí, no necesariamente de los empresarios mexicanos. Está determinado quién maneja el narcotráfico, la corrupción estuvo en las autoridades judiciales.

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¿Y qué hay del polémico asunto de la construcción del edificio El Águila?
Nosotros teníamos un proyecto para construir un edificio de oficinas con un hotel. Acababa de salir de la cárcel Sergio Bolaños. El asunto me lo recomendó la Secretaría de Hacienda, para que trajera dinero que tenía en el extranjero. La idea era que se trajera ese dinero al país y creo que fue una de las condiciones que le pusieron a Bolaños cuando le dieron el perdón o hicieron un convenio. Yo lo fui a checar con Pedro Aspe y con toda la gente. Este cuate es un bullshiter, nunca nos compró; hicimos un contrato de compra-venta, que iba a traer los dólares y nunca nos pagó. No hemos perdido el terreno.

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Y en cuanto a la situación general de la economía. ¿Cómo salir de la crisis? ¿Vamos por el camino correcto?
Hay que recordar qué se está tratando de hacer con este plan de choque. El problema de liquidez que se le presentó al país era inesperado. El país iba creciendo, estaba bien, dos años estuvimos cumpliendo todo. Como iniciativa privada siempre le cumplimos al sector financiero internacional, colocamos, ganaron dinero en muchas colocaciones, nos prestaron dinero, les estuvimos pagando. Sobre todo, les compramos mucho equipo, eso causó déficit, que financiábamos con préstamos, porque todavía no imprimimos dólares.

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La apertura causó todo esto. Pero se modernizó la industria, hubo mucho flujo y realmente esto no tenía razón de pasar. El peso estaba sobrevaluado, pero un 15%. Lo que hizo Jaime Serra Puche de mover la banda en ese momento era lo que estábamos esperando. La forma en que se hizo a lo mejor no fue muy ortodoxa.

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Cuando el país va bien despierta muchas envidias. Esto de empezar a retirar los mercados, retirar los apoyos, no se vale. Cuando tú estas trabajando en un negocio y te retiran un fondo fijo, te paralizan y te obligan a hacer muchas cosas. A los mercados internacionales, en noviembre del año pasado, les pagamos 8% de interés en dólares y ahora 18 ó 20%. Ha sido el negocio del siglo para ellos, con las mismas garantías que tenían. Independientemente que ahora pueden venir a invertir y a comprar posiciones en compañías mexicanas por un tercio de lo que valen. Eso en el fondo es lo que hay detrás de esto.

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¿A ellos es a los que se refiere como enemigos?
Hay muchos enemigos del país, hay muchos intereses creados en estos asuntos. Se les pasó la mano. Vino una devaluación muy fuerte que, sin embargo, en comparación con la del 82, las importaciones bajaron a una tercera parte y las exportaciones subieron.

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Aquí, han aumentado mucho las exportaciones pero las importaciones no han bajado dramáticamente. El superávit se está dando por un aumento desproporcionado de exportaciones. Claro, parte de lo que se importa se vuelve a exportar. Es porque tuvimos la infraestructura que no teníamos en 1982. Eso le está dando una gran viabilidad al país ante el mercado internacional. ¿Por qué? Porque seguimos exportando mucho, pero a la vez estamos importando. Significa que se sigue manejando un comercio muy fuerte y estamos teniendo un superávit que no teníamos antes.

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Creo para fin de año, vamos a tener un superávit de unos $7,000 millones de dólares. Las importaciones van a seguir bajando.

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¿Cuál es el problema básico de la economía? Que se llevaron $25,000 millones de dólares en Tesobonos, qué estaban aquí.

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De la misma manera que esto se precipitó muy rápido, se está corrigiendo. En 82 la inflación llegó a dispararse a 200%. Tardamos tres años o más en estabilizarla y luego vino otra vez la crisis al final. Posteriormente, volvió a subir la inflación y tardamos otros tres años en bajarla.

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Ahora el país no ha aumentado dramáticamente su deuda, básicamente la sustituyó. No vamos a tener más incremento, puesto que estamos superavitarios.

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Lo que el gobierno se tardó antes en volver a los mercados, siete años, estamos haciéndolo ahora en cinco meses; y tuvimos una devaluación de un 70-80%, cuando hemos vivido devaluaciones de $70 pesos a $150, $200, $500, $1,000... hasta $3,000.

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El problema aquí era la deuda interna, de las empresas y la gente en lo particular. En los últimos cuatro o cinco años, a través de las facilidades, créditos baratos... compró y se endeudó. La crisis viene en el endeudamiento interno de las micro y mediana industria con la banca nacional, a través de todos sus instrumentos. Claro, viene el apretón para gente que está acostumbrada a tener un nivel X de vida. También el gobierno tiene problemas, debe empezar a pagar intereses muy altos. La banca tiene 9 ó 10% de dinero capitalizable, el resto es de otra gente. Ahora existe eso que antes no había.

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Eso se va a corregir. Las reservas del país están en $ 10,000 y pico de millones de dólares y se están sosteniendo. Van a tener una posición mejor a fin de año.

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Para 1996 las empresas mexicanas van a ser más precavidas. Vamos a crecer porque vamos a tener una contracción de 3.5 o 4% y porque eliminamos el problema inflacionario. La inflación se va a ir bajando; para diciembre estaremos trabajando a base de probablemente 1.5% en ese mes. El año entrante tendremos una inflación de 20% si tenemos disciplina.

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¿El gobierno de Ernesto Zedillo está a la altura de las circunstancias?
El programa de ajuste fue muy difícil, pero era el que se tenía que hacer. Porque si no, iba a empezar a reactivar la economía del país hasta el cuarto año, y el problema social y político se le iba a agudizar. Es mejor hacerlo hacerlo ahora, cuando se está corrigiendo todo.

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Es un presidente que calculó bien que no pasara lo que pasaba los años anteriores. Primero quiso tener todas sus canicas acá, los préstamos garantizados. Jugó muy bien las cartas. Por su parte, el Secretario de Hacienda está haciendo una labor extraordinaria. Vi a empresarios agradecidos por la forma tan clara y tan abierta de explicarles cómo estaba esto.

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En 1982 lo que se hizo, por ejemplo, fue no reducir circulante sino soltar: subió 40% y la inflación se fue a 200%. Si se nos va eso del país, la credibilidad externa se pierde. Eso nos puede meter a una suspensión de pagos y, ahora sí, se quedan con el país.

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El presidente tiene un gran soporte en el Secretario de Hacienda, que está manejando la política económica del país. El presidente también conoce mucho de economía, de cuestión hacendaria, a pesar de que no estuvo ahí, sino en el Banco de México.

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Se está restableciendo la confianza, hay buena opinión internacional del país, hay apoyos. El gobierno ha cumplido con su parte, no tiene déficit. Esos factores van a ayudar a que regrese esto más rápidamente a la normalidad. Tenemos mucho más país, infraestructura, organización, competitividad. La prueba es cuánto estamos exportando a N$6 nuevos pesos; se supone que no debemos exportar ni un clavo. Todavía somos una ventaja.

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Pienso que se tratará de que el peso, que está muy subvaluado ahorita, tenga una estabilidad. No va a haber tanta presión; una vez que se empiecen a pagar los últimos Tesobonos. Los inversionistas quieren venir. Quienes sacaron los $25,000 millones de dólares los llevaron a Estados Unidos. El mercado estadounidense está muy calentado en los mercados de dinero. Si baja la tasa de allá, va a ser mucho más atractiva la mexicana. No tienen muchos lugares dónde colocar su dinero.

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¿No le preocupa el hecho de que lo macroeconómico empiece a marchar bien, pero que haya riesgo de descomposición social?
El mexicano siempre trae una torta cuando nace. Se ha dicho que hay más hambruna, y creo que no es cierto. Tenemos mucho más abastecimiento, mejor producción de alimentos. El nivel de vida que tenía el mexicano subió en general y en el apretón se crea mucha especulación. Ha habido un problema grave de desempleo, que se ha maximizado sin razón de ser.

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Siempre les digo a los empresarios mexicanos que recuerden que el país se hizo grande a través de ellos y los trabajadores, que no nos apaniquemos. Aquí ya hacer reajustes es un pasatiempo. Se han preparado para reajustar, considerando que vamos a tener una crisis de dos o tres años. El desempleo va a empezar a abatirse el año entrante, cuando se reactive la economía, una vez que terminamos de reestructurar la deuda, que ya no hay ningún chantaje, de que ya no nos vayan a dar los dólares. La perspectiva que veo es buena. Estamos ahora como quien dice al 60%, nos falta un 40%, que es importante.

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¿Los empresarios mexicanos están haciendo su parte en esta crisis?
Hay muchos muy apanicados. México es un país de rumores y satanizaciones. Sin embargo, tenemos un territorio enorme y con tantos habitantes que es cuestión de ponerlos a girar. Hay países que tienen la desgracia de tener muchos habitantes y no tener terreno, como Japón y Francia. Hay algunos que tienen mucho territorio y no tienen habitantes como Argentina. Nosotros tenemos un ch... de habitantes y muchísima tierra. El país no se va a desbaratar en las manos, están las infraestructuras, las fábricas, el campo, la minería...

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También tenemos el seguro de vida de estar pegados a Estados Unidos. Hay que ver a las grandes economías mundiales: Alemania se está quedando con Europa; Japón con Asia y Estados Unidos con sus chivitos que tenía atrás, que es donde puede crecer. Dentro de una hegemonía económica se está repartiendo el mundo. La inversión que tienen aquí es enorme. Ellos nunca van a cambiar con su mentalidad. Ellos son tránsito y nosotros somos permanente. Nosotros todavía somos familia, ellos son operadores, cada uno que viene trata de tener la mejor ventaja.

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¿Se refiere a Pepsi?
A cualquier compañía extranjera que venga. Los que manejan las corporaciones son ejecutivos que vienen a ver cómo magnifican resultados y a ver a quién ch... Así es, pero a la larga van a necesitar de nosotros.

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Usted que pasó de ser mensajero a uno de los hombres más ricos de México, ¿cree que este sea un país de oportunidades?
Tengo que creer en lo que soy y quién me hizo. No tengo inversiones fuera del país, por eso me ha afectado más esto. México me ha dado todo. Soy de la filosofía de "todo lo que haga aquí, aquí se queda". Es una política que me da resultado.

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He tenido la oportunidad de entrar a otras áreas y ayudar también a México. Ya no puedo hacer más en refrescos. Todo los excedentes que tenía los he invertido en azúcar, turismo.

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No me ha pagado mal el país. Funciona el sistema. ¿A qué se debe? A jugársela, a no descorazonarse. Lo que pasó son ciclos que están en todas las economías. Vamos a seguir creciendo, el país no se va a ir. Esto nos retrasó dos años, pero funciona. La gente no se acuerda. Si dicen que ahora está mal, que vean cómo estábamos en febrero o marzo.

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Todavía hay mucho por hacer. Estoy en el Fondo Chiapas. Cuando me puse analizar, vi que ese estado atiene el 2% producto interno bruto del país y cuenta con lo que no tienen muchos estados.

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Que el país me haya permitido hacer lo que hice y donde he llegado, es con la concurrencia de toda la gente que ha trabajado conmigo. Eso me motiva para tener la filosofía de que todo lo que haga se quede.

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