¿Comedia o tragedia?
"Quizá sea un eterno agonizante, pero mientras haya buenos montajes el teatro tiene futuro." La frase de Federico González, director de contenidos de CIE, expresa el sentir de buena parte de la comunidad de este arte en México, donde los escenarios subsisten gracias a las pocas producciones de éxito que permiten a los empresarios tener un "porcentaje de bateo" que haga rentable la escena.
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En la cartelera de la ciudad de México –por lejos el mayor mercado del país– conviven cada semana los anuncios de alrededor de 40 montajes. Sólo un par de ellos tendrá ocupadas por completo sus butacas; para el resto, entre siete y ocho de cada 10 lugares quedarán vacíos. Sin embargo, los verdaderos éxitos de taquilla son capaces de recuperar hasta 20 o 30 veces su inversión, como sucedió con los montajes 11 y 12, de Roberto Gómez Bolaños; La señora presidenta, de Gonzalo Vega y Los monólogos de la vagina, de la dupla Morris Gilbert y CIE.
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Para un hombre de negocios, "la apuesta en el teatro es ir por ese garbanzo de a libra, que es el que hace que todo mundo siga intentando producir obras", sostiene González.
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Pese a que no existen estadísticas sobre asistencia o recaudación en taquilla, CIE estima que anualmente los teatros capitalinos reciben a poco menos de un millón de espectadores con boleto pagado. Una cifra pequeña si se considera, por ejemplo, que la inversión para un espectáculo musical es de entre $1 y $1.5 millones de pesos (30% de los cuales se destina a escenografía), mientras que las representaciones convencionales (de escaso elenco y poca escenografía) requieren de $700,000 pesos a $1 millón (una tercera parte de esta cantidad se gasta en publicidad).
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Para recuperar su inversión, un montaje de este tipo exige, al menos, llevar cada noche a 52 personas con boleto pagado (a un precio promedio de $80 pesos) durante seis meses con siete funciones por semana. Después de eso empezará a generar utilidades.
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Los productores acuden cada vez más a los elencos reducidos y a las alianzas entre empresas para sobrevivir. Incluso en los casos de obras exitosas apuestan a las giras nacionales e internacionales como vía de acceso a recursos adicionales. Así, la agonía del teatro como negocio puede continuar, mientras llega el garbanzo de a libra que la haga rentable y permita un mañana a esta actividad.
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