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La vida después de TED

Richard Saul Wurman se cansa de la falta de originalidad en las conferencias de TED y crea WWW, un ‘jazz intelectual’.
lun 12 noviembre 2012 04:39 PM

Mientras que Richard Wurman, creador de las conferencias TED -Tecnología, Entretenimiento y Diseño-, intenta calmar los nervios previos a la inauguración de su nuevo proyecto en la piscina de un hotel californiano, llegan para hacer check-in alrededor de 40 ponentes de alto perfil, incluyendo al ilusionista David Blaine, el arquitecto Frank Gehry y el músico y productor Quincy Jones. Faltan unas horas para que empiece el evento con un costo de 16,000 dólares por boleto. En él, los expositores tendrán pláticas de uno a uno en "una exploración energética del arte perdido de la conversación".

Un mesero se acerca a la alberca para recoger los restos de la hamburguesa con queso, sin pan, que Richard Wurman almorzó y pregunta con ensayado profesionalismo: "¿Cómo estuvo todo?".

Wurman se irrita: "Todo -responde con la mandíbula apretada- estuvo bien". El mesero rompió una de sus reglas de conversación: "Nunca le preguntes a alguien: ‘¿Cómo está todo?'. No es una pregunta que puede ser respondida", señala Richard Wurman. La peor es "ajá", que, según el ex arquitecto, cartógrafo y diseñador urbano, no es una señal social inofensiva, sino un tic sin sentido utilizado por los malos oyentes que fingen entender a alguien cuando no es así. Cada detalle es importante para crear las conversaciones de sus eventos, enlazadas por temas, comidas y descansos musicales que, en su conjunto, se perciben como si fuera una obra de teatro.

Es algo que Wurman siente que logró con TED, el cual patrocinó por primera vez en 1984, en Monterey, California. El evento creció hasta que Wurman lo vendió en 2001 a la Fundación Sapling por un monto reportado de 14 millones de dólares. El evento desarrolló un estatus de culto, que atrae a miles de seguidores que intentan conseguir los boletos de 7,500 dólares para cuatro días llenos de "pláticas de toda una vida", con una duración de 18 minutos. Los videos de las  charlas de TED han recibido más de 800 millones de visitas en línea hasta la fecha.

Sin embargo, según Wurman, hoy en día TED está demasiado orquestado. Por eso quiere que WWW sea un ejercicio de improvisación a través de la conversación o, como dice el lema de su conferencia: ‘jazz intelectual'. El nombre del evento, WWW, sugiere una larga lista de palabras que comienzan con ‘W', incluyendo wanderlust (pasión por los viajes), warming (cálido) y wizardry (hechicería).

Megan Smith, vicepresidenta de Google y oradora invitada en WWW, está de acuerdo: "Las pláticas de TED hoy en día están muy preparadas, con lo que se respeta el tiempo de la gente, pero ya no hay tanta información no procesada".

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Para lograr el ‘jazz intelectual' en WWW, Wurman reúne a dos personas, por ejemplo, el creador de Los Simpson, Matt Groening, y David Brooks, columnista de The New York Times. O el chelista Yo-Yo Ma y la estrella de hip-hop Will.I.Am, con la esperanza de que surjan algunos "buenos momentos de sinceridad".

En una época en la que internet da a la gente acceso a las ideas de todo el mundo, incluyendo las de expertos y líderes consumados, aún hay un negocio para las conferencias presenciales donde los que tienen mucho poder van en busca de inspiración.

Ahí está el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza para las entidades financieras, el Retiro en Sun Valley para los magnates de los medios y el Fin de Semana Renacimiento para el sector político.

Existe también una serie de ramificaciones e imitadores de TED, desde EG y tedmed -ambos iniciados y luego vendidos por Wurman- hasta los festivales ultrahipertecnológicos, como el South by Southwest, PopTech y Techonomy. Wurman agregará otros tres a la mezcla en los próximos tres años: Profetiza 2025, la Cumbre de los Nerds y los Vejetes (Geeks and Geezers Summit), y fedmed.

El modelo de negocio de patrocinio de conferencias se ha vuelto cada vez más atractivo para los diferentes sectores empresariales que buscan nuevas formas de exprimirle dinero a sus marcas. Para los asistentes que pagan cifras de cuatro a cinco dígitos por estar ahí -a veces seis por los boletos premium-, el atractivo es la promesa de estar a la vanguardia de un nuevo pensamiento, uno que aún no se ha esparcido en internet ni se ha diseminado de forma viral en las redes sociales.

Dos sofás grises con cojines rojos se enfrentan entre sí en el escenario, con un sillón en medio -el trono de Wurman los próximos días-. A la izquierda hay una serie de esculturas florales de cristal realizadas por el artista y empresario Dale Chihuly. A la derecha hay un minipiano de cola y dos sillas, donde los chelistas Yo-Yo Ma y Mike Block llevarán a cabo su ‘conversación' programada sobre música. El telón de fondo es una pared de cemento gris. Los interludios musicales o la atención momentánea a las esculturas de flores pretenden llevar la mente a un estado de contemplación.

Que comience el jazz

La logística de WWW ha sido cuidadosamente pensada. Wurman eligió el auditorio -en Esri, una compañía de software de mapeo en Redlands, California- debido a su ubicación, una pequeña ciudad desértica 100 kilómetros al este de Los Ángeles y lo suficientemente apartada de cualquier reunión o comida de negocios que pueda alejar a los asistentes. El hotel que hospeda a los ponentes y asistentes está a 30 minutos en auto, y sólo hay un autobús al centro de conferencias que sale a las siete de la mañana en punto y regresa a las ocho de la noche.

El éxito depende de cada asistente, ya que los resultados son tan variados como las conversaciones en sí mismas. Algunas fluyen libremente, como cuando  Brooks y Groening compararon procesos creativos.

La charla entre Herbie Hancock, pianista y compositor, y Will.I.Am, estrella de pop y gurú de los negocios, se convirtió más en un espectáculo de un solo hombre en que el hip hopero dominó el escenario. "No necesitamos otro músico que venga del gueto", dice Will.I.Am, refiriéndose al barrio de las afueras de Los Ángeles donde creció. "Necesitamos un Mark Zuckerberg", concluyó el integrante de la banda Black Eyed Peas.

Para David Blaine, quien se enterró vivo en Nueva York durante una semana y pasó 44 días en una caja transparente en Londres con nada más que agua, encontrar la verdad es una cuestión de olvidar. Cuando la directora de cine y teatro Julie Taymor le preguntó por qué lo hace, él respondió: "Cuando llego al límite, me olvido de todas las tonterías".

Lee Larson, filántropo y uno de los pocos asistentes que pagó por su boleto, señaló el evento como "una oportunidad perdida" para desarrollar sabiduría. "Momentos de ‘asombro' profundo que resultaran de este ‘jazz intelectual', ¡ninguno!" comenta Larson. "Hubiera preferido mil veces dar el dinero a la caridad". Más tarde, Wurman concordó en que 10,000 dólares hubiera sido un precio más apropiado para el evento. El organizador no especificó cuántos boletos se vendieron, pero dijo que son apenas los suficientes para cubrir los gastos. La mayoría de los participantes son amigos de Wurman y asistieron sin costo para ayudarle a llenar el auditorio. Como proyecto de negocio, esta conferencia en particular puede parecer un fracaso, pero ése no es el punto que  Wurman pretende probar.

"Yo encarecidamente le pedí que no lo hiciera", dice Nicholas Negroponte, amigo de Wurman, fundador del MIT Media Lab y del programa ‘Una laptop por niño', quien habló en el escenario con Megan Smith, de Google. "Él creó estas otras conferencias, las vendió y enfrentó grandes peleas con todos los nuevos propietarios. No es bienvenido en todas ellas. Pensé que sus motivaciones estaban equivocadas, que estaba tratando de vengarse". Aunque la nueva conferencia tiene como invitados a muchos peces gordos y a un puñado de asistentes dispuesto a pagar para mezclarse con ellos, la brecha tecnológica que existe con TED es obvia .

Wurman llama al evento "el gran salto hacia atrás", tanto respecto de TED como del hiperconectado mundo moderno. "WWW podría haber tenido lugar hace 2,500 años, con Aristóteles y Sócrates en el escenario", afirma.

Se busca talento

El primer día, sólo una mujer, la directora Taymor, participó en el debate en los sillones grises y rojos, del total de 24 espacios vacantes para ponentes. Al día siguiente, había cuatro mujeres.

Taymor le pregunta a Wurman por qué. "Se lo pedí a las mejores personas que conozco", le responde. "Cuando se lo pido a las mejores personas que son mujeres, por lo general me rechazan. Una tras otra me rechazan. No les importa estar en los consejos de administración, pero no consideran hablar frente a un público una forma de participar".

O, simplemente, están hartas de las charlas en público. Todas las conferencias relevantes les piden hablar a las mismas mujeres que están en la cima de sus campos de acción y frecuentemente sucede igual con los hombres.

Incluso el ya consolidado evento TED se está quedando sin ponentes que invitar y, por lo tanto, se le están agotando las grandes ideas. Tuvo que recurrir a estrategias televisivas estilo reality, patrocinando una serie de audiciones tipo American Idol para identificar a los ponentes para futuros eventos.

En www, conversando con Yo-Yo Ma, el columnista Brooks le echa la culpa a la falta de nuevos talentos en la época. La última década de oro de los pensadores de la no ficción fue, dice, entre 1955 y 1965. En aquel entonces, los escritores buscaban alejarse de la idea de grupo que se desarrolló en la Segunda Guerra Mundial para reafirmar su individualidad. Hoy en día, no hay tal lucha cultural. "Nuestra cultura se ha vuelto moralmente más difusa", señala.

Matt Mullenweg, el asistente más joven en pagar boleto y fundador de la plataforma gratis de blogs WordPress, dejó la Universidad de Houston tras dos años de estudio para crear su empresa de alta tecnología. Para él, las conferencias como WWW o EG sustituyen a la universidad. En su opinión, los 16,000 dólares equivalen a una colegiatura.

"Siempre salgo de ahí sintiéndome inspirado y cargado de manera creativa", afirma Mullenweg. "Como ejecutivo, tienes que buscar oportunidades de aprender, porque no es algo que vaya a suceder naturalmente. Al ser parte de una empresa de crecimiento acelerado, recibes cientos de correos electrónicos al día, manejas a cientos de personas. Esto puede fácilmente absorber todas las horas que estás despierto, por lo que no te queda tiempo para meditar. Este evento te sirve para dar un paso atrás".

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