La cerveza de los desperados
Nuevamente la imagen de un indio adormilado –con calzón de -manta, sombrero y sarape, junto al consabido saguaro– como símbolo de lo mexicano, recorre Europa. Y es que para muchos europeos, el indio sigue dormido, como si México no hubiera vivido el desarrollo estabilizador, la crisis de la deuda externa, la globalización, la tecnocracia y la apertura de mercados.
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Pero ahora hay diferencias. En las principales ciudades europeas no se utiliza esa imagen como un detalle folklórico, sino como un recurso “desleal” de la competencia para arrebatarle adeptos a dos de los productos mexicanos más -exitosos de este fin de siglo: la cerveza y el tequila.
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Resulta que, desde finales del año pasado, la empresa Heineken comenzó a producir una cerveza que contrarrestara el éxito que la bebida mexicana de malta tiene en el mercado europeo.
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La cerveza se llama Desperados y en su publicidad utiliza la tradicional imagen del mexicano del sombrero y el sahuaro. Para hacerla aún más mexicana, los productores de la cerveza holandesa incluyeron un ligero sabor a tequila y, desde luego, no la envasan en las botellas verdes características de Heineken, sino en frascos transparentes que la asemejan más a la bebida hecha en México.
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Elaborado en una de las plantas de Heineken en Francia, el producto comenzó a circular masivamente en el Viejo Continente, apoyado por las redes -distribuidoras que la empresa tiene en todas las naciones de la Unión Europea. Muchos consumidores tienen la idea de que se trata de una nueva cerveza mexicana.
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La estrategia de Heineken se basa en que la cerveza mexicana en su envase transparente ya ha logrado tener un mercado amplio en los principales países consumidores y productores de cerveza, como Alemania, Bélgica y Holanda.
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Por eso, al hacer una cerveza tipo mexicano –a la que además se le agregó sabor a tequila–, Desperados fue producida con una idea clara de enfrentar a las bebidas made in México, pero con la ventaja competitiva que otorga la facilidad de ser producida y distribuida por empresas europeas.
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No es la primera vez que el éxito de la cerveza mexicana se enfrenta a “juegos sucios”. En los últimos cinco años ha tenido que soportar difamaciones (que contenía orines), proteccionismo (que no era benéfica para la salud) y diversas trabas para conquistar y mantener los mercados ganados.
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En el nuevo capítulo sobre Desperados –nombre de un libro que circuló con éxito en la década pasada y de una película estelarizada por Antonio Banderas–, las dos grandes empresas mexicanas (Cuauhtémoc-Moctezuma y Modelo), la Secretaría de Comercio y el Banco Nacional de Comercio Exterior han unido esfuerzos en contra de Heineken.
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Se trata, dice José Luis Rangel, consejero comercial de México en Holanda, de “una competencia desleal, pero no ilegal”, por lo que existen ciertas dificultades para hacer frente legalmente a la forma en que la -Heineken quiere parecer mexicana para quedarse con el mercado conseguido gracias a los esfuerzos de las empresas nacionales.
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El boom de la cerveza mexicana en el mundo ha provocado que tan sólo el año pasado se exportaran alrededor de $360 millones de dólares de esta bebida, cantidad superior en 20% a los poco más de $300 millones de 1995. Cabe señalar que una buena parte de estas exportaciones se realizó a Europa.
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Quizá como venganza de Moctezuma –no de la marca, sino del emperador azteca–, en Estados Unidos ha comenzado a circular un anuncio en el que un envase de cerveza Corona destroza a una botella verde, la cual se asemeja a la que tradicionalmente ha caracterizado a la Heineken.